Era una chica del montón, o eso decían. Ella se miraba al espejo con cara de descubrir algo nuevo. A la espera de subir su ánimo con un auto piropo.
—No estoy tan mal— se decía a si misma con una tímida sonrisa.
Salía de casa para estar con sus amigas. Antes de llegar se miraba en el reflejo de los coches y escaparates para asegurarse de que iba bien. A su gusto. Al gusto de los demás. Por el camino se cruzó a un chico de su misma edad. Más o menos. Ambos se miraron. Ella con timidez y él con picardía. Fueron milésimas de segundo pero a ella le parecieron eternos. Su corazón latía a más de mil como si un lobo hambriento la persiguiera. Sin saber por qué, la imagen de ese chico no se fue de su mente. Su único deseo era volver a verlo. Pasaba todos los días por la misma calle donde una vez lo vio, haciendo el mismo recorrido día sí y otro también sin tener un motivo aparente. Pero para ella si había un motivo. Con una sonrisa segura y añadiendo una nueva frase a su auto piropo ante el espejo se decía:
—No estoy tan mal. Seguro que le gusto.
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RELATOS DE BOTELLA AUN SIN ABRIR
RastgeleBreves relatos inspirados en el amor y el desamor con aires de fantasía y realismo que rompen con cualquier carácter monótono y repetitivo gracias también a personajes entrañables y carismáticos que harán que te identifiques con cada una de las hist...