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Levante la mirada del suelo buscando una cara familiar entre la multitud de estudiantes que me rodeaban pero era difícil. No, no era sólo difícil, era algo imposible. Si bien era cierto que los alumnos que me rodeaban en estos momentos eran muchos no era por esa razón que me era imposible encontrar una cara familiar a la cuál acercarme porque ver entré la multitud y caminar a través de ellas eran cosas sencillas que llevaba haciendo desde hacia mucho tiempo. La razón por la que me era imposible ver a alguien familiar entre la multitud era simple: no traía mis lentes. Y no es que fuera ciega o que no pudiera ver nada sin mis lentes sólo sucedía que no miraba bien de lejos. Miopía, según dijo el doctor, era lo que me pasaba y luego me dio unos lentes, los cuáles olvide ponerme en la mañana por las prisas de llegar tarde.

Mamá es estricta con la puntualidad y por cumplir con la hora olvide ponerme los lentes, aveces me sucede, como veo relativamente bien dentro de mi casa en ocaciones olvido ponermelos.  Dicen que antes era común que las personas los usaran porque la visión de las personas no era muy buena y existían muchos tipos de problemas de visión que iban desde no ver lo que está lejos (como a mi) hasta perder la vista. Me siento mejor y peor al saber esto, mejor porque no soy la primera ni la única afortunadamente pero me hace sentir peor porque en la actualidad esta enfermedad no es tan común como lo era antes y sólo una de cada mil personas negativas la posee y sólo una de cada diez millones positiva la posee pero a diferencia de los negativos (como yo) las personas positivas no se quedan con la enfermedad permanentemente porqur una vez que la detectan los médicos pueden hacer a las células del cuerpo de las personas positivas conscientes de la enfermedad y la atacan. Sip y es así como muchas de las enfermedades que son permanentes para los negativos para los positivos posiblemente tenga cura una vez que su cuerpo la reconozca. Las personas positivas son geniales.
Es una lástima que yo sea negativa.
Mala suerte, supongo.

Una persona se acerca corriendo y me aventandome a un lado. Pierdo mi equilibrio y manoteo el aire en busca de algo para no caerme o para arrastrarlo conmigo al suelo pero no encuentro nada y me caigo sola al suelo sobre mi trasero.

-¡Lo siento! -grita el causante sin detenerse o ayudarme. Veo su figura borrosa alejándose de donde estoy y escucho risas a mi alrededor.

Siento la sangre subir a mi cara mientras me levanto. Me limpio el trasero, me acomodo la mochila y continuo mi camino y mi búsqueda mientras imagino todo lo que le pude haber gritado si tuviera la oportunidad y las agallas necesarias. Pero nunca va a pasar. Nunca me atrevería. Él claramente era positivo y un negativo nunca podría hacerle algo tan atrevido, sabrá Dios que poder le dió su mutación ni que tan poderosos eran él y su ascendencia.

Primera regla:
Nunca pero nunca molestar a un positivo sí no lo conoces. Por más insignificante que se vea.

El temor de los positivos no es su poder porque a decir verdad esto no causaba tanto temor como su habilidad. Con esto me refiero a que podrías tener una mutación que te permitiera controlar el aire pero la habilidad que tuvieras podría hacerte capaz de controlar un huracán o podría ser tan insignificante como para sólo producir una leve corriente de aire.

Y aunque la persona sólo pudiera hacer una leve brisa de aire podría no importar si su ascendencia era poderosa. Porque aunque el oponente pudiera hacer un huracán si la persona que sólo controlaba una leve corriente de aire tenía una ascendencia poderosa, él podría ser capaz de detener el paso del aire en un lugar de terminado, ¿lo temible? Esa persona podría detener todo el aire que corre dentro de tus venas hasta que te despamayes en el mejor de los casos.

Por eso, para las personas negativas era importante no molestar nunca a un positivo por maso insignificante que se mirara.

Mordiendome la lengua continúe mi camino. Hasta llegar a una de las mesas cercanas a la cocina y me senté ahí poniendo mi mochila a mi lado.

Secretos De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora