El momento perfecto.

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Al día siguiente de la fiesta, Rebecca pasó por casa de los padres de Thomas, fingiendo no saber que el en la mañana sale a correr.
Después de unos minutos, lo encuentra cerca de la playa.

Después de unos minutos, lo encuentra cerca de la playa

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Thomas. - Mira quién está aquí. Es mi perra ¿Cómo estás cabrón? No sabía que te ejercitabas.
Rebecca. - Ni yo sabía que tú lo hacías. Tengo apenas unas pocas semanas. Quiero reafirmar mi cuerpo, digo. Si voy a ser una perra el resto de mi vida tengo que verme bien por lo menos.
Thomas. - Veo que ya te resignaste.

 - Veo que ya te resignaste

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Rebecca.- Quieres que te acompañe. Sería cool tener un compañero de ejercicio.
Thomas. - Con que te gusta jugar sucio.

Thomas le da una nalgada a Rebecca, quien reacciona algo extraña. Se pone sería y pregunta.

Rebecca. - Eres bisexual a caso Thomas?

Quien sonriendo responde.

Thomas. - No lo soy, pero pensé que te gustaba que nos llevaramos así. Y dije, se ve que es buen animal.

Rebecca se le acerca y le toca la entrepierna asustando a Thomas, pero sonriendo después de poco.

Rebecca. - Yo seré la chica Bebé.

Le guiñe y ambos rien y continúan corriendo.
Después de casi una hora. Ambos entran al agua. Y Thomas nada muy profundo. Tarda en salir, al notar esto Rebecca va a buscarlo.  Hasta que después de un tiempo ambos logran salir con Thomas algo débil, con todo su esfuerzo Rebecca logra llevarlo a la orilla y lo mira llorar de la nada.

Rebecca. - Thomas, estás bien?
Thomas. - La extraño tanto amigo. Demasiado. No sabes cuánto. Es todo para mí y solo se va con su mejor amigo dejándome solo y sin saber la razón.
Rebecca. - Calma Thomas, ven abrázame.
Thomas. - Como puede ser posible que me haya dejado, yo la amaba. La amo todavía.
Rebecca. - Tal vez ella también te ama, pero quizá no es ella misma la que está hablando. Solo dale un tiempo, quizá logré acomodar sus ideas.
Thomas. - Crees que eso sea suficiente?
Rebecca. - No lo sé, pero quiero verte feliz Tomate.
Thomas. - Así me llamaba ella. ¿Cómo lo sabes?
Rebecca. - Solo se me salió. Además sabes cuánto la odio.
Thomas. - Quizá me haga bien el salir contigo. Eres un gran amigo, no entiendo por qué no te hablé antes.
Rebecca. - Quizá no era el momento, pero todo pasa por algo. Y aquí estamos... Solo tú y yo.

Rebecca siente tantas ganas de darle un beso, que la tensión puede sentirse alrededor de ellos, pero aún así ella se detiene. Y saca su teléfono.

Rebecca. - Deberiamos salir más seguido... Bro, ya sabes. De cuánta idiotez se te ocurra. Y si vuelves a estar triste y no sabes a quién decírselo, sabes que también cuentas conmigo.

Thomas comienza a bromear con Rebecca. Sonríe al ver a ese Shane tan atento a un amigo que apenas conoce, pero que se está volviendo importante para el.

Thomas. - Oye Shane, esto de que seas mi perra me agrada.
Rebecca. - Yo nunca dije que sería tu perra, marica.
Thomas. - No tengo que decírtelo, tu solo lo eres y ya.
Rebecca. - Solo, que entre lentamente por favor.
Thomas. - Te pasaste cabrón (ríe). Sabes, quería irme hoy mismo, pero creo que me quedaré hasta mañana. En la universidad todos los chicos son unos matados sin algo más en la vida que hablar de créditos extra y exámenes, contigo puedo hablar bien. ¿Vamos al golfito o que?

Rebecca al escuchar eso recordó su primera cita con Thomas. Ahí mismo en el golfito. Sonrió y emocionada dijo.

Rebecca. - Ya estuviéramos ahí cabrón. Yo pago las sodas.

Estando en el golfito tuvieron un gran día. Como si fueran unos grandes amigos, Thomas no se veía triste por haber dejado a Rebecca en absoluto. Y lo notó desde el primer hoyo. Pero al llegar al último, Rebecca recordó que había tropezado cerca de este al comenzar, y haciéndolo a propósito. Mientras charlaban, Rebecca tropezó en el mismo lugar. Ella recordó que el la había salvado y tenía miedo de que no lo hiciera por ser un hombre. Pero al recrear el evento,  Thomas ya tenía a Rebecca entre sus brazos. La tensión volvió a ocurrir, hasta que Rebecca aligeró las cosas.

Rebecca. - Oh! Mi héroe.
Thomas. - Mi princesa. Que maja luces hoy.

Ambos rieron al momento, fue tan romántico y divertido. Rebecca cada vez que podía le tocaba la entrepierna o el trasero a Thomas, este no se enojaba. Incluso seguia el juego. Ambos se subieron al autobús, Rebecca quería seguir tocando a Thomas. Y no sabía cómo hacerlo. Hace tanto que quería tener de vuelta a su novio, y eso era lo más cercano que podía lograrlo.

Thomas. - Toca, pero ahí deja la mano. Solo no muevas de más, pero hazlo si quieres.
Rebecca. - ¿En serio? Pensé que solo estábamos jugando.
Thomas. - Pues me gusta este juego, además somos amigos. Y si te gusta tocar, hazlo sin problema.

Rebecca dejó ahí su mano. Recordando aquella cita en la que ella y Thomas tocaron sus cuerpos por primera vez. Sintió exactamente lo mismo, esos nervios y esas ganas de hacerlo que se hacían más grandes que sentía perder el miedo a cada instante. Una electricidad que solo sentía con el. Mientras que Thomas por su lado, estaba con los ojos cerrados. Dejándose llevar por el momento según parecía. Con la cabeza hacia arriba y una ligera sonrisa en su rostro.

Rebecca tenía que bajar y llegar a casa de Shane así que quitó su mano y cuando intentó levantarse Thomas le tomó de la mano de nuevo. Lo cual fue un acto inesperado por Rebecca.

Thomas. - No te vayas, acompáñame.

Rebecca al verlo no pudo evitar sentir lo que le decía siempre. Como si todo el mundo gira siendo cada polo, dando vueltas sobre sí mismos. Y se quedó. Tanto tiempo cómo fue necesario para llegar a unos bloques antes de la casa de Thomas.

Thomas. - Gracias por acompañarme, es raro que el chico sea acompañado hasta su casa por otro chico. Pero creo que nos llevamos bien, y quiero que conozcas más de mi. Y saber más de ti,  sabes... No tengo teléfono, apenas si cuento con una laptop. Pero quiero darte el número del campus y mi extensión.

Rebecca era la única que tenía la extensión de Thomas y ahora se la pasaría a ella misma en el cuerpo de Shane. Estaba confundida, pero estaba enamorada del muchacho. Y aceptaba los términos.

Thomas. - Mi número es 552-144-7693 extención 2841, podrías darme tu número?

Rebecca. - Claro Thomas.

Rebecca le dió su número, y decidió irse. Thomas quiso acompañarla pero ella no entendía que pasaba. Al amor de su vida le gustaban los chicos además de las chicas, cómo podía ser eso posible si nunca se dio cuenta. O que estaría pasando mientras estaba en la universidad. Ahora sólo hay que esperar al momento perfecto para saber la verdad.

Love swapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora