Bueno, sólo tengo míos, je.
________________________________— Recibe aquel esperado mensaje, dejándolo sin más que con nervios, pero de esos que sabes muy bien que son de los sanos y bonitos. Quizá un poco más de lo que pensaba, lo que lo hacía una sensación única en su interior. Chequea que su colonia esté a punto justo, al igual que su cabello. Estira un poco su camisa puesta antes de tomar las llaves de su coche, guardar su celular en su bolsillo junto a la billetera y salir de allí, indicando el mismo destino que recuerda de aquella lejana primera vez. Con sus manos en el volante pero su mente en las nubes, logra aproximarse cada vez más al destino, dejándolo cada vez más sonriente, tarareando algunas canciones en el camino para canalizar su alegría y emoción. Una vez en el destino, vuelve a chequear su peinado y perfume como en un principio, y con una gran sonrisa toma un suave suspiro para concentrarse un poco más en el momento. Da unos golpecitos a la puerta, sintiendo su corazón en el acto, pero relajándose luego.—
— Su sonrisa se amplia mientras logra verte a medida que la puerta se abre. Rubio claro y brillante como su hermosa sonrisa y sus particularmente bellos y profundos ojos azules. Eras más de lo que se esperaba, mucho más. Su sonrisa se amplia levemente más al sentir tu beso en su piel, para luego él repetir lo mismo contigo con más seguridad.— Hey, cumpleañero. — Saluda seguro y simpático, aún acompañado de su sonrisa, para luego darte una mirada de arriba a abajo para admirar cada detalle de tu elegancia en atuendo. — Estás realmente hermoso esta noche, más de lo que esperaba. — Admite con seguridad, aún con su mirada en ti, pero sin atreverse aún a acariciarte por más que quisiera. — ¿Listo? — Su mirada vuelve a tus ojos para hacerte esta pregunta con emoción, mientras ambos comienzan a encaminarse hacia el auto. —
— Tu sonrojo le produjo una buena sensación, cierta ternura corría por su pecho al verte así, pero también orgullo al lograr producir efecto en ti. Sonríe ante tu cumplido, guardándose las ganas de responderte con un gesto afectuoso solo para mantener el ritmo de su desenvolvimiento de la relación de forma estable. — Gracias, mi cielo. Me arreglé solo para ti. — Su sonrisa se tornaba honesta y cálida al momento de mencionar esas palabras con la mirada en la tuya. Luego de haber dicho aquello último, te abre la puerta de copiloto para dejarte entrar, y luego entra él por la puerta opuesta. Ajusta su cinturón y acomoda su espejo retrovisor, dejandolo en forma en la que también pueda ver tu mirada desde el reflejo. — Muy bien, bonito... — Susurra mientras encastra la llave en su ranura para arrancar el motor. —... Comencemos nuestra noche. — Dice luego de ya haber puesto el auto en marcha, pero antes habiendo tirado una mirada con sonrisa hacia tu lado. Esta noche era hermosa, pero lo mejor, es que era solo para los dos. —
Te llevaré a Perch, el mejor restaurante de Los Ángeles en el centro de la ciudad. — Dice con orgullo y un poco de emoción. — Es en la parte más alta de un edificio, así que tendremos una vista maravillosa. — Ahora su emoción era levemente más visible, le emocionaba el pensamiento de aquella cena con un chico realmente encantador bajo la luz reflejada por la luna y mil estrellas.— No le temes a las alturas, ¿verdad? — Pregunta desviando la mirada hacia el retrovisor, para encontrarse con el reflejo de la tuya. — Si es así podemos cambiar los planes, no tengo problema. — Dice mostrando seguridad, ya que no había contemplado esa posibilidad anteriormente. —
— Su expresión cambia radicalmente, obteniendo una sonrisa amplia en su rostro ante el alivio y la ternura del momento. A su vez, admirando tu actitud adorable, que sabría que ese es un gran rasgo de tu personalidad. — Me alegra mucho saberlo, lindura. — Dice como respuesta a toda tu reacción, aún manteniendo aquella sonrisa. Su emoción e impaciencia comienzan a mezclarse mientras más de cerca se podría ver aquel lugar; pero como era un lugar bastante adquirido, estaba presente un cierto tráfico, aunque no era demasiado como para que afecte su humor. Mientras conducía, podría observar la punta de Perch, lo que sería el lugar más alto del centro de la ciudad de Los Ángeles. Cuando posaba su mirada allí, no podría evitar pensar todas las cosas que podrían llegar a pasar en aquel alto lugar, dejándolo con ansias de llegar. — Estamos muy cerca, Tokky. — Dice con cariño para romper el pequeño silencio formado, ya que se habría quedado perdido en sus pensamientos.
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No mucho tiempo luego de lo último mencionado, ambos se encontraban en el estacionamiento de Perch, Jacob seguía las instrucciones del acomodador y al encontrar aquel lugar marcado como F7, hace la maniobra correspondiente al modo de estacionar que se le fue mencionado posteriormente. Una vez que el auto ya estaba inmóvil y con la llave del motor fuera, el chico te mira con una sonrisa alegre y ansiosa. — Hemos llegado a destino, señor Mellet. — Dice simpático, combinando su expresión con la mencionada sonrisa. Dicho aquello, sale del auto y se diría automáticamente a tu puerta, para abrirla y dejarte salir con más facilidad. —