Redada Policial

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Kogoro miraba las fotografías que colgaban de aquella pared y apretó los puños con rabia. Aquel sujeto había tomado muchas imágenes de Shinichi, la mayoría en su casa, tanto a la salida por las mañanas para ir al instituto, como a su regreso a la tarde. Se había aprendido sus horarios muy bien para poder cogerle cuando él quisiera.

Pero lo que enfureció más al detective privado fue ver que también había fotos tomadas en la entrada de su agencia, de modo que junto al chico se hallaba además Ran. Que ese desgraciado conociera a su hija y su relación con Shinichi, le hacia hervir la sangre, porque podía haber ido a por ella.

Miró a su alrededor. En cuanto el detective Takagi había llamado notificando que habían encontrado un escondite del secuestrador, parte del departamento policial se había traslado a la vivienda inmediatamente. Ahora, se hallaban registrando a conciencia el lugar, en busca de alguna pista sobre dónde podría haberse llevado a los cuatro muchachos. Por el aire volaban papeles y los agentes se chocaban unos contra otros, mirando hasta debajo de las baldosas.

Cogió una de las fotografías en la que se veía un primer plano de Ran tomando de la mano a Shinichi mientras los dos paseaban, y la rompió en pedazos. Iría a por él, no dejaría que le hiciera daño a ningún joven más, y mucho menos a Ran.

- Entiendo como te sientes - oyó una voz a su espalda, Kogoro se giró y vio que quien había hablado era el inspector Nakamori. Llevaba una fotografía en la mano en la que se podía ver a un chico y una chica - Ese maldito sacó también muchas fotos de mi hija Aoko... No quiero imaginar por qué quería conocer tan bien los rasgos de su rostro.

- Lo importante - se metió en la conversación Megure - es que no ha tenido tiempo de ir a por ellas. Le pisamos los talones, y ahora es cuando puede cometer un error.

- ¡Inspector, aquí, tenemos algo! - exclamó Sato.

Los tres hombres acudieron corriendo al lugar desde donde les había llamado la detective. Debajo del tablero de la mesa, Sato había encontrado un compartimento oculto, y dentro, un plano enrollado.

Apartaron de un tirón las cosas que se hallaban sobre la mesa y extendieron el plano para estudiarlo. En él podía verse dibujado un edificio bastante grande dividido en tres plantas, dos subterráneas y una principal. En la parte subterránea se hallaban dispuestas varias habitaciones marcadas con nombres tales como "sala de cristal" "escalera de las letras" "sala de los cuchillos".... Y todas parecían estar conectadas entre sí, creando así un círculo cerrado. Sólo la planta principal se hallaba comunicada con el exterior.

- ¿Qué es este lugar? Es como un laberinto - comentó Nakamori en voz alta mientras estudiaba el plano.

- Puede que sea donde se hallen los chicos... - meditó Sato en voz alta - en la biblioteca hemos encontrado muchos libros de juegos mentales, e información sobre cómo construir todo tipo de scape rooms...

- ¿Quieres decir que ese sujeto ha creado una especie de parque temático de misterios para torturar a los estudiantes que secuestra? - Kogoro lo dijo con sarcasmo.

- Puede que no sea algo tan disparatado después de todo... Hemos visto que ese tipo no les capturó al azar, los eligió por algún motivo. ¿Y si fue a causa de su habilidad para resolver rompecabezas? Como una especie de prueba - dijo Megure - ¿Qué se sabe del otro sujeto de la furgoneta?

- Sólo hay una empresa de jardinería que utilice ese tipo de furgonetas para sus repartos. Afortunadamente, Shiratori pudo ponerse en contacto con el dueño que se prestó a colaborar. Ahora está reunido con él.

Un teléfono se escuchó a lo lejos y la voz del detective Takagi respondiendo. Nadie le hizo demasiado caso. Todos seguían mirando el plano de aquel edificio.

"¿Dónde? - pensaba Sato - ¿Pero dónde puede ubicarse un sitio tan grande?¿Y cómo es que hemos encontrado esta pista tan importante tan fácilmente, cuando hasta ahora nuestro hombre fue muy cuidadoso por no dejarnos ninguna?"

En ese momento, Takagi entró corriendo, móvil en mano.

- ¡Inspector! - gritó muy alterado - ¡Shiratori les ha encontrado! ¡Sabe donde se encuentran los chicos!

~~~~~~

- Wow... ¿Conoces a Kudo desde hace tanto tiempo? ¿Y siempre has estado enamorada de él?

Ran y Aoko se hallaban juntas en la cafetería de las oficinas policiales. Debido a la tensión y a la tristeza que la dominaba, Aoko había empezado a tener mucho frío y a temblar. Al verla en ese estado, Ran había sentido mucha pena y se le ocurrió que tal vez tomar algo caliente les viniese bien a las dos.

Ahora, con una taza de té delante, poco a poco se habian ido sintiendo a gusto la una con la otra, como si se conociesen de toda la vida, de tal modo que empezaron a hablar de temas personales y a abrir su corazón.

- Si, aunque tarde un tiempo en darme cuenta de lo que sentía por él. Me ponía tan nerviosa cuando empezaba a hablar sin parar de Sherlock Holmes... Y siendo tan arrogante... pero también era dulce y valiente y atento conmigo. Eso hizo que me enamorase sin remedio.

- Te entiendo. Kaito es igual. Su padre fue un gran mago y Kaito estaba muy unido a él. Desde su muerte, parece que se obsesionó con la magia y con superar a su padre, de tal forma que siempre me está molestando con toda clase de trucos, y siempre los usa de excusa para verme la ropa interior el muy idiota. Pero... sé que puedo contar con él cuando le necesite y que estará a mi lado, y le perdono sus gestos infantiles porque sé que en realidad es un soñador romántico que le gusta hacer felices a todos.

- Le quieres, no lo puedes ocultar - se rió Ran al ver la expresión embobada que se le había puesto a Aoko.

- No... Yo... - Aoko se llevó las manos a las mejillas, se estaban poniendo muy rojas de vergüenza. Pero tras unos segundos su expresion cambió, y volvió a entristecerse - Aunque le quiera, no creo que él sienta lo mismo por mí. Y no puedo preguntarle directamente. Se reíria de mí.

Ran extendió las manos y tomó las de Aoko. La sonrió para darle ánimo.

- Quizás él siente lo mismo por ti Aoko, y no se atreve a decirlo... Los chicos a veces necesitan un empujón, porque no les gusta hablar de sus sentimientos. - Ran pensó en Heiji y Kazuha, en como ninguno de los dos se atrevía a dar el paso de confesarse su amor mutuo.

- Puede ser... Es tan reservado a veces, como si escondiese otra cara... En ocasiones hasta he creído que era Kaito Kid, porque había similitudes. Creerás que estoy loca.

- No, sé de lo que hablas.... Durante meses vivió un niño en mi casa, familiar de un amigo que no podía ocuparse de él. Muchas veces creí que era Shinichi en realidad, que por alguna razón se había rejuvenecido, porque su actitud y personalidad era tan parecida...

La puerta de la cafetería sonó en ese instante y las chicas vieron al detective Kazunobu Chiba entrar. Su aspecto era de agotamiento, su pelo se hallaba revuelto y sus ojos hinchados. Se acercó al camarero y pidió un café muy cargado. A Ran le dio bastante pena.

En lo que esperaba a que el café estuviera listo, su móvil sonó. Con un gran bostezo miró quien era el que llamaba y contestó.

- ¿Si? Hola Takagi, dime... ¡¿Qué, qué les habéis encontrado?! Voy para allá con varios agentes de inmediato.

Sin despedirse, ni avisar que ya no quería el café, Chiba salió corriendo de la cafetería. Las chicas se miraron lentamente. Se hallaban paralizadas por lo que acababan de oír. Poco a poco reaccionaron.

- Les... Les... - murmuró Ran.

- Han encontrado...

- Shinichi...

- Kaito...

- ¡Detective Chiba, esperenos! - gritaron ambas, a la vez que salían corriendo en pos del detective.

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