14. Our Rainbow Has Gone

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La lluvia seguía chocando contra el suelo y cayendo sobre mi sin dejar ni un solo punto de mi ropa y mi cuerpo que quedasen secos. Ya no sabía diferenciar las gotas de lluvia que se deslizaban por mi rostro de las lágrimas que no podía frenar. 
Escuché el claxon de un coche que se encontraba parado frente a mi y al levantar la cabeza comprobé que era el coche de Yukhei. Durante la llamada no me dejó darle explicaciones, lo único que me pidió era que le dijese donde estaba y que no me moviese de allí. Al verme empapada bajó rápidamente del automóvil con lo que parecía una manta entre sus brazos. Rápidamente la extendió sobre mi haciendo que esta me rodease e hizo que me metiese rápidamente en el coche, cosa que hizo seguidamente él.

Sorprendentemente no me preguntó nada durante los primeros segundos mientras que comenzaba a volver a conducir, simplemente dejó que el silencio hiciese su papel en aquel momento hasta que hubiesen pasado unos segundos.

– ¿Por qué estabas sola bajo la lluvia? Parecía que te pasaba algo grave cuando me habías llamado, no sabes el susto que me habías dado por un momento. – preguntó tras el silencio sin despegar su mirada de la carretera. Permanecí en silencio, no sabía que decir y aunque lo supiera si empezaba a hablar se daría cuenta de la debilidad que hay en mi voz ahora mismo. Cuando paró el coche en un semáforo en rojo giró su cabeza para mirarme fijamente y rápidamente frunció el ceño.– ¿Has estado llorando? Haneul ¿estás bien? – Tras comprobar que se había dado cuenta de que había estado llorando ya no le daba tanta importancia a eso de hablar.

– No lo se, supongo que estoy bien. – respondí rodeándome más fuerte aun con la manta que me había dado Yukhei.

– Claro que no lo estás, sabes que puedes decirme lo que pasa. – apartó la vista de mi cuando vio que el semáforo volvía a estar en verde.

– Digamos que hoy no me ha podido ir peor. – me giré para mirar por la ventanilla del coche las gotas de lluvia que seguían cayendo sin parar.

– ¿Quieres hablar de ello? No quiero presionarte ahora. – Volví a quedarme sin respuesta, quizás lo mejor era hablar de ello pero tampoco quería comenzar a darle vueltas a todo lo que acababa de pasar. – Si esto va a ser como cuando éramos pequeños y tenías miedo de contarme las cosas porque creías que se lo iba a decir a tu hermano, tranquila, ya no somos esos niños tan infantiles. – volví a mirarle y vi que estaba sonriendo al recordar aquellos tiempos cosa que también produjo una pequeña sonrisa en mi rostro que poco a poco se volvió más amarga.

– Creo que ahora mismo no hay nadie que no tenga que decir algo contra mí.

– ¿Por qué lo dices?

– Todo el mundo me juzga con la mirada por las cosas que hice y que no hice el sábado en una fiesta y cuando creía que nada podía ir peor he puesto en mi contra a la única persona que no lo hacía. – dije en un tono de voz quebrado y lleno de amargor.

– ¿Y en esa fiesta te divertiste?

– Sí, supongo.

– Entonces no tienes nada de lo que arrepentirte, siempre va a haber gente que hable mejor y peor de ti hagas lo que hagas y en cuanto a esa persona, no creo que te deje para siempre si ha estado a tu lado cuando nadie lo ha hecho, eso no lo hace cualquiera. – al escuchar aquello que Yukhei me había dicho tragué saliva con la mirada en un punto fijo y con miles de dudas y pensamientos viniéndome a la mente. – Esa persona es Jaemin ¿verdad? – salí del trance en el que me encontraba tras aquello. Me extrañó que le conociese, quizás mi hermano había estado hablando de ello con él.

– ¿Le conoces? – pregunté extrañada clavando mi mirada en él.

– Creo que me hablaste alguna vez de él. – respondió con un tono más inseguro en la voz.

Fragile - Na JaeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora