Capítulo XXIII.

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Takeshi Kei.

A Masaki no parecía molestarle, de hecho estaba un poco sorprendido. Me acomodé en la cama, me abrigué, lo abracé y cerré mis ojos listo para dormir. Masaki me abrazó y besó mi mejilla.

-¿Tienes sueño?
-Un poco, ¿Tú no?
-Igual que tú.

Aunque él me hubiera dicho que no le dolía, por alguna razón seguí pensando que si. Además, no es sano para una relación hacer tanto ese tipo de cosas, al menos eso he leído.

Masaki me abrazó más fuerte, lo miré,  cerró sus ojos y yo también, de nuevo. No fue tan malo aguantarnos las ganas por una noche.

Al siguiente día, viernes, desperté antes que Masaki y fui a la cocina por el desayuno. Desperté a Masaki.

-Buenos días.
-Buenos días. -Contesté-

Sentados en el suelo, comenzamos a comer. Era mejor no comer con mi familia, podían sospechar que somos novios, no tanto por Masaki o por mi, más bien por Yui, que está loca por los homosexuales.

Masaki aún estaba medio dormido, siempre ha sido perezoso. Terminé de comer antes que él y me fui a poner el uniforme, me lavé la cara y los dientes. Cuando yo ya estaba listo Masaki se estaba poniendo el uniforme.

-¿Por qué te despiertas siempre tan temprano?
-Porque me gusta tener tiempo de sobra.

Me acerqué y acaricié su espalda, me senté en el escritorio y empaqué sus cosas y las mías en nuestras mochilas. Masaki se fue a lavar la cara y los dientes. Me levanté, tomé las mochilas y caminé hasta el baño dónde estaba Masaki, ya estaba acabando. Cuando terminó se me acercó y fuimos al primer piso, aún mi madre no había salido a trabajar.

-Buen día, chicos. ¿Ya se van?
-Si, mamá.

Masaki asintió con la cabeza. Obviamente ambos estábamos incómodos, mamá tal vez lo notó. Yui estaba desayunando aún, movió su mano para saludar a Masaki, él le sonrío y movió su mano levemente.

-Bueno, ya nos vamos, mamá.
-Hasta luego, señora.
-Vayan con cuidado, dejé el almuerzo preparado, Kei, para que lo calienten en la tarde.

Salimos de mi casa, Masaki no paraba de bostezar. Puse mi mano rodeando su cuello, era lo más cerca que podíamos estar, habían muchas personas en la calle, por ser viernes. Masaki me sonrió.

-Masaki, ¿No olvidas algo?
-¡Mi mochila!
-No, yo la tengo. Otra cosa.
-¿Qué cosa?
-Decirme que me amas.

Acerqué mi boca a su mejilla y lo besé disimuladamente. Masaki es una persona que con detalles así se vuelve loco, le gusta las cursilerías.

-Te amo.
-Yo te amo más.

Una apuesta porque me gustas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora