Dirty Uncle. [Chriserick]

Capítulo 11.

Erick y Joel entraron al centro comercial. Primero entraron a una tienda de vaqueros y camisetas, en donde Erick escogió para él una camisa de cuadros junto con unos pantalones azul oscuro, que hacía resaltar sus piernas naturalmente bronceadas y tonificadas. Joel era sin duda apuesto, con sus 18 años ya había logrado conquistar a medio instituto. Y Erick no se quedaba atrás, los dos eran inseparables, conocidos desde pequeños. Mucha gente creía que eran novios, pero la verdad es que no iban más allá de una bonita amistad.

Erick cruzó las piernas, mientras se abanicaba con una revista y bebía de su coca-cola.

- Ya está todo listo. ¿Dónde opinas tu que lo invite a salir?- pregunto Joel, bebiendo de su zumo de naranja.

- Mmh... Se nota que Yoandri no es un chico tan sencillo, así que te sugiero que lo invites a una cena, un poco formal.- Sonrío.- Sí, muy romántico. Con eso bastaría.

Los ojos de Joel se iluminaron con un brillo especial, que él notó.

- Espero que funcione, de verdad Erick, este chico me tiene loco.

- No te preocupes, todo saldrá bien. En menos de dos segundos tendrás a Yoyo bajo tus pies.- Sonrío sin mostrar sus dientes.- ¿Qué hora es?

- Las diez.

- Mierda.- Masculló.- Que tarde es, mi tío me matara.- Dijo tapándose el rostro con las manos.

- Tranquilo, yo te llevo a tu casa.- Se levantó de la silla y dejó un billete de 5 dólares encima de la mesa.- ¿Vamos?

Él asintió y ambos salieron del centro comercial. Al instante Erick se colocó la chaqueta al sentir el frío de la noche rozar con su piel. Se dirigieron al estacionamiento y se subieron al auto de Joel. Al llegar a la casa de Erick, se bajaron y se despidieron.

- Gracias por ayudarme con lo de Yoandri, Erick.- Le dijo Joel.

- No hay de que.- Sonrío.- Me llamas después para saber como te fue con él.

- Vale.- Sonrío.- Cuídate pequeño.- Besó dulcemente su mejilla.

- Igual, adiós.

Joel se subió a su auto y Erick solo se movió cuando lo vio desaparecer por las calles. Se giró y se cruzo de brazos, tratando de contener el calor. Caminó hacia la puerta principal de la casa y metió las llaves en la cerradura. Entró y la cerró. De repente, las luces se encendieron y apareció su tío al frente de él sentado en un sillón. Tenía los puños y dientes apretados, y un músculo palpitaba en su mandíbula.

- Llegas tarde.-Su voz era dura y fría.

Erick tragó saliva.