Dirty Uncle. [Chriserick]

Capítulo 21.

Erick sintió algo retorcerse en su interior. No sabía porqué, pero esas palabras la hirieron en el alma.

 
- ¿Por qué me haces esto, tío? ¿No puedes olvidar lo ocurrido en la fiesta, y admitir lo que realmente sientes por mí?

 
Erick lo veía. Sentía el amor de Christopher por él, pero lo único que él hacía nada mas era ignorarlo, y ocultar el verdadero sentimiento que sentía por él.

 
- ¿Sentir qué? No hay absolutamente nada de lo que yo pueda sentir por ti, Erick. Escúchame bien, cuando Eleonora y tu papá regresen, olvidaremos todo. ¿De acuerdo? Todo volverá a ser como antes.

 
Erick sintió un dolor desgarrador en el corazón. Sus ojos se aguaron. Christopher no lo sabía, pero lo estaba hiriendo con sus palabras. Apretó los labios, obligándose a sí mismo a no llorar y siguió hablando por más que le costara.

 
- Después de todo por lo que hemos pasado, ¿Estás seguro de que todo volverá a ser como antes?

 
- Sí.- contesto fríamente, con el rostro inexpresivo.

 
- Vale.

 
De repente, se escucho el ruido de unas llaves entrar por la cerradura de la puerta principal. La puerta se abrió, y Eleonora y Erito aparecieron con maletas en las manos. Erick retuvo todas las ganas de querer llorar y dibujó una sonrisa en su rostro.

 
- ¡Hola papá!- exclamó Erick abalanzándose hacia los brazos de su padre.- ¿Cómo estás?

 
- Bien, ¿Y tú, hijo? ¿Has estado estudiando?

 
Erick solo asintió, débil. En vez de que su padre le preguntara por cómo había estado, le preguntó por sus estudios. Una cosa más para decir que su padre no lo amaba.

 
- ¿Cómo lo pasaron?- preguntó Christopher.

 
- Excelente.- sonrío Eleonora.- Miami es grande, y bellísimo… ¿Y ustedes dos? ¿Alguna novedad?

 
Christopher y Erick intercambiaron miradas llenas de dolor.

 
- No hay absolutamente nada de lo que podamos compartir.- dijo Erick, retrocedió unos cuantos pasos y subió las escaleras para encerrarse en su cuarto.

Eleonora tocó un par de veces la puerta.

 
- Erick, cariño. ¿Puedo entrar?

 
- Sí.- por el tono de su voz, Eleonora pudo darse cuenta de que había estado llorando.

 
Eleonora abrió la puerta y entró. Se acercó hacia la cama de Erick y se sentó a la orilla del colchón. Acarició su cabeza, en un intento por consolarlo.

 
- Mi amor, ¿Qué pasa?

 
- Nada.- contestó con el rostro hundido en la almohada.

 
- Sabes que estoy aquí para escucharte… ¿Acaso no te alegra de que tu padre y yo hallamos vuelto?

 
- No, no es eso.- levantó la cabeza y se dio la vuelta para mirarla a los ojos.- Por supuesto que me alegra de que estén aquí, es solo que… papá ni siquiera me saludo como es debido. Tan mal hijo soy para merecer su odio?

 
- Oh, mi niño, no digas eso… él no te odia, sabes que tu padre te quiere.

 
- No me lo demuestra.