Fragile - Na Jaemin

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• Canción recomendada para leer el capítulo: 11:11 - Taeyeon
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Allí me encontraba yo, Jung Ha Neul, a punto de subirme a aquel avión con destino a mi ciudad natal.

Ni si quiera yo sabía lo que hacía pero la vida está llena de sorpresas y es mejor no pensar las cosas demasiado. Esta era mi única vía de escape para dejar todo lo que había pasado aquí atrás.

Abordé el avión dejando mis ideas atrás e inspirando por última vez el aire de la fría Alemania.

El viaje no se hizo muy largo estando acompañada de largas horas con R&B de fondo y sueños inacabables para contrastar el trayecto.

"Pasajeros del vuelo con destino a Seúl, han llegado a su destino. No olviden recoger todo tipo de pertenencias."

Aquella frase anunciada por el piloto del avión en el que me encontraba me despertó de mi profundo sueño haciendo sobresaltarme ligeramente en mi asiento. Recogí mi laptop junto con mi móvil y mis cascos para meterlo todo en la misma mochila y salir del avión.

Una vez más, tras cuatro años de larga espera, pude volver a ver el claro cielo del atardecer de Seúl. Por un momento me quedé totalmente embobada observando el cielo pintado con colores anaranjados y rosas anunciando la llegada de la noche, pero reaccioné cuando noté que todos los demás pasajeros del avión ya me habían dejado atrás.

Corrí una corta distancia hasta llegar a donde estaba todo el mundo. Un gran hecho sobre mí es que era, seguramente, la persona más distraída de toda la faz de la tierra.

Al entrar en el aeropuerto me dirigí a un pequeño apartado de este para recoger mi maleta facturada, lo cual fue algo más rápido de lo normal. Paseé por el gran aeropuerto, recordando como en este mismo lugar, una Haneul de 13 años se despedía de su hermano y sus padres para empezar una nueva vida en el extranjero. Era demasiado estúpida en esos tiempos pensando que en Alemania todo sería mejor.

Como no, me entretenía en cada tienda que me encontraba a mi paso, al igual que en un café que llamó mi atención al tener una decoración bastante minimalista.

Miré la hora que era, las 8:47 pm. ¿En que momento se me había hecho tan tarde? Ni yo misma lo sabía, como dije anteriormente soy demasiado distraída.

Agarré mi maleta y salí del aeropuerto tirando de esta. Seré distraída pero la suerte, al parecer, un día como este, estaba de mi lado. Justo en la puerta había dos taxis parados al parecer sin nadie en su interior, sin dudarlo me adentré en uno de ellos indicándole mi dirección al taxista a lo que este rápidamente reaccionó y arrancó el taxi para dirigirnos a mi destino.

Cada calle de la ciudad, cada pequeño detalle de esta, me producía una amarga melancolía al recordar toda mi infancia aquí. Era extraño volver después de tanto tiempo.

El taxista me avisó de la llegada a la dirección que le indiqué, efectivamente estábamos frente a mi antigua, y a partir de ahora actual, casa. Le entregué el dinero al taxista y me bajé junto con mi maleta y mi mochila comprobando que no olvidaba nada.

De repente sentí un sentimiento de nerviosismo en mi interior. Sabía que había alguien en mi casa por las luces que salían por los cristales de las ventanas y seguramente fuese mi hermano el que se encontraba dentro ya que de pequeña me acostumbré a apenas ver a mis padres por viajes de trabajo.

Inspira, expira, inspira, expira. Vamos, ya has llegado hasta Corea del Sur de nuevo, no puedes frenarte ahora.

Decidida, di el primer pasó y así sucesivamente hasta llegar frente a la puerta de la vivienda. Cerré los ojos para coger aire una vez más y volviendo a abrirlos llamé al timbre. Segundos después la puerta se abrió dejándome ver una figura masculina bastante más alta que yo.