Arrepentimiento Y Experiencia

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Paula:
Ni loca me subo al Audi con James. Él está muy pasado de copas. No entiendo como pretende que esté con él en este momento.
- Paula apúrate, - me dice llamándome la atención como su fuera mi padre. Él habla como si hubiera cometido el peor acto de mi vida - que no querías ya irte.
- Sí pero... - me quedó callada un momento y pienso en lo que debo decirle. Tal vez y se enoja conmigo. Pero suspiro y le digo lo que pienso - no quiero subirme al Audi y menos quiero que tú conduzcas porque estás muy ebrio.

El se ríe a carcajadas muy fuertemente. Me mira y muestra una sonrisa burlona.
- ¿Hablas enserio? Por favor, - rueda sus ojos - esta no es la primera vez que voy hacer esto.

Abro los ojos como platos, me sorprende lo que dice como respuesta. No esperaba que el fuera de esas personas que beben mucho alcohol. Osea un alcohólico.

- Me asombra que hasta ahora no hayas sido víctima de un accidente - respondo - ¡Qué bien librado que estás!
- Para que veas que si te vas conmigo ahora, estarás bien - dice James alzando una ceja y mostrando una mirada de franqueza. Su comportamiento aún sigue siendo el normal.
- Aún así me opongo. Mejor tomemos un autobús - propongo la idea.
- Si quieres tú ve - empieza a decir - pero sin mí.
- ¡Bien! - digo. Hablo con un tono que se podría considerar rudo pero, al parecer a James no le importa.
- OK, vete - dice con un comportamiento totalmente despreocupado y una sonrisa maliciosa. - nos vemos en el vecindario.

Estoy llena de ira, me fastidia que el tarado de James se comporte de esa forma. Lo odio. Trato de hacer caso omiso a su conducta. Me voy sola.
Pero antes de irme veo como ante mi reacción, él se recuesta en su asiento relajadamente. No trata de detenerme.

Con el paso de los minutos que llevó caminando me doy cuenta que estoy tardando mucho en llegar a una parada de autobús. Reviso mi bolso y me doy cuenta que no traigo dinero conmigo. ¡Maldita sea! Sólo tengo mi celular.

Ya sé, llamaré a mamá para que me venga a recoger. Hace mucho frío. Revisé mi celular y me di cuenta que ya es muy tarde, ya casi son las 12:00 de la noche.

Seguro que la cena ya acabó, ella debe estar muy preocupada. No sólo ya es tarde sino que no hay cobertura, mucho menos sé dónde estoy parada y tampoco sé cuánto tardaré en llegar a casa y el castigo que me espera.

Trato de llamar a mamá pero no contesta la llamada me manda a correo de voz. Me rindo. Mi batería se agota, está en 20%.
Sigo caminando sin saber si voy en la dirección correcta. Mis pies están agotados, los tacos que llevo puesto me están sacando ampollas en los pies. Decido sacármelos. Mi cuerpo se inunda de frío y preocupación.

Jamás imaginé que mi primer día en Portland terminaría así y todo por un chico. Corrección, el peor chico del mundo. Es egoísta y muy patético. Todo por una maldita fiesta a la que no sabía que iría. Por su culpa estoy aquí ahora. No puedo comunicarme con nadie. Dudo mucho que logre regresar a casa, no conozco esta zona porque no preste atención a la carretera por la que íbamos.

No soporto más la idea que da vueltas por mi cabeza. Tengo que ser valiente y no rendirme. Por mamá. Aunque trato de serlo no soporto más y lágrimas tras lágrimas van cayendo por mi mejilla. Camino sin rumbo, sin guía y nadie me puede ayudar. A estas horas ya no hay muchas personas por donde estoy. Solo veo autos y camiones que pasan, de vez en cuando trato de detener alguno para que me pueda orientar pero, mi plan resulta fallido. Veo mi celular, son las 12:40. Sigo caminando. Estoy agotada.

El camino sin final que sigo se ve interrumpido porque se detiene un auto frente a donde estoy. Las lunas del auto son polarizadas. No puedo ver quien es el que está conduciendo, el conductor sale del auto. Es un chico. Lo veo. Es el mismo chico al que mamá ayudó.

Mi rostro aún está con lágrimas y mi maquillaje sea corrido. Aquel chico se acerca un poco más.
- ¿Qué te pasó? - pregunta.
Me quedo callada. No sé cómo se llama. No puedo confiar en él.
- Soy Ethan, puedes confiar en mí. Después de todo ya nos hemos visto antes.
Decido confiar en él, es mi única ayuda ahora.
- Soy Paula. No tengo dinero para llegar a casa y no conozco este lugar - digo.
- Tu mamá me ayudó una vez, ahora es mi turno, si quieres te llevo a tu casa - dice ofreciendo su ayuda.
- Por favor - le pido.

Él me invita a subir a su carro. Me siento a su lado. No conversamos. Estoy muy agradecida con Ethan, ya había perdido la fe. Pensé que no saldría de este lío. Como estoy muy cansada no tardo en quedarme dormida.

De repente siento que alguien agita mi brazo. Abro los ojos despacio. Él me está mirando muy de cerca. Veo a mí alrededor y estamos en la 8va avenida.
- ¿Vives por aquí? - pregunta.
- De hecho vivo en la 11va avenida. - aclaro.
- Entonces, allá vamos - dice, sonriendo.

Respondo con una sonrisa. Me siento mejor, tuve mucho tiempo para descansar, esto me sienta bien.

Acabamos de llegar. Él sale del auto y  me abre la puerta.
- Gracias, es muy caballeroso de tú parte - agradezco, sonriendole - gracias por traerme.
- No es nada - dice- ahora dentra a tu casa, seguro que tu mamá está preocupada.
- OK. Adiós - me despido.

No toco la puerta hasta que él se marcha. Abro la puerta y veo que mi mamá está durmiendo, entonces me acerco hasta ella y se despierta de inmediato.
- Paula, cariño me tenías muy preocupada - dice. Se acerca y me abraza muy fuerte, estaba muy preocupada. Sus ojos están cristalizados.
- Lamento haber llegado tarde - me disculpo con ella.
- ¿Qué pasó? - pregunta seriamente.
- Pues... - no pienso decirle lo que en verdad pasó - fuimos a ver la película pero, de regreso el Audi se malogro y esperamos a que una grúa llegara por ella. Después nos vinimos. Trate de llamarte pero no tenía batería.
- Ya entiendo - dice - te pido que a la próxima  que salgas con James no demores tanto, por favor.

Yo asiento. Mamá y yo vamos a dormir.

A una calle de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora