El show debe continuar - Parte II

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Sing with me, sing for the year
Sing for the laughter, and sing for the tear
Sing with me, just for today
Maybe tomorrow, the good Lord will take you away...
—Aerosmith, Dream On.

.

Luna se había levantado para ir al baño. No se fijó en su despertador, pero debían ser altas horas de la madrugada. Luego de lavarse las manos y secarse, salió al pasillo. Tenía su mano sobre el picaporte de la puerta de su habitación cuando notó algo por el rabillo del ojo. Con cansancio, desvió la mirada hacia su derecha. La luz se filtraba por debajo de la puerta de la habitación de Lincoln.

Luna perdió todo el sueño que tenía. ¿Qué hacía Lincoln despierto todavía? Debería estar durmiendo. Con determinación y su instinto de hermana mayor activado, atravesó el pasillo casi corriendo. Se detuvo junto al que hasta hace un mes era el armario del primer piso, y golpeó suavemente la puerta.

¿Linky? ¿Estás despierto? —Susurró.

Escuchó un pequeño tumulto, y la puerta se abrió de repente. Pasar de la oscuridad a recibir de lleno la luz de la lámpara la hizo cerrar los ojos, por lo que sólo sintió que unos pequeños dedos se cerraban alrededor de su muñeca y la empujaban dentro. Cuando finalmente logró abrir los ojos, vio que Lincoln estaba de pie junto a ella, vistiendo su enterito naranja y abrazando a Bun-Bun con todas sus fuerzas. Pero en seguida notó que había un olor raro en su habitación, y que su enterito tenía una mancha húmeda en sus piernas. Lo más importante, sin embargo, era que él estaba llorando.

Lincoln —le dijo, arrodillándose junto a él—. ¿Qué te pasó?

Me desperté hace un rato, Luna —dijo él, acercándose a ella y apoyando su frente contra la de su hermana mayor—. Quería ir al baño, pero las luces están apagadas y me daba miedo. Y Lynn no está para acompañarme. Y... Y yo... No aguanté.

Él volvió a quebrarse. Luna lo entendió. Hasta hace muy poco, Lincoln y Lynn eran compañeros de habitación. Cuando Lucy había nacido, un mes atrás, sus padres habían reorganizado los dormitorios. Las cuatro mayores seguirían teniendo una habitación para cada una, y habían decidido que Lynn dormiría con la pequeña Lucy, y Lincoln podría quedarse con el armario de ropa, al cual convertirían en una pequeña habitación. Era un niño de tres años, y estaba todavía acostumbrándose a dormir sólo. Ya no tenía a su hermana mayor a mano para ayudarlo con sus problemas, hacerlo sentir seguro y protegido. No tenía a nadie que lo acompañara hasta el baño. Podría haber hecho ruido, gritado hasta que alguien fuera a ayudarlo. Luna sabía que ninguna se habría enojado si Lincoln las despertaba para que lo acompañaran. Pero él era un niño tan bueno que ni siquiera las molestaba por eso.

Él seguía llorando, y sus lágrimas se encargaban de mojar la parte superior de su ropa de dormir. Luna supo que tenía que hacerlo sentir mejor. Lincoln siempre se calmaba cuando ella cantaba, y le gustaba mucho cantar. Así que rápidamente decidió abrazarlo y cantarle en voz baja la letra de una canción de su película favorita.

"Cómo me apena, el verte llorar. Toma mi mano, siéntela. Yo te protejo de cualquier cosa. No llores más, aquí estoy."

No dejó de llorar inmediatamente, pero levantó la vista y miró a los ojos a Luna. Ella siguió cantando la canción de Tarzán, sonriéndole y secándole suavemente las lágrimas. Luego lo tomó en sus brazos y lo sentó sobre su regazo, prácticamente acunándolo, sin preocuparse porque la humedad de su enterito le llegara a su propio pijama. Cantó la canción de inicio a fin, y cuando terminó, Lincoln la estaba abrazando, con los ojos cerrados y una sonrisa.

Réquiem por un LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora