Capítulo 23

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(Rory)


Deje a Kelsey descansando para ir a atender a Angus.

Por el camino pude notar como mis padres estaban reconciliándose ya que emanaron mucho amor de ellos. Lo que había pasado no había sido culpa de ellos, no estaban siendo ellos mismos en ese momento.

En cuanto llegue puede ver que hasta él había sufrido un poco las emociones que había provocado al morder a mi Luna.

Se levantó y se acercó a mí en cuanto entre al salón.

-Perdón por el destrozo, te lo pagare -se disculpó.

Entonces me di cuenta de que el sofá estaba demasiado bajo. Le había roto las patas.

-Discúlpame también a mí, seguramente mis hombres debieron comportarse igual. Espero que nadie de tu manada haya salido herido.

-Nadie ha sufrido ningún daño irreparable. Ahora si me disculpas, éntrateme el camafeo y me iré.

Lo iba a sacar del bolsillo cuando me di cuenta de que lo había dejado en la habitación.

-Espera, lo he dejado arriba. Vuelvo enseguida.

-Si no te molesta te acompañare.

Si me molestaba pero le había hecho esperar demasiado tiempo y seria descortés tenerle esperando por más. Le guie hacia mi habitación.

-Mi Luna se está recuperando de su ataque y está convaleciente, espero que entiendas.

Eso lo único que significaba era que como la mirara más de la cuenta o se creciera pensando que estábamos débiles, crearía la pelea.

Entro tras de mi con la cabeza gacha. Mire por la habitación y Kelsey estaba sentada en la mesa, donde Bibi le había dejado la comida. Tenía entre manos el libro que la había salvado. En cuanto me vio me miro con desaprobación y dolor en la mirada.

Me acerque a la mesa y Kelsey me giro la cara, no quería ni mirarme. Yo la mire durante unos segundos antes de ver los dos camafeos unidos. Los cogí y teniendo uno en cada mano le di el que no pertenecía a Kelsey al Alfa Angus.

Este lo cogió y lo miro, como si el tenerlo le fuera a cambiar la vida. Me miro sonriendo antes de guardarlo en su bolsillo. Vi como de reojo miro por un segundo a Kelsey. Entendí su tentación de ver como se encontraba. Al fin y al cabo es su medio hermana y tienen un vínculo.

-Se recuperará -le dije a modo de breve explicación.

-Vendré en alguna ocasión, a modo de visita.

-Siempre que haya paz, serás bienvenido a mi casa -dije.

Dicho eso le acompañé a la puerta y le vi marchar junto con su manada. En cuanto desaparecieron de nuestro territorio la gente de mi manada se acercó a mí preguntándome como se encontraba la Luna. Les dije que bien, que necesitaba descansar.

Una vez todos estuvieron calmados me fui a mi habitación, para encontrármela vacía. Lo único que había de Kelsey en esa habitación era su camafeo, así que lo cogí.

-¿Dónde estás? -pregunte por el vínculo a Kelsey.

No contesto, porque no sabe cómo va lo del vínculo. Pero pude notar que había escuchado mi pregunta porque se inquieta por un segundo. Empecé a usar mi sentido de lobo para encontrarla. Sabía que estaba en la casa y la iba a encontrar, teníamos que hablar.

La encontré aun con el libro en el fondo de la biblioteca, medio escondida por todos los libros que yo había dejado tirados antes de salir corriendo a casa de Angus Griffin.

-¿Qué haces aquí? Deberías estar en la cama descansando.

-Me quiero ir a casa -dijo levantándose y encarándome.

-Esta es tu casa -gruñí.

-No -dijo igual de enfadada- desde que estoy aquí solo he sufrido. No quiero estar más aquí. Déjame ir.

-Las cosas van a cambiar.

-No te creo.

-Tendrás que aprender a confiar en mi -dije acercándome.

-¡Quieto! -me ordeno- Además ¿cómo voy a confiar en ti si según este libro todo lo que he sufrido es por tu culpa?

-Lo puedo explicar. Lo que sucedió de verdad que no volverá a suceder, yo no era consciente de lo que podía pasar. Solo quería quitarme de la cabeza tus emociones de angustia. Ya te he dicho que solo fue un beso, además ni siquiera me gusto porque no eras tú -me acabe de acercar y le arrebate el libro- Esto puede decir muchas cosas y sé que soy culpable de todo lo que te ha pasado, pero ¿No podrías considerar el perdonarme?

-No sabes lo que he sufrido allí, por tu culpa -dijo del enfado al lloro.

-¿Allí donde? -dije calmando mi voz, soltando el libro al suelo y acariciándole las mejillas.

-Estaba todo oscuro -dijo apoyando la cabeza en mi pecho, la rodee con mis brazos- yo... yo solo podía correr y no podía ver nada más que negro. Luego escuché la voz de mi madre, pero no pude verla y me caí. Empecé a no poder respirar y no podía moverme, como si el lugar encogiera y se oscureciera más. Sentía mucha rabia y mucho, mucho miedo.

Estaba llorando, podía notar sus lágrimas contra mi torso. Le apreté más contra mí, como si eso lo fuera a solucionar todo. Eso debía de ser lo que sentía la gente de mi manada. Ella de alguna manera me ha debido de cerrar el vínculo por lo que yo no sentía nada que ella sintiera.

-Pensé que iba a morir. Desee morir a estar más rato así.

-No vas a morir en esta vida. Vas a estar a mi lado hasta la infinitud. Te prometo que no te volveré a llevar a allí nunca más. Te amo ¿entiendes? Te amo. Fui un estúpido ¿podrías perdonarme.

-No lo sé -dijo negándose a mirarme.

-¿Me quieres? -me atreví a preguntar.

Se quedó callada por tanto tiempo que pensé que no me iba a responder.

-No sé qué me estás haciendo. Pero tengo que reconocer que yo también te quiero a mi lado.

Ella podía sentir por el vínculo que yo no estaba mintiendo. Estaba sintiendo el amor que tengo por ella y el miedo que tengo de perderla y a ella le pasa exactamente lo mismo. Eso hizo que me llenara más de amor por ella, si es que eso era posible. No pude evitar besarla.

El misterio del camafeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora