14. Visita a David

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Sin ganas de volver al edificio B-01 y sin más lugar a donde ir me encaminé en dirección al bosque mientras me sumergia en mis pensamientos.

Mi padre y mi hermano siempre se habían portado de manera normal, sus cartas eran igual a lo que podría esperar sobre ellos aunque nunca tuvieron la mejor ortografía pero en estos tiempos solo los raros se esforzaba por eso. Matar a un insecto con una hoja siempre dejaba mancha pero era una conicidencia si la forma se parecía a algo, fue Tom quién habia encontrado forma de ave pero incluso él mismo me dijo que debia ser negra para ser un cuervo. Incivas estaba equivocado, cualquiera que conociera a mi familia sabría que no eran espías y nunca serían buenos en ello. Papá había perdido la condición tan pronto como había dejado de trabajar como guardia, y Alex carecía de reflejos y del valor suficiente como para matar algo, cuando él se topaba con un bicho en la casa, nos gritaba para ir a ayudarlo. Ellos no podían ser espías, mi mamá me habia contado desde que tenia memoria y en ellas los espías eran muy listos, competentes e indetectables en cualquier situación. Mi papá y mi hermano carecían de las dos ultimas condiciones.

De mi mamá no podía decir lo mismo, antes ella habria sido una espía perfecta y, si me lo hubieran sugerido, ella sería la única calificada para el trabajo pero ahora ya no. Posiblemente el dolor de perder a su esposo e hijo la afectó demaciado y la volvió loca, el dolor hace esas cosas.

Los sentimientos son poderosos es por ellos que son peligrosos.

Tenía un nudo en la garganta y varias lágrimas con ganas de salir de mis ojos pero me contuve.

Si tan solo mi mamá estuviera aquí, si tan solo la hubiera encontrado ese día, si tan solo me hubiera ido y no hubiera dudado, quiza ahira estaria con ella y por fin habría conocido a mis tíos y a mis primos.

Hubiera, hubiera, hubiera.

Me detuve en el límite del bosque y seguí pensando.

-Pensé que no llegaría, sigame.

Un hombre uniformado salió del bosque y me tomó del brazo llevándome adentro. Empecé a forcejear para liberarme.

-Creo que se equivoca de persona, yo no tengo una cita con nadie solo estaba caminando y llegué aquí, es más, ya estaba apunto de volver a mi edificio... señor. -agregue el honorífico por si las dudas, no quería tener más problemas.

El soldado no dijo nada y siguió caminando llevandome con él hasta que supongo que lo harte porque no dejé de tratar de safarme de su agarre. El miedo hacia que mis ganas de vivir salieran a flote y entre más profundo me llevaba el hombre, más miedo empezaba a tener.

-Señorita, le sugiero que deje de moverse y me siga obedientemente, tengo ordenes de nuestros superiores de guiar a una persona y las voy a cumplir, aun si usted no es a quien yo esperaba esta área esta prohibida y usted demasiado cerca. Si es o no la persona a la que esperaba lo descubriremos cuando lleguemos.

Mi corazón tronó en mis oídos y el miedo aumento. Empecé a divagar por miedo.

-Yo estaba en la línea límite y no hice nada malo así que no tiene razones para llevarme ante nuestro superior y solo lo haría enojar si lleva a la oereona incorrecta por lo que le sugiero que me deje ir y todos.

-El toque de queda empezó hace más media hora por lo que usted está incumpliendo las reglas con su sola presencia. Por lo que le sugiero que sea usted a quien yo estaba esperando por que el castigo por lo que usted está haciendo no es nada bonito.

¡Me lleva el diablo!

Deje de luchar y, tragando saliva, empece a seguirlo.

Mi gran sorpresa no fue la pequeñísima cabaña a la que el soldado me llevó sino la persona dentro de ella. El espacio dentro era reducido y en el interior solo habian una chimenea, ahora apagada, en la pared opuesta a la puerta y varios sofas. Parecía un área de espera más que una cabaña de huespedes.

Secretos De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora