Secretos De Otoño

16. Reencuentro con Lena

Estaba nerviosa y eso era algo que se notaba, pero no es que quisiera ocultarlo y no podría aunque quisiera. Tampoco es que importara mucho un soldado nervioso más o uno menos, todos a mi alrededor estaban nerviosos y ansiosos por lo que pasaría hoy.

Todos los nuevos reclutas estabamos parados frente a las puertas esperando el momento indicado.

-¡Oh por todos los ciedos...cielos! Agh mi lengua empieza a fallar de los nervios ¿no me veo raro ni huelo mal verdad? Diganmelo ahora porque no quiero causarle una mala impresión a la Boa cuando la conozca ya saben que eso del amor a primera vista aveces falla si te vez o hueles como mier...

-¡Callate de una vuena vez, Tom!

-Día difícil, ¿eh?- le pregunté a Incivas pero Tom entendió alreves y mientras el moreno solo asentía y se acercaba a su hermana junto a mí, el castaño parlanchin se me acercó y continuó su discurso.

-Si y no tienes idea de cuanto. Incivas a estado realmente insoportable todo el día y el sabe que es un día importante para mi es posiblemente el dia mas que tendré y el no piensa en eso pero tu y Mar no son como él... Bueno Mar es muda por lo que posiblemente es de tanta ayuda como su hermano pero ella al menos hace gestos y trata de comunicarse pero él esta insufrible y no entiende cuen nervioso estoy...

¡Oh, diablos!

Le lancé una mirada a los dos hermanos quienes me ignoraron olimpicamente. Tom era encantador y hablador por naturaleza pero los nervios sacaban lo más insufrible de su ser y eramos nosotros, sus amigos quienes cargabamos con eso. Tuve que soportarlo durante media hora yo sola hasta que llegó la hora y los soldados veteranos entraron por las puertas. Esas personas con habilidades increibles, más allá de lo normal o posible, aquienes nunca podríamos alcanzar o superar solo por suerte. Ellos eran los soldados de Élite.

Un suspiro colectivo se alzó desde todos los lados encuanto las puertas se abrieron y empezaron a entrar los élite. A la cabeza de todos ellos estaba el general más importante de todo el ejercito en el país: el general Martin Sael. Se decía que él era un descendiente de uno de los estrategas más destacados de la Gran Emperatriz, cuyo nombre era Orión, alias el Soldado de Guerra, y que de ahí obtuvo sus habilidades de estrategia.

Detrás de el pasaron otras personas y los susurros aumentaron. "Ese es Raeli, su cicatriz la ganó tras matar a un trigre de cetas rojas", "¡Mira ella es Elka!", "Dicen que ella puede volar si...", "Rasgo te va a paralizar si lo sigues mirando así", "¡Mira, mira! Él es cuernos...", "¡Ahí esta Búho!". Presté atención a todos ellos sin participar o interrumpir hasta que la miré. Fue de los últimos soldados en entrar, estaba a la cabeza de uno de los grupos portando el uniforme de honor de los soldados de élite; su cabello estaba amarrado en una cola de caballo alta y caminaba con confianza y alegre por la entrada. Apenas y fui consciente de lo que Tom me decía, aunque lo estaba gritando.

-¡Ceci, Ceci, mira, mira!, ¡AHÍ ESTÁ LA BOA, ESA ES LA BOA!

En ese momento no me importaba nada de lo que el entusiasmado Tom me decía, toda mi atención estaba fija en la chica que entraba sonriendo. Sentí el aire escapar de mi alcanze y al mundo estremecerse bajo mis pies. Más baja que el resto de sus compañeros, con una cara redonda que le daba un aire infantil, tan segura de si misma como siempre lo había sido y tan ajena de si misma como la recordaba. Inconscientemente busque a otra figura conocida pero no la encontre y me obligue a volver a mirarla solo por temor a que hubiera sido un espejismo.

-...len-a... -me cubrí la boca con las manos y reprimi mis palabras mientras la euforia y el temor se acrecentaban en mi ser.

-¡Si, esa el Elena, la Boa!, ¿verdad que es preciosa? -solo pude asentír con fuerza a las palabras de Tom mientras las lagrimas empañaban mi vista.