Tristeza, frustración, ira y desesperación eran algunos de los sentimientos que el pelinegro tenía en ese momento, sintiéndose vulnerable mientras su amigo lo apoyaba en aquella situación.
Esos sentimientos perduran hasta encontrarse con aquellos oj...
—PequeñoIzuku, ¿cómo has estado?— el pequeño azabache se sienta junto a su amigo en una de las bancas del parque.
—Sato, hola, estoy bien gracias.
—Hanako.
—¿eh?
—Quedamos que me dirías Hanako si yo te decía pequeño Izuku, pero no estas cumpliendo— le regaña el azabache mientras hace un puchero.
—Perdón, lo olvide— el pecoso, apenado, pide una disculpa.
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—Lamento si fue incómodo todo esto, no están acostumbrados a hablar con gente que no sea... de la empresa o negocios— hablo Kirishima nervioso.
—Esta bien, fue divertido— el pecoso ignoro lo que esas palabras en realidad significaban, —te agradezco que me hayas invitado.
—Te agradezco a ti por aceptar.
—Bueno, debo irme antes de que nos den las once de nuevo— recordó Izuku abriendo la puerta —Gracias por todo.
Entró al edificio y saludó a Ayane que estaba en recepción, cuando volteó la mirada hacia la entrada el Bugatti comenzaba a irse, suspiró.
—¡MAMÁ!
—¡AQUI!— gritó desde la sala.
Cenó ligero, como naturalmente lo hacía, hablando con su madre sobre como le fue en el día, al ya haber comido se limitó a tomar un té para acompañar a Inko. Recostado sobre la cama, miraba el techo mientras un brazo cubría parte de su visión "con gente que no sea... de la empresa o negocios".
Mentiroso.
Izuku sabía que en realidad Eijiro mentía, lo que en realidad quizo decirle era: "no están acostumbrados a hablar con gente de pinta como tú..." dolía, pero las cosas como son. Algo triste por su mentira descubierta, se quedó dormido sin darse cuenta. Sin notar que se encontraba sollozando.
"—Si dejas que alguien te humille, no te lo perdonaré ¿escuchaste?" Un recuerdo resonaba en su cabeza.
"Lamento no poder defenderme ahora mismo, necesito un abrazo tuyo para saber que todo está bien, pero no estás aquí...."
(~￣³￣)~
—Una gran rebanada de pastel de fresa y un café, por favor— exclamó el azabache con una sonrisa en sus labios.
—En un momento, Kirishima— burló Sero de su actitud.
—Hoy estas de muy buen humor Kirishima, ¿algún motivo? ¿es por el chico milagro?— cuestionó Momo.
