Epílogo

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- ¡Debo de agradecer vuestra valentía y honor,  Samael Evan , lo nombro a usted Rey de los ángeles caídos -coloca la sagrada corona de oro y hierro con diamantes y rubíes sobre mi cabeza. Enseguida me la quito y le dirijo la palabra.

-Su majestad, os daré gracias por hablar tan bien de mí, pero no creo ser yo el indicado, quién reciba semejantes honores, optaré por seguir siendo príncipe.

-Acepto vuestras condiciones, Príncipe Samael, no os juzgareís -retira la corona y pasa al lado de Semyazza.

-Semyazza Benyamin, os tengo el agrado de nombrarlo Rey de los Ángeles Caídos por vuestra capacidad de liderar a todos los ángeles y por cuidar de vosotros.

Semyazza acepta su nuevo trono y honores, además de la majestuosa corona del nuevo Rey.

Termina el festejo con un cóctel en el gran castillo del cielo, donde finalmente todo ángel expulsado de éste es liberado de todo pecado.

Adán coloca la mirada sobre mí, mientras bebe de su trago estando a solo unas mesas de diferencia, y cuando desvío la mirada un momento, aparece él a mi lado.

- ¡Oh, Samael! Todos estos siglos fortaleciendo una enemistad tan grande, creo que ha llegado la hora de por fin agradecerte lo que haz hecho por nosotros.

-No seremos amigos luego de esto, Adán, sólo lo hice porque Diana me lo ha pedido... Sigo creyendo que eres un imbécil.

Éste ríe y lleva un sorvo de vino a su boca. - ¿Cómo está ella?

-Muy bien, aunque siento decir que me he enamorado de ella.

-Si ella está feliz con usted majestad, lo acepto.

-Por favor, dime Evan -asiento. -Tiene tus ojos y piel, y posee la belleza de su madre, Naamah.

-Eso está claro -Adán guiña un ojo.

Me giro y camino a donde los chicos.

-Es hora de volver a la tierra, vamos.

En la casa de los vigilantes.

- ¡Pensé que no volverían! -exclama Diana emocionada al ver llegar intactos a los chicos.

Samael va hacia la chica y la abraza, de una manera que jamás lo había hecho.

- ¿Qué tal la tierra santa?

-Te sorprenderás si te digo que converse con tu padre y que toda tú familia estaba ahí junto a nosotros.

- ¿Cómo es él? -pregunta Diana inquietante.

-Tendrás que verlo con tus propios ojos -Diana al principio no entiende a lo que se refiere el Príncipe Samael.

- ¿Podré ir con ustedes esta vez? -sonríe mostrando uno que otro diente.

-Tú irás, nosotros no -la castaña al escuchar aquellas palabras, se queda sorprendida.

-Evan... -se fija en sus ojos. -No podré hacerlo sola, ¿sí me pierdo en medio del camino o caigo de nuevo?

Evan rodea con uno de sus brazos la cintura de la chica y con la otra mano acomoda el cabello de Diana detrás de su oreja. -Confío en qué podrás hacerlo -asiente con la seguridad del mismísimo Samael.

- ¿Ahora sí me dejarás para siempre? -una lágrima se desborda por el lagrimal de Diana.

-Puede que me guste escapar, pero siempre sabrás dónde encontrarme... -sonríe el chico de cabellera negra.

- ¿En la esquina de una casa borracho? -ríe pero el rostro de Evan, ya representa madurez y seriedad, como solía ser.

-Cada uno de nosotros tiene la oportunidad de viajar sólo una vez a la tierra sagrada, y romperé las reglas nuevamente para ir detrás de ti si es necesario, lo único que quiero es que estés con tu familia, la cual jamás conociste.

- ¿Y ahora quién gobernará el cielo?

-El cielo ya es gobernado por mi padre, a quién le he fallado pero que me ha liberado de todo pecado, a tú lado sólo me alcanzaría para gobernar el mismísimo infierno.

- ¿Eso significa que me he vuelto un pecado mortal para ti?

-Lo eres... y gracias a ti conocí el verdadero sabor del pecado, que cometería una y otra vez con tal de no separarme jamás de un demonio como tú.

-Nunca conocí este lado tuyo, Evan... -acomoda sus brazos sobre el cuello del chico y de a poco comienzan a acercarse hasta chocar sus labios, a pesar de ser interrumpidos por la voz de Jack, no se detuvieron porque este sería el beso que sellaría su historia de amor.

- ¡Basta de palabras bonitas y caricias, Evan! ¡Debemos llevarla de vuelta!

Se ríen entres dientes y se separan. Diana se acuesta nuevamente en el sillón, mientras los cuatro chicos rodean su cuerpo. La chica de a poco entra en su sueño más profundo, el cuál momento después la llevaría de vuelta a la tierra santa, dónde finalmente tuvo su primer encuentro con su familia que siempre permaneció unida, pero del otro lado del cielo.

Abre la gran puerta del castillo del cielo, y al entrar ahí están Caín, su hermano mayor, Naamah su madre y Adán su padre.

La invitan a pasar a la gran celebración que planeó el sagrado encuentro, y lo que significó para Diana uno de los mejores días de su vida.

×××

La repentina llegada de un misterioso rey días después, complicó gravemente la movida del cielo, mismo rey que intentó gobernar por cuenta propia el paraíso, interviniendo de manera violenta el castillo y desencadenando una guerra, pero no pudo con sus planes y sufrió la consecuencia de ser expulsado del cielo junto a su hijo Aidan, tal como sucedió con Diana.

***

PRONTO LLEGA LA SECUELA DE LA NOVELA DIANA.

Diana ll: teorías del viaje de Aidan

•Diana | versión actualizada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora