8. Delinquency

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No sé exactamente de qué manera acabé subiendo a aquel coche estúpidamente lujoso acompañada de un completo imbécil que seguramente conseguiría arruinarme la tarde pero lo más seguro es que si no lo hubiese hecho, me hubiese estado persiguiendo por todo lo que me queda de vida hasta que accediese a ir con él a donde quiera que me esté llevando en este momento.

Me costaba guiarme y ubicarme más de lo normal, habían pasado años desde que no veía aquellas tiendas, aquellos restaurantes, todo había cambiado y todavía seguía sin saber a donde nos dirigíamos exactamente.
Quité mi mirada de las vistas que me ofrecían la ventana del coche cuando sentí que frenó de golpe.

– Hemos llegado – dijo en un tono tranquilo, al igual que su sonrisa, la cual yo me limité a ignorar.

Salí del coche y miré detenidamente el lugar donde nos encontrábamos. La verdad es que me esperaba un lugar que por lo menos conociese pero no, ese café, casi desierto, no me sonaba de nada.

– ¿Por qué me traes aquí?

– ¿Es necesario que te lo diga por quinta vez? Solo quiero hablar contigo y-

– No tienes que repetirme las cosas cinco veces, me refería a este lugar.

Yukhei ahora sonreía mirando el lugar para comenzar a caminar sin darme respuesta y abrir la puerta del local y adentrarnos en él.

– Sigue oliendo a las mismas semillas de café puro. – dijo este sin borrar su sonrisa y caminando hacia una de las mesas.
En eso tenía razón, un olor amargo pero a la vez adictivo inundaba mis fosas nasales por completo.

Una mesera llegó a nuestra mesa para apuntar nuestro pedido y tras apuntar dos capuccino en su pequeña libreta se fue volviéndonos a dejar solos. Yukhei parecía que había sido tan absorbido por el lugar que parecía no acordarse de la razón por la que tanto me había insistido en venir aquí.

– Cuando venía aquí me acordaba de ti.

– ¿Qué?

– Te estoy respondiendo a la pregunta que me habías hecho antes. – Fijó su mirada en mí después de varios minutos sin habérmela dirigido. – Cuando te fuiste venía aquí, el ambiente tranquilo me recordaba a ti, antes eras muy tranquila y serena y transmitías exactamente lo mismo. Me pasaba lo mismo con este café, el primer sorbo es amargo, pero después te acostumbras y lo disfrutas, justamente como tú.

– Yukhei, volver unos años a Hong Kong te ha afectado mucho a la cabeza.

– ¿Estás segura de que no te ha afectado a ti volver después de estar tanto tiempo en Alemania?

Clavé mi mirada en él para luego dirigirla hacia el suelo del local. Me incomodaba hablar de... en fin, todo lo que sucedió en Alemania, de hecho no lo había hablado con nadie nunca.

– Haneul, te conozco desde siempre, se que no has venido por tus estudios como me dijo Jaehyun.

– ¿Y por qué iba a venir si no?

– Eso mismo me pregunto yo.

Un silencio incómodo inundó la situación cuando llegó de nuevo la mesera para dejar nuestros cafés en la mesa. Yukhei dio un largo sorbo a su café mientras que lo saboreaba.

– Ahora me cuesta decir que eres como este café, desde que volví solo puedo ver tu lado amargo.

– Yukhei, déjate de bromas.

– Esta no es una de mis bromas, voy muy en serio.

– Déjalo, me voy de aquí. – me levanté bruscamente sin si quiera haber bebido ni un solo trago de mi café que seguía en la mesa.

– Ese es tu problema. – Giré sobre mis talones para volver a mirarle con una mirada de confusión y a la vez algo desafiante.– Me extraña que no te hayas dado cuenta ya. Siempre huyes de tus problemas como si dejarlos apartados significase que van a dejar de existir.

Mi abuela siempre me decía que ignorar un comentario molesto era siempre mejor que intentar buscar una respuesta y por primera vez decidí sacar mi parte madura y hacer caso a esto.
Volví a dar media vuelta para comenzar a caminar con pasos amplios aunque de fondo todavía podía escuchar la voz de Yukhei.

– ¿No pensarás irte sola? Ya no se puede ver ni rastro de la luz del Sol. – Yukhei había conseguido llegar a mi posición en menos de diez segundos.

– Lo único que ahora mismo me agradaría es andar, sola y sin nadie más, así que si me haces el favor de dejarme salir.

Abrí la puerta del café abandonando su adictivo aroma y volviendo a las frías calles del exterior.
Metí las manos en los bolsillos de mi chaqueta con la mínima esperanza de que a lo largo del camino el frío pudiese abandonarme y volví a colocar la mochila en mi hombro izquierdo.
Estaba molesta, ¿llena de furia? También y más que eso. Cualquiera puede notar que me estreso demasiado cuando alguien me lleva la contraria pero supongo que es algo inevitable.
Quizás en parte Yukhei no estuviese del todo equivocado. Había huido tantas veces que ya había perdido la cuenta pero esta última vez se situaba en el primer puesto comparándose con las demás.
¿De que huía exactamente? Quizás no lo pueda explicar, era por tantas cosas a la vez que abandoné el país sin planteármelo dos veces seguidas.
La enemistad siempre ha sido una cosa de la que he huido y que siempre me ha perseguido, por unos momentos estuve rodeada de puro egocentrismo, orgullo y avaricia, eso siempre me causó problemas y sobretodo en el momento de ser yo misma.
Para algunos era una chica que solo se veía a si misma y a nadie más, que tenía todo lo que quería, para mí simplemente era una adolescente cualquiera, creía que esto simplemente eran etapas que se pasarían con el tiempo y podría dejar de actuar como si nada me importase por fuera por mucho que me replantease las cosas por dentro, pero para otros era una chica que no sabía que hacer realmente con su vida, en mí simplemente se veía pura desubicación y confusión hasta que no tardé en darme cuenta de que algo mucho peor me comenzó a perseguir.

El delito.

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Canción recomendada para leer el capítulo: Forever Rain - RM

Aquí está un nuevo capítulo, bastante más corto de lo normal, lo se, pero quería limitarme a utilizar este capítulo a modo de explicación del pasado de la protagonista (sin indagar demasiado) para explicar el comportamiento que muestra en la historia aunque la historia de su pasado se podrá ver mucho más a fondo más adelante.

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Fragile - Na JaeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora