Capítulo 4: Compañeros

991 90 56
                                    

Sousuke

Tenía el pulso alocado y a mi organismo casi se le olvida cómo respirar.

—Bueno, es una manera de expandir tus feromonas. —dije con dificultad.

—Creo que comienzo a entenderlo. —aclaró con determinación y se quitó el cinturón de seguridad.

No podía irse sin más, acababa de descolocar a mi alfa. ¿Era yo el único que estaba nervioso por lo que acababa de pasar? Eso me molestaba. No sabía qué hacer. Tampoco podía detenerlo, mi control se estaba desbordando y temía perder la cordura de un momento a otro.

—¿Y al contrario? Me interesa más saber pararla. —dijo ya desde afuera del automóvil.

Salí de mi ensoñación pero mi corazón no dejaba de trotar alocado. El aire se escuchaba pesado a través de mis fosas nasales, era demasiado consciente de las reacciones de mi cuerpo.

—Relájate. —solté sin saber si lo decía para él o para mí mismo. —En lugar de dejarlo fluir hacia el exterior, retén a tu animal. Lo intentaremos la próxima ocasión.

Me estaba asegurando al menos una próxima vez y Tachibana asintió convencido al instante. Se marchó hasta meterse en el edificio y le seguí con la mirada, como si así pudiera disfrutar de él un poco más. En mis deseos más profundos y sinceros quería que diera media vuelta y me besara de nuevo para despedirse.

💞💙💚💞

De nuevo, respiraba hondo sentado en medio de mi salón. No lo consiguió la primera vez ni la segunda. Tampoco sacó el tema sobre ese beso repentino o por qué sus feromonas se desbordaban a medida que se acercaba a mí, también cuando mi aroma se expandía. Quería pensar que era imposible, pero indudablemente le hacía efecto tanto como a mí el suyo.

Pensé en el resto de alfas de los que podía haber sacado información, al fin había podido entender que les resultaba un olor agradable como de omega, pero no les volvía locos. ¿Por qué a mí sí? A veces me siento inseguro y tengo la sensación de que mi alfa saldría sin permiso, pero al menos había logrado entenderlo. No es el perfume en sí. Es porque es suyo. Es porque Tachibana me encendía. No era sólo su fragancia; su expresión de concentración, sus mejillas teñidas y su cuerpo sudado no ayudaban a mantenerme a raya.

—Relaja tus feromonas, Yamazaki, me desconcentro.

Las paré en seco al hacerme consciente de ellas.

Sí, Tachibana no conseguía detenerlas, para eso necesitaban que yo detuviera las mías. Así, los días siguientes, fueron duros. No sólo porque él era incapaz de dejar de emitir sus feromonas con totalidad, sino porque ambos estábamos concentrados en comenzar su gran proyecto. Cuando terminábamos el duro día en la oficina veníamos a mi departamento. Habíamos establecido una especie de rutina. Cenábamos juntos en mi casa, practicábamos y después lo acercaba a la suya. Siempre había tiempo para hacerle enfadar y molestarlo, e incluso comencé a saber más cosas sobre sus costumbres como que ama la carne, pero odia lo picante, por lo que también adapté mi comida a sus gustos en esos días. El día que confundí el azúcar con la sal incluso consiguí hacerlo reír. Nunca había reído para mí. Sus dientes eran blancos y perfectos y sus labios rosas y acolchados. Por supuesto, estaba enamorándome más de él. Y ya no encontraba una vuelta atrás.

💞💙💚💞

Había aprovechado el silencio y el vacío, no sólo de la oficina, sino del edificio entero para caminar sin levantar sospecha hasta mi escritorio. Echó una última ojeada a los archivos y los alineó una vez más. Es detallista, perfeccionista por lo que era obvio que los candidatos habían sido sometidos a una investigación intensiva. Tal vez desechó alguno en último momento por no cumplir con cada uno de los objetivos que él creía conveniente.

Tu Alfa Por Mi Omega [Free!] [SouMako]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora