Rendez-vous

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Bueno, mejor te aviso cuando empiezan a aparecer tus bellos roleos adorables y hermosos.
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— Sonríe mordiéndose el labio con suavidad mientras siente tus besos, un muy leve rubor se acercaba a sus mejillas, pues tu tacto era muy significativo y no se lo esperaba, pero también agradecía mentalmente que probablemente le podrías ver bien el rostro. Sube una de sus manos a tu mejilla y te acaricias allí con delicadeza mientras lo haces. Con su otro brazo, te apega más a él, manteniéndote contenido y masajeando tu cadera con la yema de sus dedos. Cuando estabas por dar el último beso antes de que se abran las puertas, el moreno agacha su cabeza, para que aquel beso pueda posarse en sus labios y besarte de la misma forma de la que tú hacías, aún con su mano acariciando tu mejilla. Luego, te pones frente a él y corresponde asintiendo a lo que dijiste, también con una sonrisa inevitable. — Bienvenido a Perch, mi cielo. — Dice con una sonrisa mientras lleva una de tus manos a que se entrelace con la tuya y caminar a tu lado dentro del lugar. — Reservé una de las mesas de la esquina para tener la mejor vista de todo el lugar. Ya sabes, un chico especial merece un lugar espléndido. — Dice con cierto orgullo, mirándote de reojo al decir lo último, mientras se dirigía a tu lado hacia la mesa. Una mesa de dos, finamente decorada y colocada junto en la esquina de dos ventanales, con vista espectacular y alusinante a toda la ciudad nocturna en su mejor hora. Jacob suelta tu mano para poder correrte una silla, para que así te puedas sentar cómodamente en ella. — Adelante, señorito Mellet. — Dice falseando tonalidad de francés fino, sonriéndote con simpatía. —

— Una vez sentado frente a tí, te sonríe encariñado, mientras que te mira con admiración y cierta ternura, como resultado de tu reacción anterior, mostrándote tan contento por haberlo llevado a aquel lugar, pero a su vez, admirando te de perfil, viéndote mirar a la ventana, aún sin siquiera mirarlo a los ojos seguías manteniendo tu belleza que lo alocaba tanto. Decide ignorar por un momento la última pregunta mencionada, para así, darse lugar a expresarse un poco. Toma una de tus manos que estaban sobre la mesa y la entrelaza con la suya, dejando leves caricias en tu mano.— Bebé... — Comienza, inspeccionándote con la mirada, junto a una sonrisa cálida. — No tienes idea de lo bello que eres cuando estás contento, eres todo lo que necesito ver. Y sí llevarte aquí significa verte contento y radiante, entonces es más que necesario. — Muerde su labio suavemente, aún en su sonrisa, acerca el dorso de tu mano a sus labios, y con los ojos cerrados deja algunos delicados y lentos besos allí, para después llevar tu mano entre ambas de las suyas, y acariciarla un poco más. Vuelve su mirada a tí, con una sonrisa más sincera. — Y además... es nuestra primera cita, quiero que sea la mejor forma de conocerte y quiero que sea una noche única... como tú ahora mismo. — Menciona, aún manteniendo su sonrisa, dejando un último beso en tu mano antes de soltarla para que estés más cómodo, y volviendo al tema anterior, toma el menú y comienza a pasar sus páginas, inspeccionándolo un poco. — ¿Eres de tomar vino, belleza? — Pregunta alzando su mirada hacia tí, mostrando cierto interés. —

— Su mirada ojeaba el menú, pero su sonrisa de ternura y orgullo seguía intacta, producto del precioso y bello fenómeno que había cruzado tus mejillas, prefiriendo no hacer comentario sobre aquello, pues no querría sonar más cursi de lo que ya fue anteriormente, por más de que haya sido totalmente sincero. Suelta una pequeña risa silenciosa para sí al escuchar tu pregunta.— Claro que sí, mi vida. — Dice sonriendo casualmente, subiendo su mirada hacia tí. —Mi padre tenía un viñedo, el Malbec era uno de los que se cosechan con más frecuencia allí, pero luego se empezó a exportar a Argentina, así que perdió frecuencia. — Dice como acotación aparte, sin realmente saber si eso era algo interesante o aburrido, pero por el momento no le importaba mucho. Vuelve su mirada al menú. — Bueno, podríamos pedir uno de esos y.... — Menciona mientras busca y decide con qué plato saciarse. —.... creo que pediré salmón rosado a la crema. — Dice aún con la mirada en el menú, leyendo lo que componía ese plato, y luego la vuelve a subir hacia ti. — ¿Tú ya sabes, cariño?

Pour mon doux ange.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora