- Cortas el beso para hablar y te escucha, para luego asentir levemente, con sus ojos cerrados, disfrutando de tus besos, que tanto le encantaban y tan bien les hacían sentir, mientras acaricia tu sedoso cabello. - Tenemos 20 minutos, pero igual el horno se apaga solo. - Susurra mientras lo besas, para luego volver a buscar tus labios y besarte otra vez, pero pronto tiene que separar el beso para poder llevar sus manos a tus piernas y cargarte, para así poder llevarte hacia el sillón. No estaba muy lejos, pero repartía besos por tu cuello mientras camina, para cuando ya llegan a ahí, recuesta tu espalda sobre el sillón, quedando él sobre ti, cargándose en uno de sus codos para no aplastarte. Continúa besando tu cuello mientras que una de sus manos acariciaba tu pierna, que posaba a los costados de sus caderas, apegando sus cuerpos. - Je t'aime, Troye. - Susurra sobre tu cuello, cerca de tu oído. - Tu es irrésistible. - Susurra nuevamente, aún acariciándote, con su corazón latiendo fuerte en su pecho, y dejando luego una suave mordidita en tu lóbulo de la oreja, para luego volver a bajar sus besos suaves y lentos por tu cuello, pasando por tu hombro y haciendo su camino hasta tu pecho. Su apetito de besarte no saciaba, así que vuelve sus labios a los tuyos, acariciando tu pierna, y también tus rizos rubios y suaves. Dándo profundidad al beso, volviendo a explorar tu boca como si fuese la primera vez sumergiéndose en todas las hermosas sensaciones de amor que le provocabas, con su mente nublada, pero solo pensando en las cosas hermosas que se dijeron la noche anterior, solo haciéndolo querer besarte cada vez más y más. -
Enreda sus piernas alrededor de ti cuando caminas con el en brazos hacia la sala, siendo recostado ahí y contigo encima, haciéndolo suspirar cuando besas su cuello y le susurras que los amas en aquel acento francés que lo volvía loco. Muerde suavemente su labio inferior ahora rojizo cuando muerdes el lóbulo de su oreja y comienzas a esparcir besos por su cuello, hombro y pecho, amando la sensaciones que provocabas en el. Toma tu rostro en sus manos cuando decides volver a subir a besar sus labios y gime gustoso al tener tus labios nuevamente sobre los suyos. Pequeños sonidos de choques de labios era lo único que se podía escuchar en la habitación, siendo estos una clara afirmación de que estaban disfrutando de aquel beso. Baja una de sus manos de tu mejilla, hasta tu cuello y pecho, deslizando las yemas de sus dedos por tu este hasta volver a subir, dando pequeñas caricias sin separarse ni un segundo de tus labios. Se besaban con tanto amor pero con tanta sensualidad y necesidad a la vez, que era algo que lo estaba volviendo loco. No quería separarse de tus labios, pero sus pulmones estaban comenzando a arder, sentía quedarse sin aire, así que se separa por unos segundos haciendo que un chasquido se escuche entre sus labios al hacerlo, dedicándose a tomar un poco de aire mientras nota como tus labios estaban húmedos y rojizos, haciéndolo sonreír un poco. Te miraba con tanta adoracion y amor, que no podía creer lo afortunado que era de tenerte, eras perfecto para el- Tu complementas mi vida, Jacob...-Susurra bajo para que solo tu lo pudieras escuchar, sin haber dejado de mirarte a los ojos en ningún segundo, a la vez que sentía su piel quemar a cada roce que sentía con tu cuerpo-
- El beso que tanto los sumergía en su pequeño paraíso se corta por necesidad de aire de ambos, haciendo resonar un chasquido entre ambos. Mientras recupera el aire, se dedica a mirarte. Examinarte en aquellos pequeños detalles que le encantaban, como la tinción rojiza que tus labios habían tomado, tu tierna marca de nacimiento sobre tu pómulo y las pequeñísimas y adorables pequitas sobre tu bella nariz. Pero ningún detalle se comparaba con el hermoso brillo en tus ojos celestes como el cielo, que significaban más que mil palabras para él. Muerde suavemente su labio cuando te escucha susurrar aquella frase que le llenó el corazón, sintiendo que este se encoge dentro de su pecho, una sensación inigualable, que lo volvía loco completamente por tí. Corre algunos rizos de tu frente, apreciando y adorando tu rostro, y luego hundiéndose en tu mirada, aún con su labio entre sus dientes. - Eres todo lo que necesito, angelito. Y aún más. No necesito a nadie más que tú y nada más que tu amor. - Susurra en el mismo tono que habías hablado, solo para que tú lo escuches, mientras sus ojos se perdían en los tuyos, porque no quería mirar otra cosa que no sean ellos, porque nada tenía tanto significado para él como tu mirada. Sin resistir mucho más, vuelve sus labios a los tuyos, en dónde pertenecían. Te besa tan profundamente con la vez anterior, ambos con sus labios encajado perfectamente con el otro. Le encantaba cuando tenías poca ropa, porque cada tacto con tu piel lo dejaba loco. La mano que posaba en tu pierna comenzaba a subir lentamente, pasando por tu trasero y continuando por tu espalda baja, queriendo que sus cuerpos se apeguen lo más posible, y aún queriendo explorarte, vuelve a bajar lentamente y delicadamente su mano, volviendo a pasar por el mismo recorrido hasta tu pierna con tendenciosa elegancia y sensualidad, mientras que el beso lo volvía a atrapar de forma románticamente sensual. Cuando se vuelven a quedar sin aire, comienza a hacer un camino de besos húmedos y suaves mordidas por la piel de tu mentón, para luego bajar a tú cuello y trabajar con sus labios en este minuciosa y pasionalmente, sin perder ni un centímetro de tí en besos, mordidas, y suaves succiones. Mientras que esto sucedía, la mano que posaba en sus cabellos, pasó a estar a uno de los costados de tu pecho, presionando su pulgar suavemente contra tu pezón, y moviendo con delicadeza este en lentos círculos, formando masajes. -