— ¿Qué harás? —Preguntó el doctor.
Lincoln frunció el ceño. Miró a su hermana Lori, buscando apoyo, o más bien tratando de saber qué es lo que ella haría.
—Es tu decisión, y no quiero imponerte nada —dijo ella, adivinando lo que su hermanito estaba pensando—. Pero creo que literalmente sabes qué es lo que yo, y todas tus hermanas, querríamos.
Tenía razón. Él sabía qué es lo que sus hermanas le dirían que eligiera. En realidad no había nada que pensar, la respuesta era clara. Quizás el problema era que él ya se había imaginado cómo serían sus últimos días, y esto cambiaba el escenario que había armado en su cabeza. Un cambio total, de hecho. Todavía no podía saber si sería para bien o para mal.
Miró nuevamente a Lori y asintió suavemente. Ella le sonrió.
—Llamaré a mis padres para que vengan cuanto antes —le dijo Lori al doctor, quien abandonó la sala pocos segundos después.
Lori notó que Lincoln parecía un poco nervioso, por lo que se acercó y lo abrazó, acariciando su cabello. Besó su frente y descansó su mejilla en su cabeza.
—Todo va a estar bien —le aseguró, en voz muy baja.
Lincoln nunca rechazaba un abrazo de sus hermanas, aunque normalmente habría fingido que ya estaba un poco grande para eso si era con una de sus hermanas mayores. Pero en aquel momento no necesitaba ni quería fingir nada. Disfrutó el abrazo, perdiéndose en el calor de su hermana. Habían pasado toda la noche juntos. Hablaron durante varias horas sobre cosas mundanas, recordando anécdotas. Eventualmente también hablaron sobre el presente y sobre el futuro inmediato, y aunque ambos habían vuelto a llorar, Lincoln estaba sumamente agradecido con su hermana. Por estar allí para él. Por acompañarlo, dejando descansar a su madre. Lori muchas veces podía ser muy mandona, pero no había nadie en la casa de los Loud tan dispuesto a ayudar a sus hermanos como ella.
—Voy a llamar a papá, ¿si? —Dijo finalmente, separándose de Lincoln—. Termina tu desayuno.
No tuvo que decírselo dos veces. Apenas si había empezado cuando el doctor entró a decirles las nuevas noticias, y realmente estaba hambriento. Es cierto, la comida no era tan sabrosa como la de su casa —y estaba años luz de ser tan deliciosa como la de los McBride—, pero no iba a andar quejándose.
Mientras Lori esperaba a que su padre contestara su teléfono, Lincoln comenzó a pensar en Clyde. Tendría que explicarle, tarde o temprano. Quizás el nuevo desarrollo de los eventos lo ayudaría a hacerlo más fácil.
— ¿Hola, papá? —Escuchó que Lori hablaba, mientras él desayunaba—. Si, está bien. Escucha, el doctor vino hace unos momentos y... No, no, está bien, no es nada grave. ¿Puedo terminar?
Lincoln rió un poco imaginándose a su padre tan preocupado como para no dejar hablar a Lori. Luego comenzó a pensar en que tenía toda la razón para estar preocupado, y la risa murió en su garganta.
—Dijo que Lincoln está estable, no necesita medicinas, y ya que no hay ningún tratamiento... Es... Es sólo cuestión de esperar —Dijo Lori, esforzándose por no quebrarse por teléfono—. Puede quedarse en el hospital y que lo controlen todo el tiempo que haga falta, pero el doctor a cargo de su caso quiere darle el alta... No, no, ya te dije, no necesita ninguna medicina... No... Si no hace ningún esfuerzo y descansa, no debería haber problema, hasta que, bueno... Ya sabes.
Lincoln terminó de desayunar rápidamente, mientras Lori terminaba de hablar con su papá, explicándole con más detalle lo que el doctor les había dicho. Al parecer, la condición de Lincoln no iba a ir empeorando lentamente hasta matarlo, como él creyó en un principio. Viviría normalmente sus últimas semanas hasta que un día su corazón fallaría y entonces moriría. No había nada que la ciencia pudiera hacer para ayudarlo llegado el momento decisivo, pero hasta entonces no necesitaba tampoco ningún cuidado especial más que no forzar a su corazón. Teniendo en cuenta su situación, el hospital no tendría problema en que continuara internado si así quería, pero el Doctor House había mandado a decirle que estaba dispuesto a darle el alta inmediatamente para que pasara sus últimos días en su casa.
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Réquiem por un Loud
FanfictieLincoln, el único hijo varón de la familia Loud, es diagnosticado con una enfermedad terminal. Sin nada que hacer, los mejores pronósticos le dan tan sólo unas pocas semanas de vida. ¿Cómo reacciona un niño de once años al enterarse que pronto morir...