Tu Alfa Por Mi Omega [Free!] [SouMako]

Capítulo 5: Destinado Equivocado

*Este capítulo empieza un poco antes de donde terminó el anterior, para que vean las dos partes de la historia

Makoto

Dudo que seamos capaces de encontrarnos con un omega destinado que sea capaz de revolvernos el cuerpo y enamorarnos como idiotas.

¿Por qué dolía mi pecho? Mi corazón late descontrolado. Lo que me estaba pasando residía fuera de la lógica. Mi anatomía estaba respondiendo a Yamazaki y no podía parar esa sensación. Ningún alfa ha creado antes esta inestabilidad en mí, sólo repulsión. No era desagradable pasar tiempo a su lado, aunque aquel día, sentí mi estómago estremecer, un calor abrasador y que el cuerpo me temblaba. No era mi celo. Era imposible que lo fuera, pero se sentía como si de un momento a otro se desataría.

Lo primero cuando Sousuke me dejó en casa fue tomar unos inhibidores y meterme en la ducha. Solté mis feromonas a grandes cantidades para conseguir relajarme pero no funcionaba, no del todo. Mi sudor seguía corriendo por mi cuerpo y... mi miembro necesitaba de atención inmediata.

Mi imaginación estaba exhausta, así que sólo comencé a rozarlo sin pensar en nada. Sin embargo sí que necesitaba más. Algo que consiguiera llevarme al éxtasis. Algo con lo que llevaba relacionándome días y que no solo estaba afectando a mi cuerpo, lo sabía bien, también se colaba en mi mente sin permiso.

Tomé mi camiseta y busqué su olor en ella, pero no se percibía. Urgentemente, quería su aroma. El perfume de Yamazaki y el sabor dulce de aquel único beso. Ese que me demostró que mis feromonas se aceleran al tenerle cerca, al dejarme llevar. Quería volver a besarle, más intenso. Con más pasión y más ahínco. Moviendo mi lengua entre sus labios. Quería tener a Yamazaki a mi merced. Incluso bajo mía. Sí, esa era una buena imagen. Desnudo. Indefenso. Con la mirada suplicante por más de mí.

💞💙💚💞

—Alguien se ha pasado la noche contando ovejas. —ni siquiera lo dijo con regocijo, tan sólo como una certera observación.

No, imbécil. Me he pasado la noche en vela hasta que mis putos supresores han decidido sacarte de mi mente. Quise reprenderle, pero en su lugar, me sonrojé y le quité la vista de encima.

—No estoy de humor, Yamazaki.

—¿Acaso algún día estás de humor conmigo, Tachibana? —su voz seguía sin picardía, aún así me molestó.

A mi silencio, se acercó sin prisa y cogió unos documentos que acababa de dejar en mi mesa. Eran papeles llenos de correcciones inútiles, solo de pensar en volver a hacerlo me daba dolor de cabeza. En este momento admiraba como Yamazaki no parecía perder los estribos en sus anteriores proyectos. Les echó un vistazo durante escasos segundos.

—Aquí. —señaló. —Da igual lo que hagas, el problema con tus cuentas es este.

Mi día se iluminó de pronto. Le miré y le vi victorioso y sonriente y por inercia, sonreí también.

—Gracias. —dije como suspiro de alivio.

—Estás esforzándote mucho. —me revolvió el pelo. —Vamos, te ayudaré por hoy. Así, me disculpo por lo de anoche.

Vino a mi cabeza un pensamiento que no correspondía con lo que me hablaba.

—No importa. —dije a prisa pero acepté si ayuda de buena gana.