Camille: U. G. I

Capítulo 8

Jace Bardem - Día del cumpleaños de Camille

Subimos al carro y comienzo a conducir, tenía tanta rabia de ver a Camille y Luka tan juntos, pero no puedo reclamar nada, y menos ahora. Si no es porque Bradley está con nosotros, seguramente estaría discutiendo con Camille, las ganas de saber por qué estaban hablando me mataban.

Llegamos al lugar y todo estaba como lo había planeado, el lugar estaba decorado de manera sencilla, las amigas de Camille ya habían llegado y había tenido tiempo de comprar el último regalo, la cámara que desde hace unos meses me hablaba.

La expresión en el rostro de Cam cambia totalmente cuando ve a las chicas, esta noche se ve más hermosa que nunca, y esa sonrisa dibujada en su rostro no puede estar más a juego. Me encanta verla así, inconscientemente también estoy sonriendo al verla, pero en mí la sonrisa no dura mucho en cuanto recuerdo lo que pasó hace unos minutos.

A decir verdad odio sentirme así, sé que en todo el día he estado distante con ella y que le he ocultado la razón, esta mañana había discutido con mis padres, pretendían que me fuera a vivir con ellos de la noche a la mañana como si yo no tuviera una vida aquí, pero era obvio por qué les importaría eso si casi nunca están en casa. Tuve la intención de hablar con Camille pero al verla tan aterrada por sus pesadillas me hizo cambiar de opinión, buscaría otro momento para hablar.

Si soy sincero no me explico aún por qué me molestó que Camille no quisiera contarme qué fue lo que soñó o por qué estaba tan asustada cuando despertó, me encanta verla reír, pero si hay algo que no tolero es era verla llorar, era lógico que estuviera tan preocupado, pero cuando ella se negó a hablar, simplemente me enojé. Por supuesto que era su privacidad y estaba en todo su derecho de no decir nada, pero estaba tan acostumbrado a que entre ella y yo no hubieran secretos, que en ese momento me dolió un poco su actitud. Durante todo el día estuve pensando en lo egoístas que estaban siendo mis padres, y sí, en parte había pensado en qué ocultaba Camille, esa era la razón por la que me había comportado así, y por supuesto ella lo había notado, y seguramente tendría efectos que preferiría evitar.

La cena iba muy bien, las chicas estuvieron recordando momentos y en ocasiones Bradley incluso se reía con ellas, él había estado en muchas de sus salidas y las conocía más que yo.

—Camille, te tengo un último regalo— intervengo cuando creo que ya es momento.

—Lo que haz hecho es más que suficiente, pero gracias — responde y nuevamente su rostro se ilumina cuando recibe el regalo.

—¿Te parece si la estrenamos? — propone Bradley quien siempre tenía fotos de cada ocasión y por supuesto, no perdería esta.

—Me parece perfecto — dice Camille quien no ha dejado de sonreír en toda la noche, y para mí, mucho mejor, quizá así baje un poco la tensión cuando termine la reunión.

(...)

De nuevo estamos en el carro y el silencio incómodo es el primero en aparecer, seguido de imágenes en mi cabeza, comienzo a recordar lo mucho que sufrió Camille por ese idiota, las noches en las que no paraba de llorar y yo estaba ahí, consolándola, inventando mil chistes estúpidos y salidas para que sonriera por lo menos unos minutos.

Y como era de esperarse, también llega la rabia con su peor acompañante, los celos. ¿De verdad Camille estaba hablando con él después de todo?

—Chicos, supongo que deben hablar, los dejo. — dice el tío de Camille al salir del auto y nos deja solos.

Estando ahí no soy capaz de hablar, soy consciente de que si comienzo a hacerlo, este monstruo de celos y emociones que está creciendo en mí va a salir y no voy a poder controlarlo.