Avances

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Capítulo 9
Avances

Samara

Una semana después

Oh dios que pesada me siento y más aparte hace un calor endemoniado, no se por que siento tan pesada, no quiero despertar tengo sueño todavía, estoy en Arabia Saudita ahora que recuerdo y quizá el calor me hace sentir así, bien dormiré otro rato más.

Esperen, ¿por qué tengo cuatro piernas y me siento doble?, abro los ojos y ante mi esta un hombre en mi cama, me levanto estrepitosamente quitando lo que resta de la sabana que me cubría y veo su cuerpo perfecto  y cuando me doy cuenta está el en mi cuarto, mi esposo esta en mi cama y yo recuerdo haberme acostado sola. En eso grito el se levanta como si hubiera escuchado un ruido muy fuerte.

-¿qué pasa?- el se levanta al escucharme gritar y me analiza con cara de preocupación.

-¿qué te pasa a ti? Y ¿por qué estás en mi cuarto?- le digo sorprendida.

-¿cómo llegue aquí?- le veo una cara de no saber cómo llegó ahí, su cara de desorientación me delata que no lo planeo.

-obvio que sabes como llegaste- le digo a regañadientes y lo miro a los ojos.

-Amor te juro que no se como llegue aquí- hay algo en sus palabras que me dice que le crea.

-algo me dice que te crea, perdón- le soy sincera, aunque llevamos unos cuantos días casados oficialmente, algo me hace no mentirle, de alguna manera me siento como un libro abierto.

-no te apures mi niña- y cuando eso me dice no puedo evitar sonrojarme.  En lo que el se recarga en la cabecera, y es el momento más normal que hemos tenido como esposos- sabes, podría acostumbrarme a esto- me mira y me guiña un ojo y luego siento más calor que cuando salgo al jardín.

-yo todavía no me acostumbró que esta es mi vida- me sincero con el mientras me pongo igual que el y este nerviosismo no me deja tranquila. Necesito de sus adictivos besos, de su sabor, de el.

-cada día qué pasa te siento tan real pero tan irreal de lo perfecta que eres- ¿por qué es tan lindo? No puedo odiarlo por más que lo intento. Lo miro y y el ve mi anillo y me acaricia mi mano.

-¿pero qué cosas dices?- no soy tan perfecta.

-para mi si mi niña- me toma la mano y me la acaricia-  jamás te sientas menos- me besa los nudillos de la mano y pone especial cuidado a el anillo que llevo en el dedo. Es hermoso, es color oro como la arena o al menos lo relaciono así.

-sabes, es una sorpresa que mi amiga se case con mi cuñado, seremos como familia- intentó cambiar el tema, jamás me esperé verla aquí al día siguiente de mi llegada. Y al parecer le encanto la idea y ella y mi cuñado al parecer se llevaron muy bien, tanto que no se despegan y se ven muy cómodos juntos.

-mi hermano y yo las pusimos en el mismo colegio, nos negábamos a dejar que sean desconocidas, y aparte nos encanta verlas juntas- me dice recordando las veces que iban a vernos aunque no supiéramos nada. Siempre nos tenían protegidas y sin sin saber siempre a nuestro lado. Y cabe la casualidad que ella y yo nos llevamos bien al instante, era el destino.

-son las cinco de la mañana, creo todavía es temprano- le comentó ahora que me fijo en la hora del celular y veo que tengo como cincuenta notificaciones llenas de noticias y mensajes que no le tomo importancia.

-tienes razón, bueno te dejo dormir- veo que se levanta de la cama pero no quiero que se vaya. No puedo el me hace tan bien, el me da paz.

-oye... no te vayas, por favor- le agarro de la tela que cubre sus rodillas y siento la necesidad de decirle esas palabras y conociéndome se que si no las digo me arrepentiré de no haberlas dicho

Lo Que Esconde El DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora