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Cuando el camión llegó a la base militar, nos ordenaron bajar y formarnos en una línea. El soldado de mediana edad nos guió dentro de la base hasta que llegamos a un lugar cerca del muro exterior con cuatro mesas y largas filas de personas con vestimenta normal esperando su turno para llegar al frente, pero detras de las mesas, a varios metros de distancia, habia dos casas de campaña verde militar que eran más grandes que mi propia casa.

-Formense en alguna de las filas y esperen su turno. -luego de decir esto el soldado empezó a alejarse.

-¡Hey, espere! -un hombre se salió de nuestra fila y tomó al soldado para detenerlo -, ¿por qué debemos formar...

El hombre cayó al suelo sin terminar de hablar.

-¿Alguien más? -los ojos negros del soldado nos miraron.

Corrimos a formarnos en las filas sin preguntar nada. No tuve el valor de voltear a ver lo que pasó con el soldado o con el hombre, solo esperé en mi fila durante un tiempo. Me atreví a echar un vistaso cuando varias personas frente a mi lo hicieron. El hombre seguia tirado en el suelo pero nadie se movió a ayudarlo, sentí lastima y cuando estaba a punto de ir a ayudarlo, dos manos me jalaron de vuelta a la fila.

-No lo hagas -susurraron en mi oído. Me giré para ver a la dueña -, te castigaran si tratas de ayudarlo. Estará bien.

-¿Cómo lo sabes? -le pregunté dusosa

-Llegué dos camiones antes que tú, solo que me salí de la fila para ir al baño, él no es el primero en hacer algo así y tampoco será el último del día.

La chica se encogió de hombros y miró al frente. Le di un último vistazo al hombre antes de voltearme y esperar mi turno. La fila avanzaba rápido pero eran tan largas las filas que parecía una espera eterna y las personas seguían llegando.

-¿Por qué son tantos? Creí que mi camión era el último.-susurre para mi misma

-Quizá en tu ciudad fue el último pero en las otras ciudades de tu reino no lo fue. -contestó la chica detras de mi

-Además de que en esta base se reunen los nuevos reclutas de cuatro reinos distintos, por eso las cuatro mesas. añadió el chico frente a mi en un susurro.

-¿Hay una mesa para cada reino?, ¿para qué reino es esta mesa y cuál en para el reino de Castela?

-No te preocupes, no va así. Las filas no son por reino asi que no te preocupes.

-Ah, gracias. -suspiré aliviada. No hable más y ellos tampoco.

Continuamos avanzando en silencio. Fui conciente de las personas que llegaban y se unían a las filas pero dejé de prestarles atención luego de un tiempo y media hora después de mi llegada por fin volví a ver la mesa. Había cincuenta personas entre el inicio y yo. Luego cuarenta y cinco.

La mesa estaba cubierta con un mantel verde militar y habia dos soldados tras ellan vistiendo un uniforme completo, desde botas hasta gorra. Uno estaba sentado tras una computadora portatil tecleando furiosamentenm mientras el otro hablaba con la persona de la fila y le entregaba una pequeña mochila.

Cuarenta personas. Escuché algunas risas y susurros de las personan más al frente de la fila pero eran tan bajos que no logré distinguir que decían.

Treinta personas. Miré a la mesa de nuevo, una chica bajita y rechoncha hacia mariposas frente a la mesa. Me reí al igual que la chica y el chico con los que converse, me lo regresaría el karma pero era gracioso ver a la chica así. El soldado de pie le dijo algo que hizó a la chica parar y le dio una mochila, la chica la tomó y rodeando la mesa se fue a la inmensa casa de campaña a la derecha. Avanzamos. Un chico pasó esta vez, habló un poco con el soldado de pie, luego se echo una marometa en la tierra y nos reímos, el soldado le dió una mochila y el chico se fue a la casa de la izquierda. Un hombre se adelantó a la mesa, yo estaba atenta a lo que pasaba pero solo hablaron antes de que el hombre tomara la mochila y se fuera a la casa de la izquierda.

Secretos De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora