Tristeza, frustración, ira y desesperación eran algunos de los sentimientos que el pelinegro tenía en ese momento, sintiéndose vulnerable mientras su amigo lo apoyaba en aquella situación.
Esos sentimientos perduran hasta encontrarse con aquellos oj...
¡Maka paka ika waka uh! Extraño El país de los sueños.
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Izuku esperaba impaciente en la entrada del edificio mirando a ambos lados jugando con sus manos, moviendo su pie en círculos murmurando palabras incoherentes, una amplia sonrisa iluminaba su rostro y miraba su celular cada tres segundos. No quería esperar más.
El azabache le dijo que lo invitaba a comer y llevaría a sus compañeros de trabajo para que lo conocieran. Estaba nervioso. Conocería a personas importantes para Eijiro y eso le emocionaba y a la vez aterraba por la idea de no estar a su altura.
Cuando estuvo en su casa pudo darse cuenta que no estaba acostumbrado a comer comida 100% casera, seguramente comía en restaurantes lujosos con vinos de todo tipo mientras reía en compañía de personas como él, la idea de sentirse inferior era una que no deseaba jamás volver a repetir. Su mente se despejó de esos pensamientos al ver un hermoso Bugatti Chiron acercarse hasta donde estaba él parado, el vidrio del copiloto bajo y sus miradas se encontraron; se escuchaban murmuros en la parte de atrás.
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—Bien, chicos, ya estamos por llegar, sólo denme unos minutos y nos iremos.
—¿Vas a dejarnos aquí adentro?— preguntó Neito sentado a un lado de éste.
—No, sólo... después lo entenderán.
—Seguro es un chico lindo y sonrie mucho, después de todo ese es el tipo de hombre que logra engatusar a Kirishima.
—Concuerdo con Mei, seguro es más tranquilo que tú— siguió Shoto, quién estaba al teléfono.
—Y posiblemente más educado- se escuchó a Yoarashi decir.
—¿Persona más educada que Kirishima? ¿Eso es posible?— cuestionó Testutetsu en la llamada.
Empezaron a reír mientras seguían burlándose del azabache, poniéndolo más nervioso de lo que ya estaba. El pecoso conocería a sus compañeros, personas con la posibilidad de comprarse lo que quisieran con sólo sacar su cartera, y qué hablar de su jefe y pareja, podrían comprarse cuatro casas en ese mismo momento; eran personas que cenaban en restaurantes, la mayoría contaba con auto y/o casa propia, celulares de nueva generación, habían viajado por todo el continente Asiático, tenían más de tres lenguas aprendidas y no sabían lo que era una comida casera. Al contrario de él y Katsuki que tuvieron que trabajar duro para conseguir todo lo que tenían ahora, y bueno, tampoco era que Momo fuera como ellos, en su niñez fue una niña mimada por su familia hasta que conoció la verdad de la vida y cambio su forma de pensar... el caso era que Izuku se sentiría incómodo pero haría todo lo posible para que no fuera así.
Ya sea en este auto o el que los seguía, todos callaron al ver a un tierno peliverde esperando afuera de un edificio bastante bonito y más cuando el azabache sonrió. Sin que le dijeran, Neito se pasó a la parte de atrás donde Mei, sin reprochar, le hizo espacio. Eijiro agradeció eso. Mientras más se acercaba el Bugatti al peliverde más nerviosos/ansiosos se ponían los chicos hasta que el auto paró y Eijiro bajó el vidrio.
