Capítulo 13

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(Kelsey)


-Perdóneme señora pero vengo a decirle que las chicas ya tienen todo preparado para cuando La Luna y usted estén listas.

-Gracias Bibi, no me había dado cuenta de todo el tiempo que nos hemos entretenido mirando este libro. Enseguida iremos -dijo antes de que Bibi se fuera. Se giró hacia mí- ya es la hora ¿Preparada?

-¿Para qué? -pregunte confusa.

-¿Para qué va a ser? Para la ceremonia. No todos los días un hijo encuentra a su Luna.

Sin dejarme responder me agarro del brazo y tiro de mi por los pasillos hasta llegar a un aposento. Dentro había preparadas varias doncellas con: una tina, jabón, otras con peines y maquillaje, y las últimas estaban planchando un vestido blanco con pedrería, precioso.

-Vamos mi Luna, ponte en sus manos ellas te ayudaran.

-Pero...

-Nada de peros que se nos hecha el tiempo encima.

-Puedo arreglarme sola.

-Las doncellas están encantadas de servirte. Además les hace ilusión hacerlo.

Mire de a las chicas, todas estaban sonriendo esperando poder pasar tiempo conmigo.

-Así que no te hagas de rogar –dijo sonriendo ella también.

Y sin más me empujo adentro de la habitación antes de irse. Donde las doncellas empezaron a guiarme hasta la tina a la vez que me ayudaban a quitarme el vestido. Aunque intentaba resistirme acabe desnuda en la tina mientras dos de las doncellas me frotaban con el jabón. Me sentía totalmente avergonzada e incómoda. También me lavaron el pelo.

Cuando todo mi cuerpo olía a las rosas de la esencia del jabón me ayudaron a salir y secarme con las toallas. Entonces mientras unas me peinaban y las otras me maquillaban podía escuchar a Yanet hablar sobre lo ilusionada que estaba.

Ella ya estaba arreglada porque había aprovechado mientras yo estaba en la tina. Llevaba un bonito vestido de corsé azul marino. Combinado con joyería de plata. Lo que me hizo preguntarme como podía ser. Yo pensaba que la plata mataba a los hombreslobo.

-Tengo tantas ganas de verte con el vestido, que casi no me puedo ni aguantar. Ponérselo -ordeno a las doncellas.

Cuando me acercaron el vestido no pude evitar tocarlo. Era más suave que un pétalo de una flor y la pedrería hacia que el vestido brillara como un diamante.

-No puedo aceptar este vestido. Es demasiado -dije soltándolo y mirando a Yanet.

-Ese vestido es tuyo. Todo lo que hay en esta casa es tuyo. Es tu casa.

-Pero...

-Lo ha elegido Rory especialmente para ti mi Luna -me interrumpió- Si lo prefieres aviso a Rory para que te lo diga el en persona, seguro que él solucionara esto.

-No, no hace falta que le avises.

Lo último que quería era que Rory volviera y usara sus poderes para persuadirme o lo que sea que haga. Y menos ahora que no estoy vestida decentemente.

-¿Entonces te lo vas a poner? –pregunto ilusionada.

Dude durante un segundo antes de asentir. Sabía que si decía que no llamarían a Rory y tendría un problema más.

Las doncellas empezaron a moverse para ayudarme a poner el vestido. Era de mi talla, no hacía falta hacer ningún arreglo. En cuanto acabaron me pusieron frente a un espejo y no pude evitar mirarme de arriba abajo, me costaba encontrarme en ese espejo. Brillaba.

-Estás hermosa, mi Luna –dijo Yanet casi sin palabras.

-No me siento cómoda.

-¿Dónde te incomoda? –Dijo mirando el vestido por todas partes- yo lo veo bien.

-No me refiero a eso. Lo que quiero decir es que no lo veo bien en mí.

No quería decir que fuera feo sino todo lo contrario. Yo me sentía demasiado común como para un vestido tan brillante y fino.

-¿No te gusta? –Pregunto sorprendida- Pero estas hermosa.

-Sí, es precioso pero...

-Tranquila –escuche la voz de Rory.

Mire al umbral de la puerta pero ahí no había nadie. ¿Me había vuelto loca? Juraría que había escuchado la voz de Rory. Decidí que me lo había imaginado. Solo me faltaba escuchar voces.

-No estás loca –volví a escuchar la voz de Rory.

Otra vez la puerta estaba vacía. Molesta me fui hacia el umbral pensando que estaría allí escondido.

-¿Dónde va Luna? –pregunto Yanet confusa.

-Es que me ha parecido escuchar la voz de Rory –le contesto volviendo a entrar.

-Te habrá hablado por el vínculo –dijo como si nada.

-¿Qué es eso? –pregunte confusa.

-Es algo común entre mates. Puedes estar tranquila. Ahora por favor dime que le pasa al vestido.

-No le pasa nada. Solo que no lo veo... que no me siento digna de tal vestido.

-No digas tonterías. Estás perfecta. Y ese vestido te pertenece.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Que este es el vestido que el Alfa de la manada ha elegido para su Luna. Si no lo quieres lo tienes que hablar con Rory para hacerle cambios o lo que tú no veas bonito. Pero tú acabas de decir que te parece perfecto por lo que no entiendo que no lo quieras usar. Eres preciosa.

No tenía argumentos a sus palabras. No sabía cómo salir de esta. Así que me quede callada.

-Venga vamos que ya están todos listos en el patio. Señoritas por favor vayan al patio, enseguida vamos.

Todas salieron corriendo para poder estar presente en el patio.

-Ahora es tu momento ¿Quieres ir sola o prefieres que te acompañe?

-No sé ni a que me estas llevando Yanet. No sé para qué me estas preparando.

-Rory me a icho que prepare la ceremonia y que mejor que lo más pronto posible. Todos en la manada quieren conocerte y están impaciente por verte.

-¿Ceremonia? ¿Qué ceremonia?

-La de la unión con tu mate. Con el Alfa. Y la de la Luna de la manda.

-Pero yo no sé nada de eso –dije rápidamente al tiempo que Yanet empezaba a andar por el pasillo.

-Tranquila, sabrás que hacer. Sino pídele a Rory por el vínculo que te ayude. Te dejo para que te mentalices. Estaré en la puerta del patio.

Me dejo sola en la habitación. Confusa y sin saber qué hacer.

El misterio del camafeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora