La Despedida

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A veces crees que las cosas no pueden empeorar más de los que ya están. Eso me pasó a mí.
Acabo de despertar y sigo en mi habitación, cuando miro a mi alrededor me doy cuenta que hoy es el día. El día en el que partiré de esta casa a otra y no solo a otra casa sino también a otra ciudad;una ciudad de la que nunca escuché hablar. Extrañaré mi habitación porque es el único lugar en el que me siento a salvo y segura de que nadie me juzgará. Todas mis cosas ya están empacadas en cajas y algunas maletas. Mamá me dijo que dijo que al medio día partiríamos de casa a la "nueva ciudad".
Miro el reloj que está puesto en la pared al frente de mi cama y observo que aún faltan dos horas. Entonces me pongo un sujetador y un short deportivo acompañado de unas converse.
Bajo por las escaleras hasta que llego al recibidor, ahí se encuentra mi madre esbozando una sonrisa y le digo:
- Hola mamá, - digo mostrando una gran sonrisa de felicidad, al menos eso creo- ahora vuelvo voy a correr.
- Está bien Paula -dice mi mamá- pero no tardes.
-No te preocupes mamá estaré aquí antes de lo que te esperas - abro la puerta y la cierro con mucho cuidado.
Ahora estoy afuera y la verdad es que ya no puedo seguir mostrando esa sonrisa que mamá considera verdadera y única. Puede que mamá piense que me siento cómodo con este viaje pero la verdad es otra. Mientras empiezo a correr por la acera pienso que ir de viaje con mamá es lo mejor porque se que empezar una nueva vida en otra ciudad seria lo mejor después que papá falleció. De ser por mi, no abandonaría esta ciudad pero pensándolo bien tal vez no se vea tan mal irme a otro lado pues no hay nada ni nadie que me retenga.
El tiempo pasa muy rápido que de un momento a otro ya me encuentro a fuera de casa, apunto de tocar la puerta. Toco la puerta y mamá abre la puerta de inmediato.
- Pau apurate hija ya son la 1:30 - me dice casi gritando, a mamá siempre le ha gustado la puntualidad por eso es asi- date un baño y vístete.
- Ya voy mamá -respondo, con una cara de desagrado y arrogancia.
-¡Apurate Paula! -grita ella.
Al llegar al cuarto me desvisto y dentro al cuarto de baño. Salgo después de 15 minutos y me visto, llevo puesto un pantalón corto de color azul y un polo un poco escotado a la espalda de color celeste, también me pongo unas sandalias que llevan tacones no muy altos.
Al bajar veo a mamá un poco molesta. Pues cómo no lo estaría, llevamos 10 minutos de retraso.
- Antes de que me regañes mamá, quiero decirte que lamento el retraso.
- No te iba a regañar Pau - dice.
- ¿Estás segura de lo que hablas? - pregunto.
- Claro que sí, cómo no lo estaría soy tu madre.
- Si tu lo dices -respondo sonriente.
Nos miramos fijamente por unos segundos hasta que la risa nos invade. Mamá deja de reír y abre la puerta señalando el auto que está estacionado afuera y yo entiendo lo que quiere decir al hacer eso. Es hora de irnos. Estamos dentro del auto y miro por última vez la casa en la que crecí y viví momentos tristes, felices y momentos que tenían de todo un poco. Entonces Andrea o mejor dicho mi mamá enciende el auto y avanza. Ahora me pregunto ¿que me espera en esa ciudad? ¿Tendré amigos? ¿Seré feliz? ¿Será lo mejor que me haya pasado?

A una calle de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora