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Cuando llegamos a la azotea de la escuela, Youngjae soltó mis dedos y caminó hacia el frente, sentándose en el suelo, para luego girar con una leve sonrisa con poca gracia, indicándome que me sentara a su lado.

—Sabes, Arae —su voz suena tranquila, atraviesa mis oídos como una cálida melodía recién cantada y me permito guardar en mi memoria su hermosa voz al pronunciar mi nombre—. Eres estupenda.

Mi corazón dio un vuelco.

—¿Y-Youngjae? ¿P-por qué dices esas cosas? —el titubeo en mi voz es más que notorio. Siento como el color rosado se plasma en mis mejillas como si hubiesen sido pintadas con acuarelas y suspiro un poco incómoda —No digas cosas bobas —bufo, ocultando mi rostro en mi hombro.

—Sabes, yo también quisiera ser como tú —la mirada que me dedica es más que suficiente como para hacerme derretir—. Hermosa, valiente, inteligente, siempre alegre...

Fruncí el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—Que no te des por vencida. Que no llores. Que no ganarás nada con aquello. Sé que duele. Sé que te atormenta —coloca su mano sobre la mía—. Pero estoy aquí, puedes confiar en mí. Soy un amigo el cual nunca te negará una mano.

Reprimo mis lágrimas.

—Y también lamento no poder corresponderte.

Suelto mis lágrimas.



the reason; choi youngjae✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora