El terror recorrió mi cuerpo dejándome completamente paralizada.
Jamás había sentido algo así. En tan solo un segundo podía estar despedazada a manos de aquel gigantesco lobo. Desde luego, aquello no se trataba de ningún disfraz. Estaba tan cerca que podía sentir su aliento en mi rostro. Gruñía enseñándome unos dientes enormes. Volví a fijar la atención en sus ojos, definitivamente eran los ojos de Alec. Desoyendo completamente cualquier instinto de supervivencia levanté mi mano lentamente hacia aquella cabeza oscura y peluda sin dejar de mirarle a los ojos.
Mis movimientos eran tan lentos que me pareció que pasaba una eternidad hasta que mi mano se acercó por fin a aquella monstruosa cabeza. Todos mis instintos clamaban por salir corriendo de allí, pero sabía que si hacía eso no tendría ninguna oportunidad frente al animal. Cuando planté mi palma en su rostro este dejó de gruñir. El tacto de su pelaje era delicadamente suave y agradable que no pude más que comenzar a acariciarle. Acto seguido el lobo agachó la cabeza y tras unos instantes, tan silencioso como había aparecido, desapareció entre la niebla.
Me dejé caer en el suelo en cuanto mis piernas no pudieron sostenerme más. Estaba temblando de frío y miedo en medio de un oscuro bosque.
—¿Alma estás bien?
Entre la bruma que cubría mi cerebro escuché la voz de Alec y hubiera jurado que estaba teñida de preocupación. ¡Perfecto se lo merecía! No sabía cuánto tiempo había pasado pero no podía haber sido mucho rato ya que aún estaba temblando del susto.
—¡Alma! —Dijo esta vez más imperativamente. —Estás helada.
Y noté como me ponía una chaqueta, que supuse que era la suya, sobre los hombros. Agradecí de inmediato el calor de la prenda.
—Me has dado un susto de muerte. —Logré decir después de un momento cuando mi aturdimiento empezó a irse dando paso al enfado.
—Lo siento, pensé que te gustaría la experiencia.
—¡Le llamas experiencia a ser devorada por un lobo!
—¡Vamos, no te habría hecho daño! Al menos que hubieras salido corriendo. Sabía que podrías dominar la situación. —Añadió rápidamente ante mi mirada asesina.
Aún seguía temblando pero ya me encontraba bastante mejor sintiendo ahora la adrenalina recorriendo mi cuerpo. A pesar de todo tenía que reconocer que la experiencia había sido increíble.
—No vuelvas a hacerme algo así. —Protesté golpeándole duramente en el brazo pero solo conseguí lastimarme mi mano. ¿De qué estaba hecho? ¿De piedra? —Auch.
—Eso no ha sido culpa mía. —Se excusó él levantando las manos.
Nos quedamos un rato en silencio. Ahora Alec se había sentado junto a mí en el suelo. Yo me acomodé mejor la chaqueta, que me cubría todo el cuerpo, y me la coloqué a modo de manta dejando que su calor me reconfortara durante unos instantes.
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Hospital Kinston (editando)
Romance«-Dime Alma, ¿por qué quieres trabajar en este hospital? El oírle decir mi nombre de nuevo me descolocó por completo. Todas las respuestas que había ensayado en mi casa se desvanecieron de mi mente. Solo podía mirar a esos ojos dorados y profundos...