Bon Journée

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— Comienza a despertarse, pero aún sin dignarse a abrir los ojos. No se despertó por instinto ni por los rayos del sol por la ventana. Sino que comenzó lentamente a volver a tierra al sentir humedad constante en su nuca, pero su curiosidad era mucho más pequeña que sus ganas de continuar te abrazando. Seguía semi-dormido cuando siente el borde del colchón hundirse, y casi al instante, las lamidas de su perro volvieron, pero esta vez a su rostro. Soltando bajos quejidos, finalmente abre sus ojos y ladea un poco su cabeza para evitar que el canino siga con su intento de mostrar amor. — Buen día, amiguito... — Susurra muy bajo, para así intentar no molestarte ni despertarte. Pero todo eso fue en vano, porque ni bien terminó de susurrar la última palabra, Nash se habría subido sobre ambos, resfregándose rápido para intentar meterse entre nosotros y soltando pequeños quejidos al hacer fuerza, lo cual era casi imposible porque estábamos prácticamente pegados uno con el otro. — Nash.... ¡Nash, bájate! — Susurra lo más bajo que puede, soltando uno de sus brazos de tu cuerpo para intentar movilizar a su perro hacia el lado contrario, pero este se negaba. Levantando levemente la mirada pudo notar a la puerta curiosamente abierta, pues la noche anterior la habría cerrado con traba, pero sus pensamientos al sentir leve movimiento de tu parte, llevando la mirada hacia tí y encontrándose con que ahora el perro se encontraba lamiendo tu rostro, intentando apartarme de tí esta vez, dejándome en claro a quién venía a buscar en verdad. — Ya Nash, no me robes el novio, tú ya tendrás. — Susurra con simpatía y humor, intentando alejar el rostro del perro de tí, para que así puedas despertarte tranquilo. Luego, el perro entendió y solo se quedó acostado aún sobre ambos, por lo que el pelirrojo se apoya en uno de sus codos y con su otro brazo aún sobre tí, comenzando a dar caricias por tu espalda, y luego hacia tu mejilla.— Buen día, precioso. — Susurra sonriéndo al ver como abres tus ojitos azules tan bellos, aún acariciando tu mejilla, para luego acercarse a tu rostro a dejar un pequeño beso de buenos días sobre tus labios. — Lo siento por Nash...

-Comienza a despertar escuchando pequeños ruidos pero decide mantener sus ojos cerrados por más tiempo, hasta que siente lamidas sobre su rostro haciendo que arrugue un poco su nariz, con una pequeña sonrisa cuando escucha que le susurras algo a Nash. Pero después siente pequeñas caricias sobre su espalda y mejillas haciendo que abra sus ojos lentamente acostumbrándose a la luz y encontrándose con tu mirada sobre el, haciendo que sonría aun mas, amando esta sensación de que tu puedas ser lo primero que vea al despertar.- Buenos días, amor...-susurra con voz adormilada y corresponde al beso en sus labios para después alzar un poco su mirada volteando hacia Nash y soltar una pequeña risita mientras lo acaricia un poco - Buenos días para ti también Nash, fue un bello recibimiento al despertar- dice aun con su sonrisa, marcando un poco sus hoyuelos poniendo después sus mano sobre su cabello desordenado, revolviendolo un poco mas- Que hora es?- pregunta volviendo a recostarse en la cama tapándose con las sábanas para mirarte nuevamente, pudiendo apreciar tu bello rostro adormilado y tus cabellos revueltos, haciéndote ver aun mas sexy y que tenga unas enormes ganas de besarte- Te han dicho que te ves jodidamente sexy por las mañanas? - pregunta divertido y relame un poco sus labios bajando su mirada por tu cuello y pecho notando las pequeñas marcas rojas y rasguños sobre tu piel, siendo el recuerdo de lo que había pasado unas horas atrás.-Mmm que lindas marcas -susurra y toca las pequeñas marcas sobre tu piel soltando una pequeña risa, mirándote a los ojos después-

— Sonríe ante la ternura de tu voz adormilada y de la belleza de tu apariencia por las mañanas, estando tú allí, sonriendo tan con tanta hermosura y tan buen humor, acariciando a su perro y después vuelves tu mano a tu cabello, cuyos rulos desordenados te hacían ver tan natural junto a las marcas rojizas y oscuras de la noche anterior en tu blanquecina piel; imágenes que jamás olvidaría, no podría pedir nada más. Tu pregunta lo quitó de sus pensamientos, haciendo que automáticamente voltee a ver su despertador. — Casi las diez y media, bebé. — Responde mientras vuelve su miradaa tí, sonriéndote divertido y enternecido al verte acostado ya tapado nuevamente, con el celeste de tus ojos resaltando en el blanco de las sábanas y almohada. Muerde suavemente su labio al escuchar lo próximo que dices, negando levemente. — Si tan solo te hubieras visto ayer y hoy, sabrías lo que es ser sexy. — Susurra mientras se acerca un poco más hacia ti, pero aún sin volver a recostarse del todo como anteriormente, luego sintiendo como Nash se levanta y deja la cama, probablemente por los movimientos. Escucha lo último que dices y siente tus manos en él, haciéndolo sonreír simpático de costado. — Me las hizo un tigrecito salvaje anoche. — Susurra con aquella sonrisa, para luego rodear tu cintura con ambos de sus brazos y así hundir su rostro en tu cuello, comenzando a dejar besos sobre tus bellas marcas de amor pasional. — A mí también me encantan tus marcas, mucho. — Susurra contra tu piel, para luego dejar algunos besos más antes de subir hasta tus labios y besarlos de forma un poco más durarera, con su abrazo acurrucándote contra él nuevamente. — Siento que luego tendré que hacer más para que todos sepan cuánto te amo. —Susurra contra tus labios y deja algunos besitos más sobre estos antes de recostar su cabeza frente a la tuya, aún con poca distancia, pues estaban acurrucados. — ¿Crees que será mejor que te prepare algo para desayunar o que nos quedemos un ratito más?...

Pour mon doux ange.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora