Camille: U. G. I

Capítulo 30

Camille

El frío de la noche me eriza la piel pero aún así lo disfruto, todos están abrigados excepto yo, Canadá alcanzaba temperaturas más bajas, por lo que el clima de hoy me parece aceptable.

Vuelvo la mirada a Sarah quien está aprovechando al máximo su turno de contar una historia, no he estado atenta a ella pero se puede ver que domina muy bien su público, todos están atentos a lo que dice, incluso Nathalie que se distrae con facilidad está totalmente inmersa en el relato, tanto así que la mano de Phil está roja debido al agarre de la rubia.

No sé cuánto tiempo me quedo mirando la fogata pero cuando me percato la mayoría ya se ha ido a dormir, alrededor de la fogata solo está Elian y Mark recogiendo un poco el desorden.

Me levanto de mi lugar y maldigo para mis adentros el hecho de haberme quedado tanto tiempo en la misma posición, estoy casi tan tiesa como el tronco en el que estaba sentada.

Me estiro un poco y puedo apostar que tengo un par de ojos encima de mí, camino hasta la cabaña y cuando me fijo en el lavaplatos agradezco que no sea mi turno de encargarme de ese desastre.

—Voy al baño, no me interrumpan— informa Phil.

—Gracias por el dato.

—Si dejas el baño salpicado voy a limpiarlo con tu cepillo— complementa Nath y después señala a Elian quien acaba de entrar. —También va para ti.

Después de convencer a Philippe de que el brasier que se había puesto en la cabeza era mío y no de Nathalie, finalizar una discusión de por qué el chico tenía el cabello más rojizo de lo que debería y terminar tres paquetes de galletas, acabamos hablando de por qué yo soportaba el frío mientras los demás estaban intentando obtener calor bajo las cobijas.

—No entiendo cómo es posible que tengas tantas marcas rojas en tan poco tiempo, eres un imán de mosquitos— dice Elian a la vez que se levanta y se dirige a su habitación.

—Ni lo menciones, estoy harta de esos bichos— responde Nathalie enojada.

Un par de minutos después vuelve Elian con lo que parece ser repelente y se lo entrega.

—Apenas y pude empacar mi ropa para este fin de semana, pero Elian parece tener todo en su maleta mágica— comenta el pelirrojo y Nath asiente.

—¿Verdad que sí? Él es como la mamá del grupo, y eso que no tiene una.

Carajo Nathalie, no es tan difícil quedarse callado.

La situación no se torna tan incómoda como lo planteé en mi mente, justo ahora hasta Elian se está riendo del más que inapropiado comentario de Nathalie.

—No es una historia tan interesante— responde Phil cuando cuestiono acerca del inicio de su amistad con la rubia.

—Todo fue por una aplicación de citas— inicia ella apoyando sus piernas en las mías. —Ya sabes, cuando estás muy aburrido y comienzas a hacer idioteces en internet, resulta que después de días rechazando pervertidos me topé con un chico lindo, comenzamos a hablar y al final arreglamos una cita.

—Entonces admites que soy guapo.

—Pero lo arruinaste en cuanto nos conocimos en persona— ataca Nath fingiendo decepción. —No pudimos ni terminar la cena, fue un desastre, me dijo que hablaba demasiado y que era muy imprudente.

—Ella empezó, estaba todo el tiempo contando historias sin sentido, además de burlarse de mis zapatos, después comenzó a hablar de su ex ¿puedes creerlo?