10. Contenido de la caja

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Parpadee varias veces tratando de acostumbrarme a la luz pero en el proceso uno de los hombres se tiró sobre mi y me volteó bruscamente.

Sentí el vestido subir demasiado y por instinto trate de bajarlo pero cuando estire mi mano el hombre sobre sentado en mi espalda agarró mis muñecas y las retorcio, grite de dolor mientras me inmovilizaba. Giré mi rostro para ver al sujeto pero las luces volvieron a cegarme.

-¡¿Qué demonios? Sueltenme, no he hecho nada! -grité cuando otro sujeto se acercó a mi inmovilizado cuerpo y empezó a toquetearme en busca de armas.

-¡Esta limpia! -gritó al terminar pero la persona sentada en mi espalda no se movió y me mantuvo inmovilizada.

Escuché una risa y un grito enojado proveniente de dos personas diferentes -¿Qué demonios haces aquí, recluta?

Y exploté. -¡Oh, nada! ¡Solo paseaba por aquí y me pareció jodidamente divertido ser golpeada en la maldita cara, inmovilizada en el suelo, cegada con sus benditas linternas y humillada gracias a mi estúpido vestido, ¿y ustedes, disfrutan del espectáculo?! -le grité.

La risa era muy fuerte y el único sonido que se escuchaba aparte de mi entrecortada respiración. Sentí un tirón en la falda del vestido y por fin mis nalgas pudieron estar cubiertas.

De haber sabido que esto pasaria me habria puesto aunque sea un pequeño short o mejor aun y no habría venido aquí. Mi cara estaba tan caliente por la furia y la vergüenza que solo queria que la tierra me tragara.

-Dejenla levantarse -dijo el dueño de la risa respirando con dificultad -. Ella no es un peligro.

Aun así nadie se movió hasta que la voz de otro hombre les ordenó que lo hicieran. Cuando la persona en mi espalda se levanto y me liberó, me di la vuelta sentándome y busqué mis lentes en el suelo. Tan pronto como los encontrara iba a salir corriendo de este lugar.

Una palida mano me dió mis lentes. Se los arrebate y en el proceso sentí mis uñas rasparse con algo. Lo habia rasguñado pero no me disculparia.
Cuando me puse mis lentes encontré al dueño de la mano sentado en cuclillas frente a mi y viendome enojado con sus bojitos ojos color hielo. Sentí la sangre calentar de nuevo mi cara al instante.

-Este lugar es un área restringida, recluta, así que será mejor que se de media vuelta y se vaya por donde vino -dijo un enojado hombre albino.

Bola de Nieve se veía bastante enojado, siendo mi superior podría castigarme por levantarle la voz y nadie trataría de ayudarme pero en esta ocasión el albino me estaba dejando ir sin ningun castigo, así que no lo iba a contradecir. En ese instante me di cuenta que desconocía su nombre pero tampoco preguntaría.
Me levante con cuidado y empecé a caminar no queriendo tentar más mi horrible suerte. Cuando estuve lo suficientemente lejos como para no verlos empecé a correr.

Corrí todo el camino de regreso hasta el edificio B-01 esquivando cosas y personas. Adentro no había ni un alma aparte de mi y aun era muy temprano para que volvieran. Camine respirando agitadamemte hasta mi cama y al lado de mi baúl habia una caja grande y metálica de aspecto pesado, la caja fuerte. Me quedé de piedra al verla.

Ya no tengo casa ni familia.
Ya no tengo nada.

Por un momento me habia olvidado de eso.
Me obligue a respirar y trate de sacar el pensamiento de mi cabeza, pero mi nariz pico y estaba segura que habría llorado si aun tuviera lagrimas para derramar. Trague saliva y parpadee hasta que tuve el suficiente valor como para acercarme a la caja y me senté frente a la puerta.

Secretos De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora