¿A Dónde Vamos?

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James:
(Ya son las 8:30) Enciendo el motor del audi y nos vamos. Paula y yo no conversamos, se produce un silencio que no es para nada incómodo. De vez en cuando la observo de reojo.
- Tienes un bonito relicario - le digo.
- Gracias - sonríe al decir eso.
- Sabes, te ves hermosa cuando sonríes - le digo, sonrío mostrando mis blancos y hermosos dientes.
Mis manos todavía están sobre el volante al igual que mi mirada. Noto que ella está mirando a la nada, esta distraída o tal vez trata de disimular lo colorada que están sus mejillas. Cuando la miro de reojo veo que las mejillas de Paula siguen sonrojadas.
- ¿Por qué te sonrojas, linda? - pregunto aún con la mirada en el camino.

Paula:
Mi mirada se desvía al escuchar la pregunta tan repentina del chico. No quiero verlo y mucho menos responderle.
- No me llames linda - digo.
- ¿Por qué habría de negar algo que es cierto?
- Cállate y no estoy sonrojada - respondo con una mentira que obviamente se nota que es falsa.
- ¡Claro! Como tú digas - dice irónicamente.
- ¿A dónde vamos? - pregunto con tal de desviarnos del tema.
- Es sorpresa, ya te lo dije- responde.
- Y, ¿Cuándo llegaremos? - preguntó otra vez.
- Vale vale ya es suficiente con tus preguntas, me agobias niña. - dice el chico. No esperaba que me respondiera con esas palabras tan bruscas.
- Aún no respondiste a mi pregunta - digo con tal de defenderme y evitar quedarme callada ante su provocación.
James sonríe burlonamente y responde - llegaremos en 30 minutos.

Ya llevamos un poco más de media hora en el audi y aún no llegamos a nuestro destino. La angustia me invade. Ya quiero llegar. Pasaron algo de 40 minutos y aún no llegamos. No le presto mucha atención al camino por el que vamos, lo que si diferencia es que las casas por aquí tienen el mismo estilo que las de Beverly Hills. Quizás el lugar al que vamos sea un parque aunque también lo dudo porque hay muchos cerca a casa y no es necesario venir hasta aquí.
- ¿Cuánto falta? - preguntó ansiosa.
- Cinco minutos menos que hace un ratito. - responde al girar sus ojos en forma disimulada.
- Sabes, a un espero un gracias por tu parte - dice y detiene el audi a un lado de la calle.
- No tengo porque agradecerte, yo puedo defenderme sola. - respondo lanzándole una mirada atemorisante.
- Para tu información - mientras habla se acerca más y más, hasta que nuestras narices chocan y no se separan - una dama no se comporta así.
- No se si no te diste cuenta o es que estás ciego pero, - digo, aún sin apartar mi nariz al igual que mi mirada penetrante - yo no me comporto como una dama.
- Lo sé - dice James. Todavía me mira. - Pero pensé que al menos serías educada. - se acerca más, hasta casi llegar a mis labios.
En ese instante, reaccioné rápido y le dí una buena cachetada.
- ¡Auch! - grita - ¡se puede saber por qué hiciste eso!
- ¡Trataste de besarme! - le grito.
- Eso no es cierto. - dice un poco más calmado- Estás loca.
- Eres un cínico - respondo moviendo la cabeza negativamente.
- ¡No lo soy! - grita y enciende el auto para seguir con el camino. - Eres muy estúpida.
- Ja-ja-ja,mira quien habla - digo mirándolo, moviendo la cabeza levemente.
En todo este tiempo que llevamos hablando ya detesto a James, no lo soporto, es muy molesto.

James:
- Idiota - murmuro. Creo que Paula ni me escuchó.

Ella es insoportable pero en estos pocos momentos que llevamos juntos me gustan las peleas que tenemos. Pero ese buen cachetadón que me dio, no me lo merecía. Lo único que quería lograr al acercarme era atemorizarla más, pensé que trataría de apartarse pero, no lo hizo. Es valiente pero tarada.

Mientras manejo pienso en la situación que pasamos hace un rato. Sonrío.
Ya estamos próximos a llegar a casa de Rodrigo, estoy seguro que ahí estallará la bomba (Paula) al enterarse que la traje a un lugar como este. ¡Se producirá la tercera guerra mundial!. Falta poco para llegar, un par de casas. El silencio abunda entre nosotros. Ya pasamos esas casas. Ahora estaciono el audi al frente de una mansión. Sí, Rodri vive en una mansión, sus padres no se encuentran es por eso que hace una fiesta. Desde afuera no se escucha ninguna música ni gritos. Está en absoluto silencio.
Pero aquí es.
- Ya llegamos - digo.
- En... - responde.

A una calle de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora