Capítulo 7: Dime lo que sientes

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—¿Se puede saber qué te traes entre manos con el hombre lobo? —Me preguntó Bri al día siguiente nada más tomar asiento junto a mí en la cafetería. Estábamos solas ya que Raymond se había ido un momento para hablar por teléfono con su familia. Acabábamos de terminar las clases de por la mañana y por fin podíamos tomarnos un descanso y desconectar del trabajo.

—Se llama Alec y no sé a qué te refieres. —Dije yo sin darle mucha importancia. De haber sabido que el pedirle las tutorías iba a armar tanto revuelo lo hubiera pensado dos veces.

—Bueno, pues ¿qué te traes entre manos con Alec? —Volvió a preguntar Bri pacientemente mientras empezaba a dar cuenta de su comida.

—No me traigo nada con él, solo le he pedido que me ayude con unas prácticas.

—¿Solo eso? —Parecía desilusionada. 

—¿Qué esperabas? —Tuve que preguntar con una sonrisa.

—No sé, no hacéis mala pareja. De todas formas es mejor así, te hubiera complicado la vida. Los chicos como él siempre lo hacen, aunque en realidad es muy pero que muy atractivo.

—¡Bri! —La regañé yo mientras ambas mirábamos en dirección a la mesa de Alec. 

Realmente sí que era atractivo. Era alto y de complexión fuerte. Con el pelo y la tez morena, unos labios sensuales y los ojos de un azul profundo, como un océano en el que te podías perder si no tenías cuidado. 

Como si hubiera adivinado que le estábamos observando, Alec levantó su mirada hacia nosotras y sin el más mínimo pudor me guiñó un ojo. Ambas apartamos la vista enseguida.

—¿Seguro que no hay nada? —Volvió a preguntar Bri arqueando las cejas.

—Solo lo hace para molestarme. —Dije devolviéndole una mirada hosca a la cual él correspondió con una sonrisa.

—Pues es una pena porque está de muerte.

—¡Bri! —La volví a regañar yo.

—¡Oh no te preocupes! No es mi tipo.

—Ah no, y ¿cuál es tu tipo? —Nunca me había parado a pensar en ello, Bri era muy simpática con todo el mundo pero no la había visto serlo especialmente con alguien. Al ver que ella no contestaba levanté la vista de mi plato y vi que Bri se había puesto roja. ¿Bri con vergüenza? ¡Pero qué estaba pasando! —Espera, no me digas que hay alguien.

—Podría ser.

—Y ¿quién es? —Empecé a pensar en todos los chicos que teníamos a nuestro alrededor y de repente una luz se encendió en mi cabeza. Un momento no sería... —¿Raymond?

Bri no contestó pero el tono de su cara se intensificó aún más.

—Vaya no me había dado cuenta. —Como podía haber estado tan ciega, pero si habían sido inseparables casi desde el primer momento en el que se habían conocido y en las comidas ambos tenían mucha complicidad.  —Así que las veces que me dejabais sola para comer no estabais precisamente estudiando.

—¿Crees que hacemos buena pareja? 

Ver a Bri tan insegura era realmente extraño.

—Claro que sí, de verdad. Además Raymond es un gran chico. Tenéis mucha suerte. —Dije sin poder evitar mirar de reojo dos mesas más para atrás donde estaba Byron con algunos de los demás profesores.

—¿Alma puedo preguntarte algo sin que te moleste?

—Por supuesto.

—Entre Sebastian y tú, ¿hay algo?

Hospital Kinston (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora