Doce

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Rose casi corrió hasta donde estaba Jungkook, ni siquiera se fijó si los hombre con los que antes hablaba seguían ahí, se lanzó a los brazos de mismo y empezó a besarle con desesperación pues sentía que esa sería la única manera de callar a esas voces que solo querían acercarla más a aquel infierno, Jungkook la abrazo de la cintura y prolongo el beso pero esta vez fue él quien tomó el control y lo dirigió.

-Vayámonos de aquí- Rose dejo que su palabras se escaparan de sus labios mientras aun compartía algunos besos con él

Jungkook solo acento con la cabeza y sonrió confirmado que al final él daría todo por ella sin cuestionar o hacer preguntas, deslizo su mano por el brazo de ella y tomo la mano de Rose entrelazando sus dedos y jalándola hacia la salida.





Ambos se encontraban sobre las mantas de la cama en la oscuridad de la noche pero con la luna solitaria alumbrándolos, sin decir palabras tan solo observándose el uno al otro.

-Adelantemos la boda- dijo Rose subiendo su mano y acariciando la mejilla de Jungkook con parsimonia

La expresión de este cambio por completo y no fue porque reprobara las palabras de Rose, si no que le sorprendió que ella quisiera adelantar la boda o que incluso quisiera hablar sobre estas pues todas la veces que Jungkook intentaba hablar acerca de eso, Rose hallaba la forma de cambiar de tema.

-Hablo de que al final y al cabo nos casaremos, así que ¿Por qué esperas más?- se volvió a explicar al ver que Jungkook no decía nada

-Sí, si- se expresó torpemente, sentía su boca seca y su respiración acelerada como un niño muy emocionado

Rose se sentía tan egoísta y manipuladora pues a pesar de que amaba a Jungkook con todo su corazón, con sus actos lo hería sin que este supiera, pues a pesar de tener la posibilidad de contárselo todo en ese momento, no quería que Jungkook la dejara de ver con esos hermosos ojos y ese brillo particular.

Ella se dio la vuelta y paso su pierna para así quedar a horcadas sobre Jungkook, fue bajando paulatinamente dejado caer su cabello, acercando su rostro al de Jungkook pues quería tener una vista que le permitiera admirar hasta el último detalle.

-Te amo, eso nunca lo dudes- susurro en su oído antes de besarle

Las caderas de Rose fueron moviéndose sobre el miembro de Jungkook al mismo tiempo que los labios de ambos tenían una guerra entre si.

Jungkook tenía sus manos en la cintura de Rose apretándola para acercarla más a él pues había empezado a sentir que aquellos roses ya no eran suficientes pues incluso la ropa interior de Rose estaba totalmente empapada y su pantalón parecía que iba a explotar.

Subió sus manos y fue bajando el cierre del vestido que ella traía y de paso también soltó el sujetador haciendo que cuando las prenda se deslizo del cuerpo de ella dejo ver sus pechos.

Rose tampoco perdió el tiempo pues después de quitar la camisa de Jungkook llevo sus manos al pantalón de mismo y maldijo por lo bajo cuando torpemente por la desesperación sus manos se enredaban sin poder quitar esa odiosas correa, pero después y con la ayuda de Jungkook puedo deshacerse de esa prenda y la que también le seguía pues le quito el bóxer.

Jungkook se había encargado de arrancar su ropa interior y botarla a un lado, haciendo que ahora los dos se encontraran totalmente desnudos y desesperados. Pues no esperaron nada para continuar las acciones que antes realizaban. Y aunque Jungkook esperaba que Rose se pusiera sobre él esta no lo hizo pues ahora ella quería dejarse llevar por él.

Y mientras las penetradas eran más rápidas y profundas Rose empezó a decir cuanto lo amaba, acelerando el orgasmo de Jungkook pues con ella tan agitada, totalmente dispuesta a dejarse guiar y diciendo las palabras que más le gustaban escuchar era imposible contenerse.

-Prométeme que siempre estaremos juntos- dijo Rose cuando el cuerpo de Jungkook cayó a su lado sin energía

-Juntos contra el mundo- respondió abrazándola y dejando un beso en sus labios antes de quedarse dormido








Jungkook no podía dejar de sonreír pues sentía que todo lo que había deseado en su vida se estaba haciendo realidad, estaba a punto de heredar la empresa de su padre, tenía buena saludad, era innegablemente guapo y se iba a casar con la mujer que más amaba, ¿qué más podía pedir?.

Pero ahí es en el preciso momento en el cual más tenemos que tener miedo, pues dicen que cuando un tiburón finalmente deja de nadar es cuando finalmente muere y por eso siempre tenemos que estar atentos ya que nuestra vida siempre estará llena de complicaciones a menos que la muerte llegue y ya no haya nada más por que luchar.

Entro en la oficina que su padre le había dado, saludando a todos los que estaban en el lugar más feliz que nunca.

-Señor Jeon- dijo la mujer que sería su secretaria antes de que este entrara -En su oficina lo espera un hombre, no pude evitar que pasara lo siento- explico

-No tranquila- dijo Jungkook restando le importancia

Su oficina era de ensueño, como esas que puedes ver en las que películas, con una gran mesa de vidrio en el centro, con ventanas excesivamente grandes que te permiten ver la ciudad, con sillones a un lado para recibir a socios. Y justo ahí fue en donde vio a un hombre que no conocía, este llevaba un sobre en sus manos y en su cara se podía ver una sonrisa perturbadora.

Jungkook se sentó enfrente, de inmediato él hombre le extendió el sobre.

-Como puede ver en estas fotos hay demasiada información que pensé le interesaría- el hombre se fue explicando mientras que el corazón de Jungkook se caía al suelo -Ya sabe por eso de que a gente como ustedes que les importa mucho eso de la reputación, debe saber que muchas revistas pagarían mucho dinero por esto pero mejor he decidido venir con usted- Jungkook miro con asco al hombre pero aunque este se dio cuenta pareció no importarle

-Te daré todo el dinero que quieras, pero como puedo garantizar que no conservara ninguna copia- Jungkook se escuchaba serio y agresivo aunque por dentro se sentía temeroso

-Solo tiene que confiar en mi palabra- dijo mientras dejaba escapar una risa escalofriante 



Después de que el hombre se fue Jungkook se sentó en la mesa mientras agitaba su cabello con desesperación, no estaba seguro como sentirse, pues su cuerpo aún se sentía en shock, no dejaría que nada de lo que tenía le fuera arrebatado de eso si estaba seguro que haría hasta lo imposible.

Un mensaje llego a su teléfono haciendo que se sobresaltara por el sonido pero al leer el contenido fue cuando volvió a sentir miedo.



Es hora de hablar, ¿no lo crees?

Jin


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