Capítulo 6: Genuino.

4.1K 529 192
                                    

Izuku sacó sus llaves y abrió la puerta, Kirishima estaba tan nervioso que juraría estar sudando, pero confiaba en sí mismo, tenía que volver a confiar en sí mismo.

—MAMÁ— al igual que siempre después del trabajo, gritó.

—¡AQUÍ!— le siguió su madre, su voz indicaba que estaba en la cocina.

Kirishima le dio un poco de risa que hicieran eso, aligerando su nerviosismo.

—Vamos, ven, mamá está en la cocina— se quitaron los zapatos y se dirigieron al lugar.

—Izuku, cariño, la cena está lista, ¿podrías ayudarme a acomodar la mesa?— se limpiaba las manos en un trapo húmedo mientras se volteaba a ver a su hijo.

—Sí, mamá, claro. Eh, mira— le indicó a Eijiro, que ya estaba más tranquilo con el olor de la comida, —Él es Kirishima, un amigo, el que te conté antier.

Su madre miro al chico con una sonrisa en sus labios, era muy parecida a él peliverde salvo que no tenía pecas y era más baja que él. Vasto con mirarla un poco para saber que se parecía más a ella que a su padre, como le indicó el pecoso.

—Encantada de conocerlo, Kirishima— después de limpiar adecuadamente sus manos, le ofreció ésta cortesmente —Soy Midoriya Inko, la mamá de Izuku.

—El gustó es mío— ambos estrecharon su mano, —Creo que no hace falta presentarme pero... soy Kirishima Eijiro.

—Me trajo del trabajo pero como ya es muy tarde decidí invitarlo a dormir— respondió la duda que su madre tenía, que le indicó mirándolo curiosamente.

Espera, ¿qué? Eso no es lo planeado, no, Midoriya le dijo "tomar algo" nunca que se quedaría a dormir. "Así no tendría motivos para decirle que no...." mierda era cierto, ahora todo tenía lógica.

—Pues siendo así, creo que tenemos una habitación desocupada. No hay que hacerlos esperar seguro tienen hambre, vamos a cenar— prepararon la mesa y sirvió los platos.

Kirishima se sorprendió, hacia mucho que no comía algo parecido. Las veces que iba a casa de su amigo solía servirle comidas dignas de un restaurante con 3 estrellas Michelín, por mínimo. Pero desde que Kaminari se había ido, no había vuelto a comer platillos así, no pudo evitar sonreír melancolicamente.

—¿Sucede algo Kirishima? Lamento que la cena no sea algo a lo que este acostumbrado, me tomo por sorpresa su visita— se disculpó Inko.

—No, esta bien, es algo que extrañaba, le agradezco— aceptó la taza de té y los tres empezaron a cenar.

—Así que... cuénteme, ¿cómo conoció a Izuku?— pregunto la peliverde emocionada por el tema.

—Bueno, pues... lo conocí cuando iba rumbo al trabajo, me sentí mal derrepente y...

—Le ofrecí ayuda.

—Su hijo me ofreció ayuda, para agradecerle lo lleve a su trabajo.

—Me llevo al trabajo para agradecerme.

—Jamás me imagine que trabajaríamos tan cerca.

—Trabajamos tan cerca~

—¿Me imitas o algo parecido?— pregunto el azabache arqueando una ceja

—¿Ah? No, para nada es sólo jajaja perdón— se puso nervioso y desvió la mirada al plato.

Su madre veía enternecida la conversación. Izuku le contó sobre la persona que ayudó, de lo amable que fue al llevarlo al trabajo, de lo tan bien que se llevaban juntos y, aunque sonara un poco bastante interesado, del lindo coche que tenía. El que su hijo hablará mucho de alguien y no fuera 2D le hacia sentir feliz, tal vez su hijo volvería a encontrar el amor.

La cena pasó relajada, dando uno que otro chiste o broma del trabajo y volviendo agradable el ambiente. Una vez acabaron, recogieron todo e Izuku se fue por una pijama.

Inko guió a Eijiro a una habitación vacía —lamento no sea muy grande pero espero pueda dormir cómodamente.

—Esta bien, es cómoda, agradezco su hospitalidad .

La peliverde se aseguró de que Izuku no estuviera cerca, respiró aliviada de saber que no —Ya que estamos solos.... ¿podría hacerle una pregunta? aparte de esta, claro.

—Por supuesto, no veo el problema— respondió Eijiro .

La mujer pensó un poco pero decidió preguntar y no quedarse con la duda —¿Te... gusta Izuku, cierto?

Eso lo tomo desprevenido, tanto que casi cae al suelo de la sorpresa, ella sabía, era madre después de todo, sabía de los sentimientos juveniles por experiencia propia y tenía una idea se lo que pasaba por la cabeza del que tenía frente suyo. Este muy apenado y nervioso se limitó a asentir con la cabeza mirando a cualquier otra cosa.

—No tienes por qué sentirte mal por eso, Kirishima, él es muy buena persona aunque sea yo quien lo diga teniendo en cuenta que soy su madre pero, yo creo que podría darte una oportunidad. Él ha sufrido bastante, es momento que pueda disfrutar, ¿no?

—¿Realmente cree que yo pueda...— el decir eso frente suyo era raro, —...gustarle?

—Si se trata de amor todo es posible. Estoy segura de ello.

Izuku tocó la puerta, con cuidado la abrió y el entregó la pijama a él azabache dejándolo sólo para que pudiera cambiarse no sin un "descansa" por parte de ambos peliverdes. Las palabras de Inko sonaron por su cabeza un buen rato "si se trata de amor todo es posible. Estoy segura de ello".

Pero había algo que no pensó, que no tenía contemplado, ¿qué haria si una de sus "pesadillas" lo despertaran a mitad de la noche? Sabía perfectamente que era muy ruidoso y lo menos que quería era causar un alboroto por algo sin mucha importancia, además no tenía consigo las pastillas para contrarrestar el dolor, las que cargaba consigo siempre se quedaron seguramente en ascensor. Jodida mierda diría Bakugou, si estuviera en aquella situación, para empezar no creía que el fuera a aceptar el estar de invitado en casa de alguien que hacia sólo 3 días conocía. Menudo desastre que era su vida y ese problema no hizo más que recordarselo.

En fin, daba igual, sólo tenía que relajarse y no pensar en.... rayos, por qué las cosas nunca pasaban como él quería.

"Hey, tú, chico guapo...."

Debía calmarse.

"¿Quieres salir conmigo?"

Tenía que calmarse.

"¿A qué hora pasas por el pan?"

Contar hasta diez era buena opción.

"Si es contigo no me importa ser el diablo, papasito."

Respirar tampoco era malo, debía hacerlo.

"¿Me daría permiso de entrar al paraíso?"

Uno, dos, tres, cuatro, cinco...

Para suerte suya, logró calmarse y se terminó de vestir, resignado a la realidad de no poder olvidarlo tan fácil, se tumbó boca abajo en la cómoda y suave cama siendo abrazado por las sábanas. De alguna forma pensó que el pecoso lo abrazaría de la misma forma si vivieran juntos. No pudo evitar sonreír.
Tal vez pensar en él era la solución a sus problemas.

Y se quedó profundamente dormido.

Persona Equivocada 》Kirideku《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora