Capítulo 14

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(Kelsey)


Notaba que empezaba a hiperventilar o por lo menos notaba que me costaba respirar y el corazón me palpitaba tan rápido que estaba preocupada de que se saliera de su lugar. Yanet me había dicho que usara el vínculo que me unía a Rory pero yo no sé qué es eso ni cómo funciona ni nada.

Me estaba agobiando demasiado. No quería ir y quedar mal, ni hacer quedar mal a nadie por un error mío ¿Pero que debía de hacer? solo veía dos opciones: la primera era salir huyendo y arriesgarme a que me capturaran de otra manada o enfrentarme a la ira de Rory cuando él me alcanzara, y la otra era ir y rezar para que todo salga bien.

Opte por la segunda, no quería arriesgarme a herirme de nuevo.

Fui hasta la puerta del jardín, me notaba tambaleante. Yanet me esperaba ahí sonriente.

-Por fin apareces. Casi pensé que a Rory le daría un ataque. Me tenía frita por el vínculo preguntándome por ti -dijo enhebrando su brazo en el mío- Le he dicho que estabas asumiendo la situación. Yo te acompañare hasta él, mi Luna.

Sin darme tiempo a decir nada emprendió a andar, guiándome hasta el otro lado del jardín.

Pasamos por el medio del grupo de personas que estaba en el jardín. Aplaudían y me dedicaban halagos según me iba acercando al otro lado.

Entonces ante nosotras vimos la imponente figura de Rory. Me miraba fijamente mientras sonreía. Parecía feliz.

En cuanto llegamos a su lado Yanet cogió mi mano y la de Rory y las juntó.

-Os deseo una larga y feliz vida –dijo antes de soltar nuestras manos e irse junto a un señor, supongo que se esposo por como la coge por la cintura.

-¿Todo bien? –susurro apretando mi mano para llamar mi atención.

-Supongo, no lo sé –susurre nerviosa.

-Tu tranquila, solo tienes que pertenecer a mi lado durante la ceremonia y luego para el resto de la vida –dijo como si nada.

Pero antes de que pudiera decir nada, Rory llamo la atención de todos para que se callaran y prestaran atención a lo que iba a decir.

-Hoy nos hemos reunido aquí, en este día tan especial, para presentaros a la nueva Luna de la manada. Su nombre es Kelsey y como mi mate exijo el respeto que se merece...

De repente Rory dejo de hablar y todos quedaron en silencio. Yo no entendía nada.

Todo el mundo empezó a ponerse nervioso pero sin decir nada. El silencio era tenso, tanto que podía cortarse con un cuchillo.

De la nada un montón de lobos empezaron a saltar la valla del jardín, interrumpiendo en medio de la ceremonia.

Rory me puso tras él rápidamente.

-No te muevas –me dijo cuándo intente asomarme para ver qué pasaba.

Me quede tras él mirando su espalda que estaba rígida e intentando escuchar que pasaba.

-¡IROS DE AQUÍ! –ordeno Troy a gritos.

Solo pude escuchar mucho jaleo, mucho movimiento, gruñidos y aullidos.

-Cariño, Tenemos que sacar a nuestra Luna de aquí –escuche la voz de Yanet.

-Sí, llevárosla –dijo antes de girarse y mirarme- Vete con mi madre y no hagas nada que te pueda poner en peligro.

Sin darme tiempo a decir nada Yanet me cogió de la mano y Rory tiro de mí para atrás para que me fuera lo más rápido posible. Pero pude ver como uno de los lobos se transformaba en Angus. Me pare en seco impidiendo que Yanet tirara más de mí.

-Devuélvemela –le dijo a Rory.

-No sé de qué hablas Griffin –dijo sin perder los nervios- has interrumpido una ceremonia. Iros antes de que estalle.

-Ella me pertenece –dijo enfadado señalándome- yo la vi primero.

-¿De qué habla? –me pregunto Yanet e susurros.

-Nos cruzamos en un club de meretrices, señora Langton –contesto Angus que al parecer la había escuchado.

-¿De que estas hablando? –interrumpió Rory.

-No es lo que parece –acerté a decir antes de que pensaran que yo era una meretriz- Yo iba de cliente disfrazada como un chico.

Nos quedamos por un momento en silencio. Rory y Angus se estaban retando con la mirada. Estaban serios. Yanet me tenía cogida pero ya no hacia intención de llevarme con ella. Podía ver la preocupación en su cara.

Parecía que hablaran entre ellos, por sus historias de lobos, excluyéndome de la conversación.

-Aleja a tu manada –ordeno Rory.

-Solo si tú disipas a la tuya.

-Ir dentro –ordeno Rory.

En pocos minutos en el jardín solo quedamos Los padres de Rory, Angus junto con un lobo, Rory y yo. Rory me agarro de la cintura pegándome a su lado. Me hacía sentirme menos temerosa pero igualmente estaba nerviosa por la situación.

-¿Qué has venido a buscar? –pregunto Rory.

-A ella. La quiero.

-No es posible, ella es mi mate –dejo claro- No puede ser tu pareja. Así que no vas a encontrar nada aquí.

-No es mi mate, pero necesito hablar con ella.

-Lo que le tengas que decir lo puedes decir delante de mí.

-No puedo. No son tus asuntos.

-Estas interrumpiendo nuestra boda. Lo que significa que ella es mía y sus asuntos son míos también.

Sonó totalmente a que yo soy un objeto para él. Un objeto muy preciado, pero un objeto al fin y al cabo.

-Pero yo no soy nada para ti, mis asuntos son con ella.

-Deja las tonterías y di ya a que has venido o vete.

-Quiero saber cómo has conseguido el camafeo que llevabas colgando del cuello y exijo que me lo des.

Todos voltearon a ver que respondía. Inconscientemente me agarre el camafeo con la mano.

-Es... es mío. No te lo voy a dar –dije casi perdiendo la voz del nerviosismo.

-¿De qué está hablando? –pregunto Rory.

-Este camafeo me lo dio mi madre. Es mío.

-Eso es imposible –me cuestiono Angus.

-Si es posible y exijo que me des la otra parte del camafeo, la vi en el libro de las manadas –dije sorprendiendo a todos.

El misterio del camafeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora