Capítulo Extra: Niños

471 55 72
                                    

Mi día había sido agotador. La señorita Minamoto parecía no parar de traerme documentos de parte de mi hermano y algunos de los subdirectores que requerían mi atención. Hube de pedirle que se fuera a casa, llevaba casi una hora de más trabajando. Era diligente, pero también necesitaba descansar.

Por mi parte, no supe si fue el exceso de trabajo o la impaciencia que sentía por ver a Makoto lo que me tenía aturdido pero sentía que hacía algunos días que las cosas no iban bien.

—Makoto está distraído. —mi hermano me sacó del trance y fue peor el hecho de escucharlo de pronto de su boca, como una patada en el estómago.

Distraído. No, en la cabecita de Makoto había algo y yo intuía qué podia ser.

—¿Es porque estás aquí? ¿Porque ya no trabajas con él?

Ojalá. Ciertamente, llevaba ya más de un mes en mi puesto, pero eso no había sido ningún obstáculo. No desde que Makoto y yo comenzamos a salir.

—No. —dije tajante.

— O sea, que sabes por qué está así.

Mierda. Era un truco barato para preguntármelo. Ya no tenía remedio, decirle que no lo sabía, era una mentira demasiado obvia. Mi hermano seguía siendo muy inteligente, pero tampoco tenía porqué decírselo.

—Son asuntos privados.

Kenjiro se sentó frente a mí. Me miró como hacía muchos años que no lo hacía. Con esa mirada adulta de "soy-tu-hermano-mayor" como si quisiera salvarme el culo.

—¿Por qué has cambiado conmigo? —le pregunté antes de que pudiera seguir interrogándome.

—Papá me regañó mucho la última vez que te envié la lista de candidatos ¿sabes? —explicó mientras jugueteaba con un bolígrafo. —Decía que no conseguiría nada presionándote. Y tiene razón, rindes mejor cuando estás a gusto, cuando haces las cosas a tu manera. Tachibana me recuerda un poco a papá. Es terco pero noble y sabe cómo tratarte. Todo eso me hizo pensar las cosas mejor.

—No entiendo nada.

Pero sí entendía algo. Las palabras de mi hermano me evocaron una imagen, abrazado a Makoto, recostado en su pecho. En esos momento me sentía amplio y magnífico. Parecía el único que conseguía comprender a un idiota como yo. Tuve un pequeño escalofrío que me trajo a la realidad.

—Tú también estás distraído. —aseguró Kenjiro.

Medité por un momento si depositar mis banales preocupaciones en él. Es cierto que Rin se había vuelto un confidente para mí, pero en estos momentos estaba totalmente descartado hablar con él. Estaba sensible y el tema podría hacerlo estallar. Eso reducía mis posibilidades, ya que no confío en mucha gente y Kenjiro era mi hermano mayor después de todo. Además podría darme la opinión fría y ajena que necesitaba.

—¿Alguna vez has pensado en tener hijos?

Mi hermano se atragantó con su propia saliva.

—Ni siquiera tengo pareja. —acabó por contestar costosamente.

—¿Crees que no tengo ojos en la cara, hermano? La señorita Minamoto va a tu despacho con cualquier excusa.

Kenjiro volvió a toser.

—¿Quieres darme sobrinos? —preguntó esquivando mi observación.

—No lo sé. —admití. —Se ha puesto como loco cuando se ha enterado de que Haru y Rin serían padres. A Makoto le encantan los niños, habría que ser imbécil para no darse cuenta.

Tu Alfa Por Mi Omega [Free!] [SouMako]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora