Capítulo 30.

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Erick llegó a su casa.

- Ya llegué.- avisó, pero nadie contesto.

 
Caminó hacia la cocina y se sirvió un vaso de agua. Luego subió las escaleras y cuando caminaba hacia su habitación, se encontró con su padre.

 
- Hola hijo, ¿Cómo te fue en la escuela?- preguntó Erito.

 
“Agotador, aburrido, cansador”.

 
- Bien.

 
- ¿Tienes tarea por la cuál hacer?

 
Erick asintió. Si algo había aprendido estos últimos días, era que debía hacerle caso a su padre en todo lo que decía si quería que lo quisiese.

 
- De hecho si, una tarea grupal de Biología. Me juntaré en la casa de Andy para hacerla.

 
Erito frunció el ceño.

 
- ¿Ese niñito matón de tu curso?- él asintió.- Perdóname, pero con él no vas a hacer tu tarea. Ni con él, ni con ningún otro chico.

 
- Bueno, considerando de que somos once las personas que vamos a clases particulares durante las vacaciones, se me hace imposible no hacer la tarea con un hombre.

 
Erito estiró su mano hasta su mejilla y lo acarició con una ternura que lo asustó.

- Lo lamento, Erick, pero me temo que tendrás que hacer la tarea tú solo. Eres un chico muy guapo, y no confío en ese chico y ni en ningún otro como para dejarte solo con él.

 
Erick lo miró sin pestañear. Era probablemente lo más acogedor que le haya dicho durante todo el verano. Y su corazón se encogió con la simple idea al creer de que se estaba ganando un poco del afecto de su padre.

- Esta bien, papá. No te preocupes, haré el trabajo yo solo.

 
Erito asintió, satisfecho y lo dejó solo en su habitación para que comenzara con su tarea. Erick sacó su libro de Biología de la mochila e intentó concentrarse en su investigación, aunque sus pensamientos solo estaban puestos sobre su tío y en lo hermoso que sería tenerlo a su lado en ese momento. Poder sentir sus manos vagar por cada curva de su cuerpo, el caliente contacto de su piel con la suya mientras que su lengua recorra lugares que ni él mismo sabia que existían.

Se enrojeció de calor ante el simple pensamiento de él encima de Christopher montándolo, mientras se desliza de arriba hacia abajo, controlando el placer de ambos, disfrutando de la dulce melodía de su voz, ronca y áspera, al oírlo gemir un “Erick” lleno de lujuria en su oído. Su cuerpo hervía por él. Lo deseaba, aquí y ahora.

El sonido de la puerta de su habitación sonar al tocar lo sobresaltó. Pensando que era su papá quien lo llamaba para bajar a cenar, contestó con lo primero que se le vino a la mente.

 
- Ya estoy que termino mi trabajo, papá. Lo acabo y bajo a comer.

 
- Tengo algo mucho mejor para darte de comer, nene.

 
Erick sonrió al reconocer su voz. Christopher entró a la habitación. Las comisuras de sus labios se levantaron hasta formar una pícara sonrisa y acercándose hasta la orilla de su cama, tomó su mano y le quitó el lápiz para luego acercarlo a sus labios y depositar dos sonoros besos en el dorso de su mano. Erick gimió al sentir la suavidad de sus labios recorrerle entre sus dedos.

 
- ¿Qué haces aquí?- logró formular él, entremedio de un jadeo.

 - Vine a alejarte un poco del estrés de la escuela.- gruñó, apartando los libros y útiles escolares a un lado para sentarse a su lado.

- Me parece estupendo pero… Papá y Eleonora nos pueden escuchar…

- No te preocupes por eso, fueron a cenar y me dejaron bajo tu cuidado.- dijo, mirando los primeros botones de su camisa que cubrían su torso, los cuales le pedían se desabrochados.- Joder, no hemos follado desde que Erito y Eleonora llegaron y te necesito…

 
Erick bajó la mirada a su abultada erección entre sus pantalones. Él también lo necesitaba. Con desesperación.

 
- Hazme el amor.- le imploró él, sus ojos oscuros por el deseo.

 
Y tomándolo del cuello de su camisa, lo jaló hacia él hasta devorar sus labios con los suyos.

Dirty Uncle. [Chriserick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora