Donde Nunca Esperas (Pausada)

CAPITULO 3

Daniel era el típico chico que o adorabas u odiabas, o eras parte de su mundo y pensabas que era maravilloso o te parecía un creído que no podía pensar mas de dos palabras seguidas. Era el chico popular que jugaba al baloncesto (en este caso), rubio de ojos azules y tenía una sonrisa arrebatadora que volvía locas a todas las chicas y puede que a algún chico en secreto. Medio instituto estaba enamorado de Daniel.
  Elena a veces pensaba que era de las pocas que se resistía a sus encantos. Y sí, aunque todo el mundo pensaba que estaban enamorados, no era verdad. Tampoco salían enserio, era lo que ellos llamaban una relación de estrategia.
  Al principio solo era en momentos puntuales, cuando sabían que iba a pasar por ese lugar una persona a la que uno de ellos quería poner celosa. Resultaba que a Daniel le gustaba una amiga suya que se llamaba Alina, pero que ella solo lo veía como su amigo.
  Poco a poco fueron quedando mas a menudo, siempre asegurándose de que otros supieran que habían quedado, se sentían a gusto juntos y acabaron contándose los problemas que no contaban a nadie más, bueno por parte de Elena, Lucía sabía muchas de esas cosas.
  La verdad era que solo se habían besado un par de veces, una delante de Alina y otra delante de Raúl. Elena al fin acabó admitiendo que le gustaba Raúl delante de Daniel y estaba con este para hacer creer a Raúl que lo había olvidado y así que pudiera salir con su amiga. Esto no lo podía saber ninguna de sus amigas, por lo que contárselo a Daniel fue un alivio.

 
  Daniel salió de su casa, era martes y había quedado con Elena en un parque porque Alina solía pasar los martes por ese sitio. Llevaba en su mochila el libro de física, porque a pesar de lo que pensaran algunos, él no era un idiota sin cerebro, iba al bachiller de ciencias a la misma clase que Elena, aunque le costaba esa asignatura y ella lo ayudaba. Así también Elena tenía una excusa para que sus padres la dejaran salir de casa, les decía que le daba clases de repaso, que también era verdad.

  Cuando llegó, ella ya estaba en el banco.
-Llegas tarde- dijo Elena- ha pasado Alina y no estabas, me ha preguntado por ti.
-¿Ah sí?- preguntó intentando no fingir interés, mientras se sentaba en el banco.
Elena se rió de él.
- Sí enamorado,- contestó -no llevaba a su perro, volverá a pasar, tienes suerte.
- Tampoco estoy tan desesperado, no te rías así de mí.
- Vale perdona- dijo ella, pero seguía teniendo una sonrisa en la boca.
- Sí lo llego a saber me quedo en mi casa- dijo mientras se levantaba molesto del banco. Le había costado admitir que le gustaba alguien y no quería que nadie y menos Elena se burlase de él.
- Eh, Dani, no te vayas por favor- dijo agarrándolo del brazo -quédate-.
Daniel se la quedó mirando, le gustaba que lo llamara Dani, era la única que lo hacía.
- Sí te quedas te puedes reír de mi, de lo patética que soy porque me gusta el novio de mi amiga y lo rechacé.
- Uf, suena tentador, creo que lo haré- contestó Daniel, ya se le había pasado el mal humor y se volvió a sentar en el banco.
  Justo en ese momento paso Alina con su perro cerca suyo, los saludó con una sonrisa y siguió su paseo.
  Elena se inclinó hacia Daniel
- Corre ve - le susurró.
- ¿Qué?- preguntó confuso.
- Dani esta es tu oportunidad, ve ahora y dile algo.
- Algo como qué.
- ¿Te lo tengo que decir yo todo? Ve y dile de hacer algo los dos el sábado.
- Vale, vale, voy. Deséame suerte- dijo emocionado.
Daniel se levantó y fue corriendo detrás de Alina, Elena vio como la alcanzaba y se ponían a hablar. En algún momento miraron hacia ella y cuando acabaron se dieron un abrazo y Daniel se encaminó hacia Elena con una sonrisa.
-¿Que te ha dicho?- le preguntó ella.
- Quiere que quedemos a comer el sábado y luego iremos al cine por la tarde- se paró un momento a pensar- creo que le gusto. Pero, ¿y si me pide salir? ¿Se lo pido yo mejor? Pero no tengo ni idea de llevar una relación, no sabría que decirle y además...
  Se estaba empezando a poner nervioso Elena lo encontraba adorable, seguro que nadie más lo había visto así nunca. Lo cortó para que se relajara.
- Eh! Dani tranquilo, no pasa nada, creo que nadie sabe cómo llevar una relación al principio. Simplemente sale solo, si estás con la persona adecuada y sientes que puedes confiar en ella. Y no pasa nada si no sabes que decir, a la otra persona no le importará porque te querrá un montón.
- Vaya, que profundo te ha quedado- dijo Daniel y ambos se empezaron a reír con ganas.
- He visto que miraba hacia aquí mientras te hablaba- dijo Elena- ¿Te ha dicho algo de mi?
- Me ha preguntado si no te importaría que quedáramos los dos.
- Vaya parece que va enserio. ¿Y que le has contestado?- preguntó Elena intrigada.
- Pues le he dicho que no estábamos en nuestro mejor momento y que te daba igual- contestó Daniel.
- Qué deprisa terminas nuestra relación- dijo Elena con una sonrisa.
- Vale ahora que lo pienso quizás no ha sonado muy bien. Déjame compensarte, ven a mi partido de baloncesto el sábado por la mañana y luego nos vamos a tomar algo.
- No podemos hacer eso.
- ¿Por qué?- preguntó Daniel extrañado.
- Porqué si Alina va al partido y me ve y luego vamos a tomar algo se te arruinará el plan con ella- contestó Elena.- Es de lógica, si no voy, pensará de verdad que no estamos bien y así será más fácil cuando comáis.- Elena se sentía orgullosa por pensar en todo eso.
- Vale, he de admitir que tienes razón- dijo Daniel.
- Como siempre.
- Cuidado que te has dejado la modestia en casa.
- Pues como tú- repuso Elena.
Ambos comenzaron a reírse otra vez.
- Si quieres compensarme- dijo Elena- saca tu libro de física y ayúdame a hacer los deberes.
- Uf, que aburrida eres- se quejó Daniel, pero sacó su libro.
- Venga no te quejes, después podemos ir a merendar patatas.
Elena sabía lo mucho que le gustaban a Daniel y por eso él no pudo resistirse. Él sonrió y empezaron a hacer los ejercicios.