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—ROTA—
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PIPER.
—¡NO OS ACERQUÉIS a la diadema!—las palabras salían de mi boca y no era capaz de controlarlas.
—Piper, la diadema es un horrocrux, y necesito destruirla para acabar con Voldemort.—dijo Harry con cautela y acercándose más.
—¡Atrás! ¡Nadie puede tocarla!—dije y mire a ambos.—No...—dije pensativa en un susurro.
Entonces aparecieron Ron y Hermione.
—¡Harry!—dijo Hermione corriendo a su encuentro.
—¿Que esta pasando?—dijo Ron ante la situación en la que nos encontrabamos.
Oir su voz me hizo bajar la varita levemente y dudar un poco. Pero la maldad era fuerte en mi, y más ahora que estaba más cerca de la diadema.
—Voy a proteger esta diadema contra todos.—dije amenazante.
—Piper...—dijo Ron con tristeza en su voz.—¿Que te esta pasando?—se acerco más que nadie a mi.
Pude sentir como mis pupilas se volvían completamente negras y mi piel estaba cada vez más blanca, tanto que las venas de mi cuerpo se transparentaban a la perfección.
—¡Esta soy yo!—dije furiosa.—¡No os acerquéis más!—dije amenazante.
—Piper, no me voy a ir.—dijo Ron y se acercó peligrosamente.
Quería controlar mis actos pero no podía intente luchar contra mis pensamientos pero no podía controlarlo.
Lancé un hechizo contra Ron, el hechizo lo desplazó varios metros al suelo. Me sentía culpable por lo que estaba haciendo pero no podía parar, me estaba desesperando.
—¡¿Qué haces, Piper?!—me grito Harry enfadado.
—Espera Harry, creo que la pasa algo.—dijo Hermione.
Ron con ayuda de Hermione se levanto.
—Piper.—la voz dulce de Draco, que hacia mil años que no escuchaba, apareció.
—No te acerques, Draco.—le apunte con mi varita.
—Yo se que te pasa.—dijo con miedo.
—¡¿El que?!—dije furiosa y cada vez más palida.
—Es el Señor Tenebroso.—dijo asustado.—Él te hechizó.—
—¿De que hablas? Yo nunca he tenido ningún contacto con él.—me acerque amenazante a él.
