Camille: U. G. I

Capítulo 37 [FINAL]

Capítulo dedicado a una de las razones por las que este libro pudo finalizar <3

Parpadeo repetidas veces intentando aclarar mi vista, tengo los ojos llenos de lágrimas y todo comienza a dar vueltas, me siento mareada, comienza a faltarme el aire y siento mis piernas flaquear. No otra vez...

El ruido de las sirenas invade mis oídos y poco a poco vuelvo a la realidad. Personas moviéndose por todas partes, luces de color azul, unos cuántos gritos dando órdenes por parte de los que portan un uniforme y, como si me mente me jugara una mala broma, veo nuevamente la silueta de mamá, me mira a lo lejos con una sonrisa y comienza a acercarse, volteo a ver a Bradley y también luce desorientado, cuando nuestras miradas chocan él asiente y siento mi garganta secarse.

—Esto no puede... ¡No eres real!— digo en un hilo de voz.

—Mi amor, estoy aquí, he anhelado este momento por mucho tiempo— responde acortando más la distancia, escuchar su voz me paraliza, toma mi rostro en sus manos y es entonces cuando sé que no estoy alucinando, es real. Ella está viva. Está aquí y está viva.

Deja un beso en mi mejilla y me abraza con fuerza, cuando nota que sigo inmóvil se separa un momento y me mira a los ojos —¿Estás bien, cariño?

—Mami— articulo con dificultad sintiendo que algo dentro de mí se rompe, más lágrimas comienzan a brotar y me aferro a ella nuevamente.

—¿Emma? Por Dios...— escucho la voz de Brad quien ahora está junto a nosotras, a diferencia de mí él no duda en acercarse y nos une en otro abrazo, puedo sentir cómo mi pecho se mueve con rapidez, hace mucho que no me permitía llorar de esta forma.

No sé cuánto tiempo permanecemos así pero cuando debemos separarnos  porque un hombre interrumpe, yo solo quiero seguir ahí.

—Le prometo que ella no va a ir a ningún lado, oficial, pero deme un momento por favor.

Miro nuevamente a mi alrededor y detallo la situación, lo que he causado. Sacudo la cabeza cuando imagino lo que hubiera pasado si ese carro hubiera llegado unos minutos después, a decir verdad no sé cuántas personas podrían estar muertas, empezando por mí.

Fernando DiBlanco está forcejeando con una par de oficiales quienes lo llevan hacia una camioneta intentando esposarlo, lo curioso es que ni siquiera está pidiendo por sí mismo, está rogando que no lo hagan frente a su hijo y que no se atrevan a tocarle un solo cabello.

Morgan por su parte se encuentra hablando con otro oficial mientras este toma un registro, supongo que no lo encuentran incriminado en la situación porque no está con esposas como los demás y tampoco intentó huir.

Elian, él está con ambas manos sobre su cabeza y, al igual que yo, observando el caos. Por un instante me mira y yo me giro, me obligo a pensar que no me importa cómo se siente, aunque no sea así.

—... Cam, por el arma— termina mamá y yo la miro confundida. —Co-lideré el operativo para dar con esta organización y por supuesto arrestarlos, nunca imaginé encontrar a mi hija sosteniendo un arma.

—¿De qué están hablando?

—Estabas apuntándole a alguien con una pistola ¿Lo recuerdas?— responde Brad

—¿Si digo que no, salgo ilesa?

—Cam, eso fue irresponsable y ahora tienes una obligación ante la ley— interviene y yo bajo la mirada, sé que tiene ella razón.

—Camille— dice y me niego a verlo hasta que siento su mano en mi hombro. —¿Tienes un momento?

—No— lo corto enseguida. —Creo que fui muy clara contigo, solo aléjate— me mira fijamente y yo saco fuerzas de donde no las tengo para mantenerme firme, veo como una lágrima se desliza por su rostro y la limpia bruscamente, asiente lentamente, gira sobre sus talones y se va.