Dicen que las almas fragmentadas buscan algo que las complete, ya sea su alma gemela o un espíritu que no ha logrado cruzar para descansar en paz. Los espíritus buscan almas rotas para poder unirse a ellas por toda la eternidad usando al humano vivo...
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Las calles estaban en silencio y casi en completa oscuridad de no ser por las tenues luces que apenas iluminaban su camino a casa. JiMin se había quedado hasta tarde para poder terminar de organizar la agenda de su superior TaeMin, pero se había atrasado más de lo esperado y ahora caminaba a casa a las 3 am.
— Estúpido TaeMin que no sabe cuidar sus agendas, es la tercera en el mes que debo de hacer y... —JiMin detuvo su charla consigo mismo para escuchar atentamente, sus ojos se movieron por la calle, se escuchaban pasos acelerados pero no había nadie cerca.
O eso pensó, por un par de manos lo empujaron dentro de un callejón lleno de basura y con un hedor a paredes húmedas y comida podrida.
— Pensé que sería un poco más difícil encontrar al pequeño que trabaja con el señor Lee. —Se mofa un chico de cabello rubio, parece ser extranjero por su acento y su complexión. JiMin no sabe qué hacer.
El pequeño pelirrojo frunce el ceño y camina de espaldas tratando de alejarse del sujeto rubio pero un cuerpo detrás de él lo detuvo.
— No JiMin, no irás a ningún lado hasta que nos digas en qué está trabajando el señor Lee.
JiMin de verdad tuvo miedo, él sabía que su jefe no era una mala persona pero también sabía que estaba metido hasta el cuello en cosas peligrosas gracias a su padre y hermano que ahora estaban muertos. El pelirrojo sabía que su jefe tenía una familia que amaba mucho, dos hijos y una esposa que amaba con todo su corazón, JiMin los conocía, él sabía que si decía algo de lo que sabía ellos pagarían las consecuencias.
Los dos extranjeros arrinconaron al pelirrojo el cual supo su destino porque sería valiente por las personas que lo acogieron y confiaron en él cuando nadie más lo hizo.
— No les diré nada, nada de lo que hagan me hará cambiar de opinión. —JiMin se sintió orgulloso de sí mismo, su voz había salido fuerte y sin temblar, contrario a como se sentía realmente. Al pelirrojo ni si quiera le importaba saber cómo sabían su nombre aquellos sujetos.
Dos personas más llegaron al callejón y estaban acompañados de un joven de cabello negro, ojos rasgados y labios llenos, JiMin reconocería a su hermano JiHyun en cualquier lado. El pelirrojo frunció el ceño, su corazón saltó en su pecho y sus manos se empuñaron, mentalmente agradecía no haber traído su maletín ni sus cosas del trabajo. Ahora era obvio porqué sabían su nombre
— Pero mira nada más quien ha decidido aparecer, ¡el bastardo malagradecido! —Exclamó JiMin con fingida alegría, se recargó en la pared más cercana y le brindó una hermosa sonrisa cuando su hermano mayor puso mala cara.
— Yo no soy el bastardo Minnie, acá el maricón es otro.
— Maricón o no papá y mamá me amaban más a mí. —Se mofó JiMin de su hermano haciéndolo enojar poco a poco. — ¿Ya dejaste de ser una vergüenza y un fracaso?
