Nuit à la Maison

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- Sube el auto a la repisa de su casa, para así no mojarse a la hora de salir, por más de que ambos sigamos un tanto húmedos, pero en el camino se pudieron secar un poco. Apaga el motor quitando la llave de la ranura, para luego desabrochar su cinturón y acomodarse para hacer lo que estuvo esperando casi todo el viaje. Comienza a dejar besos por tu mejilla, subiéndolos por tu cien, pasando por tu frente y bajando por tu bella naricita. - Bebé, ya estamos aquí...- Susurra con una pequeña sonrisa, para luego dejar unos últimos besos sobre tus labios, con su mano acariciando tu mejilla y sus dedos rozando tu cabello. - Quédate aquí, belleza. - Susurra suavemente, para luego dejar un último beso en la puntita de tu nariz antes de salir del auto y abrir la puerta del co-piloto una vez estando fuera. Con la llave de su casa ya en sus manos, pasa un brazo por tu espalda y el otro por debajo de tus rodillas, para cargarte de forma en la que no necesites quitarte la manta o correrla. Sonríe cuando sus miradas se vuelven a cruzar, para luego directamente ir hacia la puerta principal y abrirla sin necesidad de moverse mucho, para luego entrar y cerrarla de la misma forma. Se dirige directamente a su habitación, pasando por las escaleras para llegar. Abre la puerta con su espalda, haciendo una pequeña mueca al volver a sentir el ardor de sus rasguños, pero aún así le encantaba. Te deja sentado en su cama, para luego prender la luz y sentarse a tu lado, ayudándote a deshacerte de la manta para que estés más cómodo. - Bueno, bebé. ¿Con qué ropa sueles dormir? Probablemente tenga todo lo que quieras. - Dice sonriéndote con cariño, mientras te acomoda en su regazo, manteniendote cerca. -

-Cuando pones tu mano en su rodilla y subes para acariciar su muslo, escucha que hablas, pero el sueño estaba venciendolo, haciendo que cierre sus ojos por momentos antes de abrirlos nuevamente, observando nada más tu boca moviéndose tratando de prestar atención, pero no había manera así que solo decide rendirse y cerrar sus ojos, durmiendo tranquilamente.
Después de un rato de estar durmiendo comienza a sentir besos por su rostro haciéndolo abrir sus ojos poco a poco, siendo tu rostro cerca del suyo lo primero que ve. Sonríe enormemente mientras corresponde a tus besos en sus labios, asintiendo cuando sales del auto para abrir su puerta, tomándolo en brazos otra vez caminando ahora hasta la entrada de tu casa mirando cada detalle de esta de la parte de afuera y algunas parte de adentro cuando abres la puerta para entrará, ya que no te detienes en ningún momento al caminar dentro de la casa hasta que llegan a una puerta por el pasillo, suponiendo que era tu habitación, acertando cuando la abres y lo dejas sentado en la cama para prender la luz, pudiendo admirar mejor tu habitación mientras talla sus ojos para quitar un poco el sueño de hace un rato. Subiéndose a tu regazo cuando ya estas sentando a lado de el quitando la manta de su cuerpo- Podrías prestarme algún suéter o camisa? Y no lo sé, tal vez un bóxer? - dice y relame un poco sus labios - por cierto tu casa es muy linda, no la he visto por completo pero parece acogedora -río un poco y pongo mis manos sobre tus hombros, mirándote a los ojos y después tus labios-

- Asiente ante las prendas que le indicas, mentalizado cuáles pueden ser y en qué sector del armario están, decidido a dartelas luego para disfrutar te un poco más en su regazo. Sonríe ante el cumplido sobre su casa, llevando una de sus manos a tu flequillo para acomodarlo un poco con delicadeza. - Gracias, belleza. Luego te haré un tour por aquí si quieres. - Sonríe nuevamente, mirándote encariñado, para luego notar tu mirada en sus labios, y automáticamente besar tus labios suave y dulcemente, pasando sus manos con delicadeza por tu espalda, acariciándote y acercándote más, tomándose su tiempo para profundizar el beso con lentitud. Tus labios tan suaves, grandes y bellos, los cuáles le encantaba besar, sintiendo como en su interior lo llevaba a otro mundo por un ratito. Sus lenguas rozaban cálida y románticamente, mientras que sus manos te acercaban cada vez más. El ambiente era muy amoroso y silencioso, dónde sólo se escuchaba a la lluvia retumbar desde la ventana, pero esto no duró demasiado. De repente, se escuchan los fuertes ladridos de su perro justo al lado de ellos, haciendo que ambos se asusten y se tensen un poco. Había olvidado que su perro se esconde bajo su cama cuando llueve. Suelta un suspiro, apoyando su frente en tu hombro mientras se lamenta internamente por el bello momento interrumpido. - Oh Nash... - Susurra por lo bajo, para luego volver a levantar su cabeza y llevar una de sus mano a acariciar a aquel perro negro de rostro y patas blancas, para así tranquilizarlo. - Lo siento... Suele ser celoso conmigo... - Dice volviendo su mirada a tí, con una sonrisa de costado. - Se llama Nash, abrevio de Kaonashi de 'El viaje de Chihiro', se parece un poco, ¿verdad? - Dice aún con aquella media sonrisa, para luego volver la mirada al perro de mediana estatura. -

Pour mon doux ange.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora