¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—NOS HAN PILLADO—
_______________☆☆☆☆_______________
PIPER.
EL DÍA SIGUIENTE lo comencé con mucha emoción y nervios, solo podía pensar en Ron y en lo que le diría, mis tripas se revolvían de angustia e inquietud.
Una vez en el Gran Comedor Draco me contaba todo lo que habia sufrido en sus Navidades.
—Ha sido horrible, esta entrenando a nuevos mortifagos en mi casa, por suerte yo no. Volver me esta dando la vida.—Draco parecía muy agobiado y asustado.—y estar contigo también me da la vida.—seguía diciendo Draco, le sonreí con algo de culpa por haber pensado tanto en Ron estas Navidades pero aun así le brinde todo mi apoyo a Draco.
Mi vista se apartó un instante de Draco y sin pretenderlo se centro en cierto pelirrojo que comía como un cerdo sin miramientos y como acto reflejo un suspiro pesado salió de mis labios.
—¿Estas mirando a Ron?—preguntó Draco indignado.
—¿Qué? No.—respondí volviendo a mirarle.
—Mientes fatal, Piper.—bufo y recogió sus cosas.—Creía que lo habías olvidado—se levanto y salió enfadado de allí.
—¡Draco, espera!—grité pero él me ignoro. Solo pude volver mi vista a Ron, quien esta vez me miraba seriamente, yo solo aparte la mirada. Esto no estaba nada bien.
***
En todo el día no fui capaz de hablar ni con Draco ni con Ron, ninguno de los dos parecía disponible para aclarar las cosas. Y yo me sentía fatal por hacer sentir mal a Draco.
Dado por finalizado el día me dirigía, resignada, a mi Sala Común a estudiar los TIMOS que se acercaban y casi no me daba cuenta.
Normalmente a estas horas y sobretodo cerca de las mazmorras no había ningún estudiante con él que cruzarse sin embargo la voz alta de Ginny llegó a mis oídos antes que llegar a mi Sala Común.
—¡Ron! Solo quiero ayudarte.—protestaba.
—¿Cómo iba ayudarme esto?—escupió con enfado la reconocible voz de Ron Weasley.
Al escuchar eso me detuve de inmediato y me asomé con cuidado por la pared del pasillo a echar un vistazo. Los dos hermanos discutían mientras Ginny trataba de empujar a Ron hasta mi Sala Común, a la vez que este otro usaba todo el peso de su cuerpo para impedirlo.
—Creía que la odiabas, ¿por qué haces esto?—la acusó Ron mientras seguían forcejeando.
—Solo la odiaba por lo que tú me contaste, pero resulta que ella no es la única idiota de esta historia.—respondió la pelirroja.—Tú también lo eres.— sentenció.
