Alegría momentánea

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     "No hablaré contigo hasta que le pidas una disculpa a Seok Jin Hyung" 

     Esas fueron las palabras del pequeño Hoseok cuando Yoongi fue hasta su mansión con la intensión de pedirle que no se comportará como un idiota con él. (Aunque el idiota en todo caso era él mismo)

     ¿Por qué tenía que pedirle perdón a un tipo sin clase como lo era Seok Jin? Si le pedía perdón era poner en juego su orgullo, un príncipe jamás se retracta de sus palabras, ni menos si se trata de un odioso tipo que solo llega a robarle su derecho al trono.

     Si no lo haces, es probable que Hoseok jamás vuelva a dirigirte la palabra. Por su sol, podría tragarse todo su orgullo. Bien, le pediría perdón y no volvería a cruzar palabra alguna con ese idiota. 

     Al llegar nuevamente a su palacio y luego de dejarle su abrigo a una de sus sirvientas se encamino al patio trasero de aquel lugar, Jin solía estar en ese sitio con su actual mascota. Juanga... o algo así, y efectivamente, ahí estaban esos dos jugando. Yoongi no entendía el amor que Jin le tenía a su perro, jamás había sido capaz de cuidar de un animal, pero cuando veía cuanta atención le prestaba a esa bola de pelos, sentía un poco de envidia. Seok Jin es una persona muy responsable. Ni siquiera permitía que los sirvientes atendieran las necesidades de aquel animal, todos los días lo alimentaba, jugaba con él, lo sacaba a pasear pese que el palacio entero era un lugar perfecto para ese perro. Parecían uña y mugre. Se aburrirá de él en algún momento, afirmaba el albino. 

     Llego a la altura de ellos, el primero en percibirlo fue el pequeño Jjanggu quien se le acerco para olfatearlo. Jin giro y se encontró con los ojos de aquel niño malcriado. 

  —Hola... Yoongi—. Jin no era una persona rencorosa, pero justo ahora se sentía algo triste, no quería molestar a su futuro hermano, eso justificaba el porqué el menor no había tenido contacto alguno con él en las pasadas tres semanas. 

—Hola... Seok Jin—El pelinegro no tenía ni la menor idea de cómo era disculparse con alguien, jamás lo había hecho y a pesar de que no tenía su corazón en la mano, no quería escupir esas palabras sin ningún sentido — . Escucha, la otra vez, me pase con las cosas que te dije ¿si?, no era mi intención hacerte sentir mal o que mintieras por mi... hablando de eso, ¿puedes dejar de mentirle a los demás solo para cubrirme? No lo necesito...—Hizo una pausa, estaba hablando algo rapido y no llegaba al punto donde debía pedir disculpas—. En fin, solo quiero pedirte una... una... —.Vamos Min Yoon Gi, ¿eres hombre o no? 

     Jjanggu comenzó a ladrarle, como si le estuviera diciendo "Solo hazlo, idiota", aunque eso era algo imposible puesto que los perros no deben tener idea de lo que dicen los humanos (al menos eso pensaba el piel nívea). Yoongi se sintió algo presionado por los ladridos, no era un chico que soportará la presión de otra persona, en este caso, de un perro, así que Seok Jin intervino y le lanzo una pelota muy, muy lejos a su "bebe", este último corrió con la rapidez de una bala en busca de su juguete preferido. 

  —Perdónalo, supongo que noto la tensión en el ambiente— . El mayor comenzó a reírse, eso, de cierta forma tranquilizo al más bajo. Ya podría continuar sin interrupciones. 

  —Solo vine aquí a pedirte perdón... Jinnie, me porte como un cretino— . Era la primera vez en mucho tiempo que el castaño escuchaba ese apodo salir de su boca, sin duda alguna, eso hizo que sintiera que las cosas entre ambos podrían cambiar. Los ojos de Seok Jin volvieron a tener su mismo brillo, había estado tan triste esos días que no podía evitar que las demás personas notaran algo distinto en él. En ese momento, Yoongi se dio cuenta de que era aquel brillo en sus orbes por lo que notaba algo diferente al mayor. Era su culpa después de todo. 

—Disculpa aceptada, Su... Yoongi— . En un instante pequeño, quiso ser nombrado de esa manera, pero era demasiado orgulloso para admitirlo, así que solamente sonrió mientras veía como Juanga se acercaba con la pelota en la boca. —Dásela a Yoongi, Jjanggu—.Ahora sabía que Juanga no era su nombre, pero mentalmente, lo seguiría llamando así, secretamente, por supuesto. Evitaría relacionarse del todo a ese tipo... después de lanzarle la pelota a ese demonio con patas.

     Jjanggu se acerco al albino dejando caer la pelota en el suelo, este último la tomo y la lanzo tan fuerte como pudo. Así el cuadrúpedo salió disparado con el objetivo de seguir jugando con él. Era la primera vez que compartían un momento tan intimo. En ese momento en el que solo se estaban riendo y jugando con Juanga, Yoongi experimento una clase de felicidad que nunca antes había sentido, ni con el mismísimo Hoseok. 

Después de que el pequeño se cansara y ambos se dirigieran a los adentros del palacio, por una milésima de segundo, un pensamiento fugaz apareció en su mente 

Quiero que esto se repita contigo, Kim Seok Jin. 

Ojala así hubiera sido. 


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