El regalo perfecto 6 / Chocolate Caliente

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*Chocolate  con un poco de lemon...

Mansión Uchiha, Aldea de Konoha

– ¿Chocolate caliente, Sasuke-kun? – Me preguntó Sakura sosteniendo una taza humeante, mientras soplaba para enfriar la bebida, y recargada de forma sugerente en el atrio de la puerta.

No la miró, fingiendo que observaba el horizonte con toda atención, cuando en realidad esa pose me estaba volviendo loco.

– Vamos, Sasuke-Kun, sé que estás molesto pero no tenía oportunidad de decir que no – dijo de forma lastimera – lo sabes, ¿verdad?

El silencio reinó el lugar.

– ¿Sasuke-kun, me estás escuchando? – Mi no respuesta lo dijo todo – Entiendo, te veré... – las palabras quedaron atoradas en su garganta – Que tengas buen día.

Dio media vuelta y se perdió dentro de la casa.

Seguía molesto y la única forma de liberar la cólera acumulada era entrenando, así que decidí entrenar toda la mañana y parte de la tarde, al fin que Sakura regresaría a la hora de la comida.

La hora se acercaba y Sakura en cualquier momento aparecería, otra vez con esa absurda insistencia, no, ella no lo sometería, no lo ordenaría, no y no, no cenaría con sus padres.

Pasó una hora y ella no estaba ahí, bueno, esperaría, no le daría el lujo de ir a buscarla, segunda hora, ¡ja! Si ella tenía la esperanza de que la buscaría, no señor, él no lo haría, en cualquier momento entraría con cualquier pretexto desatinado por su tardanza y así pasó la tercera hora y de repente el toc-toc de la puerta principal se escuchó, ¡ya era hora! Frunció el ceño – Olvidó de nuevo la llave – dije antes de abrir la puerta.

– ¿Siempre eres así de lento para abrir una simple puerta, Uchiha?

¡Sorpresa! No era la persona esperada

– Hyuga, ¿qué haces aquí?

– Lady Tsunade te manda esto – ofreciéndome un pergamino y mientras lo leía, Neji continúo, regocijándose de mi rostro – Sabes Uchiha, Sakura-Chan no quería avisarte pero la Quinta decidió hacerlo, pensó que causarías problemas sino te notificábamos.

Arrugué el papel en mis manos – Y ya que estás de hablador, me podrías decir porqué Sakura no quería comunicarme esto.

Neji en lugar de ofenderse cruzó sus brazos y río con satisfacción – ¿Realmente? No lo sé, sólo escuché un murmullo de "a él no le interesará" – mi rostro se contrajo – Aunque si me permites decirte, eso no habla muy bien de ti, y creo que yo cuidaría mejor de lo que es mío.

¡Ah! La verdad no duele pero incomoda y a regañadientes le contesté – Lo tomaré en cuenta Hyuga – El shinobi asistió con la cabeza – Pero antes de que te vayas, debo de preguntarte directamente, ¿también de ti debo de cuidar lo que es mío? Te recuerdo de quien hablas es mi esposa.

Neji torció la boca que puede definir como una sonrisa, algo tétrica – Yo lo haría.

­– Bastardo – pensé, cuando llegará Sakura hablaría con ella, así tendría tiempo de pensar que le diría, aún faltaban por lo menos dos horas aproximadamente para su llegada.

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞

Sakura abrió la puerta de la mansión tratando de no hacer ruido, no quería lidiar con él; lo supo en el momento que entró a la casa y la vio dirigirse a la cocina, suponía que estaría hambrienta.

La vio dejar sus cosas sobre la mesa, acercarse al refrigerador y abrir la puerta, decepcionada observó como la cerraba de nuevo, sí, sin duda estaba hambrienta.

– ¿Chocolate caliente, Sakura? – Pregunté como ella lo hizo por la mañana.

Mi esposa se sobresaltó – ¡Sasuke! me espantaste – miró mis manos.

– Lo noté – y repetí – ¿Chocolate caliente?

– No, gracias, me gustaría algo más sólido, iré a comprarlo – dijo tomando las mismas cosas que había dejado hace un momento sobre la mesa.

No, señor, no la dejaría marcharse, dejé la taza sobre la mesa y en su lugar tomé a mi esposa por la cintura, ¡Dios! Es tan suave, ella se resistió pero no tanto como para robarle un beso.

– Discúlpame – Susurré en sus labios, mientras la besaba de nuevo, sé que ella me había perdonado porque respondía a mi beso con gran devoción.

– Sasuke-kun, yo...

– ¡Shhh! No digas nada, permíteme compensarte el mal rato de ayer y hoy.

– Pero, yo... yo, mis padres, la navidad de navidad, los regalos yo...

– ¡Shhh! – De nueva cuenta insistí – No digas nada, falta mucho para eso – dije y sin detenerme la besé reflejando una adicción hacia mi esposa.

Empecé a toquetear a mi linda pelirrosa, sus gemidos iban en aumente, poco a poco eliminé lo que sobraba en ese momento y la llevé abrazada a nuestra recamara.

Sí, estoy en el paraíso, sometido a ella mientras la recuesto y me poso encima de ella, mis besos son más exigentes, el cuello, su pecho, ¡oh sí! Sin duda un disfrute para mis manos y mi boca, escucho como dice mi nombre y eso hace que pierda el poco control que tenía y sin más me adentro en ella, bailamos sin detenernos con sus manos y mis manos cooperando, sus gemidos me trastornan y transportan a otro mundo donde deseo llevarla, pero su rostro me dice que está conmigo y que realmente la amo y ella me ama.

Al terminar la convenzo de que aún no se levante, le llevo una gran charola con una suculenta comida o ¿cena? – Me pregunté, pero restándole importancia cuando escuche su voz emocionada.

– ¿Esto es para mí? – me pregunta con una voz inocente.

– Claro, preciosa, todo esto es para ti – hablé con doble sentido y ella se sonrojo – Ahora come, mi lindo y hermoso regalo perfecto.

– Gracia, Sauske-Kun, te amo.

– Yo también te amo.

– Sobre la cena en casa de mis padres...

¡Y ahí vamos de nuevo! Porque si bien recuerdo así empezó todo.

Fin

11122018

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