—Buenos días, Kiri.— le habló gentilmente la persona que se encontraba abrazándolo por al espalda mientras acariciaba sus obscuros cabellos. Al ver que no hubo respuesta lo besó en la cabeza y mordió su oreja, —Kiri, despierta, ya son las ocho.
Lo movió un poco recibiendo un puchero por parte del otro, —cinco... ammm~
El rubio río ante esto, estaba tan dormido que no podía decir bien una frase —Si te levantas dejaré que seas salvaje—, Kirishima no podía verlo pero sentía la sonrisa lujuriosa de su chico.
El pelinegro se giro quedando de frente a su pareja quien aprovechó para besar su frente y luego su mejilla, llenando su rostro de besos, —Eressss TAN injusssto— mencionó arrastrando la “s”.
—Sí, sí, anda, levántate, prepararé el desayuno— recibió por respuesta una mordida en su cuello, justo como un gato.
—Quédate cinco.... Cinco minutosss— hundió su rostro en el cuello de su pareja, durmiendo de nuevo.
Denki suspiró tranquilamente; eran pocas las veces que estaban así desde que Eijiro consiguió aquel trabajo, solía llegar tarde y agotado, pero siempre dormían en la misma cama desde que Kaminari de propuso al idea de vivir juntos, obviamente no fue rechazada y no creía que eso fuera posible.
Sin despertar a su pareja se levantó de la cama y se dirigió a la Cosina trayendo un vaso de agua —Toma.— se lo ofreció junto a su medicamento.
—¿Y si hoy no lo tomo?— lo mismo preguntó ayer.
—Tienes que, no hay de otra— le acercó más el vaso, Kirishima se sentó, irritado, agarró aquella píldora tomándola en el acto.
—¿Ves que es fácil?— sonrió.
—¿Qué seria de mi sin ti?— le preguntó parandose de la cama mirándolo a los ojos, el rubio se sonrojo inmediatamente al notar la cercanía del otro.
—Seguramente nada.
Kirishima acarició su mejilla con sus nudillos haciendo que la piel del contrario se herizara.
—¡IRÉ A PREPARAR EL DESAYUNO!— salió casi corriendo ardiendo completamente, amaba que su novio lo tratará así pero aún no se acostumbraba y menos si se encontraba en boxer.
Kirishima rió de sus acciones y se metió al baño. Cuando Kaminari escuchó la llave de la regadera abrirse caminó con cuidado hacía donde éste estaba. Abrió la puerta lentamente para no ser escuchado, caminó dentro del lugar y a continuación abrió rápidamente la cortina.
Lo miro y no pudo evitar morderse el labio, —¡Pero si es que usted está mejor que el pan! ¡papasito!— Ahora ambos se miraban directamente —¿Me daría permiso de enterar al paraíso?
—Sólo si aceptas no comer la manzana— le siguió el juego sin apartar su mirada de los ojos miel que lo observaban con deseo.
Sin pensarlo dos veces el rubio se quitó la poca ropa que tenía, entrando a la regadera junto al azabache comenzando a besarse mientras se mojaban con la agua que caía sobre sus hombros...
—¡MIERDA!— despertó de golpe e intentó respirar ondo, pero le era casi imposible, de nuevo se hallaba en el suelo, mareado y con náuseas. Comenzó a sollozar.
—¿¡Kirishima, estás bien!?— Ashido entró a la habitación cuando escuchó el ruido, —Te ayudo a levantarte, vamos— extendiendo sus brazos lo levantó.
Kirishima tomo el médicamente casi inmediatamente después de levantarse.
Ashido vivía con él desde hacía 2 semanas para ayudarlo con sus "problemas matutinos" como él los llamaba. Normalmente aparecían cuando se alteraba exageradamente, o sea, cuando dormía; le decía sus sueños a su amiga y así se alivinaba del pesar. Pero habían veces (como la mañana anterior) que Ashido no se encontraba y le tocaba afrotar todo sólo.
—¿Café o té?— preguntó Mina una ves ya estaba tranquilo.
—Té, el café no me dejará dormir.
Una vez el té estaba listo, Kirishima le contó de su sueño al que él solía decirles pesadillas, principalmente por las reacciones que tenía su cuerpo al recordar aquellas cosas. En un principio moría de vergüenza al decirle todo sobre sus pesadillas y tenía sentido que se pusiese asi; una vez tuvo más confianza, lo platicaba totalmente natural (omitiendo algunas escenas, por supuesto), eran recuerdos que se manifestaban de esa forma para atormentarlo y hacerlo sentir culpable, creer que todo lo que vivió no sería más que eso.... recuerdos que ahora serían sueños o pesadillas.
—Por ahora trata de dormir y no pienses en ello, ¿de acuerdo?— el azabache asintió y la castaña se marchó al cuarto de invitados, preocupada por dejarlo así.
Dormir, no pensar en ello, era más fácil decirlo que hacerlo. Ya se hallaba de nuevo en su cama moviéndose cada dos segundos sin poder conciliar el sueño hasta que de un momento a otro pensó en el peliverde, en la tranquilidad que desprendía, en las pecas que adornan su cara y sus verdes cabellos, la sonrisa en su rostro y su número telefónico, y sólo en ese momento logró volver a dormirse.
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Persona Equivocada 》Kirideku《
FanficTristeza, frustración, ira y desesperación eran algunos de los sentimientos que el pelinegro tenía en ese momento, sintiéndose vulnerable mientras su amigo lo apoyaba en aquella situación. Esos sentimientos perduran hasta encontrarse con aquellos oj...